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By IvanPatxi El Siglo de las Sombras
El valle inquietante (Ep.5)

El valle inquietante (Ep.5)

2/11/2025 · 01:09:30
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Description of El valle inquietante (Ep.5)

En este episodio exploramos un futuro cercano donde la tecnología se integra profundamente en el cuidado de nuestros mayores, planteando un dilema entre innovación y humanidad.

A través de un relato que nos sumerge en el concepto del 'valle inquietante', analizamos cómo la inteligencia artificial y la robótica podrían transformar la vida de las personas mayores, y las implicaciones de delegar el cuidado humano a las máquinas.

¿Estamos preparados para un mundo donde los robots antropomorfos sean nuestros compañeros? ¿Cómo equilibrar la eficiencia tecnológica con la necesidad de conexión humana?

No te pierdas esta conversación reveladora con el profesor Rafael Magdalena, doctor en ciencias físicas por la universidad de Valencia y experto en telemedicina y machine learning, donde analizamos los desafíos éticos y tecnológicos de esta transformación, y descubrimos si podemos construir un futuro en el que la tecnología no nos aísle, sino que nos conecte de forma más profunda.

El Siglo de las Sombras es una obra literaria de Jaime Martín.

Este podcast esta coproducido entre Ivoox e Iván Patxi Producciones.

Narración: Iván Patxi Gómez Gallego
Edición, montaje y postproducción: Iván Patxi Gómez Gallego
Entrevistas: Jaime Martín

Web: https://elsiglodelassombras.com/

Disponible en Ivoox, Apple podcast, Spotify, Amazon Music, y el resto de agregadores de podcast.

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Capítulo cinco el valle inquietante día treinta no sabría decir qué era pero volvía a estar ahí una mañana más la taza de café humeaba sobre la mesa de cristal que filtraban los primeros parpadeos de un día de prematuros y agobiante calor el viejo no se a tomarla entre sus arrugadas manos sabía que todavía faltaban largos minutos hasta que pudiera saborear la bebida pero estaba impaciente la pesa ada infinita nada en la que se habían convertido sus días se había quebrado contra su voluntad no sabría decir qué era pero podría estar en su rostro a primera hora de la mañana o en la penumbra de la tarde casi le hubiera tomado por un semejante acaso algún bisnieto que había venido a visitarle arrastrado por un súbito ataque de conciencia imposible no sabría decir qué era pero aquel ser con el que le habían obligado a convivir le revolvía el estómago le hacía sentir un escalofrío que se retorcía en su espina dorsal desde que abrían los ojos hasta que se dejaba caer fatigado cada noche en su cama le imponían una presencia extraña y no podía hacer nada para evitarlo es una verdadera putada que no pueda sentir el odio con el que ahora mismo te estoy mirando a andrew el viejo no lo dijo con la ira o el rencor que se desprendían de sus palabras sino como un hecho empírico comprobable el sol sale por el este y le odiaba lamento que sea así lamenta sabe perfectamente que entiendo su reacción el café desprendía un intenso aroma último refugio matutino ante lo predecible no sabría decir qué era no pero tal vez fuera su voz ese timbre aflautado y paternalista diseñado para reconfortar para simular auténtico aprecio allá donde era imposible que lo hubiera cuántos minutos llevamos hoy preguntó el viejo que conocía perfectamente la respuesta veintitrés minutos y dieciseis segundos no había manera de engañarle pensó siempre le quedaba la posibilidad de iniciar una conversación banal y retirarse sus propios pensamientos aunque en aquella época de tu vida ya no tenía pensamientos originales sino recuerdos de situaciones de sensaciones y conversaciones desgajadas por el paso del tiempo momentos que ya sólo existían en su cabeza y que revisitada una y otra vez ese era el verdadero valor de las experiencias de toda una vida la capacidad de refugiarse en ellas y obviar el desolador presente solía pensar que el tiempo pasaba más rápido cuanto más viejo te arrancó de nuevo el anciano pero desde que estás aquí mis días son insoportablemente lentos que tienes que decir a eso andrew el otro no respondió de inmediato el negro café reflejaba su rostro perfectamente simétrico como un oscuro espejo del que apenas se desprendía ya humo lo crea o no robert para mí también es desagradable esta situación ahí estaba otra vez esa voz cálida y comprensiva que trataba de sacar al viejo de su cueva de atraerle al brillo de la interacción con un ser inteligente no te lo pongo fácil era un placer retorcido el que el viejo experimentaba cada vez que torturaba a la criatura con sus afiladas preguntas aquellos seres no estaban programados para filtrar la bilis producida por un anciano que sólo desea que le dejen tranquilo andrew pareció no escucharle se levantó de la silla y abandonó el pequeño porche para cobijarse del fuerte sol en la sombra del alto limonero que presidía el jardín apenas tuvo que alargar un poco los brazos para tomar uno de los frutos de una rama cercana dígame por qué limones rover no sabría decir que era acaso la forma en la que miraba si esos grandes ojos azul cobalto que no contemplaban sino examinaban analizaban diseccionaba en cada fragmento de la realidad como si en todo hubiera una conclusión ocultas incluso en aquel simple limón de vibrante amarillo mi médico dice que sus algoritmos dicen que debo tomar más cítricos algo relacionado con el sistema inmune se supone que es bueno para mí aunque yo creo que cualquier posibles beneficios de dar gracias al efecto placebo la mañana era silenciosa y la voz cuarteada y espera del viejo casi parecía cargada de una rara energía encontraste andrew mantenía su tono un punto por debajo

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