El valor de un soldado puesto a prueba

Queridos amigos, bienvenidos al canal del coronel, este canal que siempre está y estará a vuestro pleno servicio. Tanto es así que hoy tenemos un invitado que ha sido, digamos, aclamado por vosotros, que me pedíais que viniera y encantado de que esté porque es amigo, fue alumno mío del curso de Estado Mayor y le tengo un gran aprecio. Mirad, el martes pasado el gran general Dávila, nuestro buen amigo, nos invitó a una serie de generales y de coroneles que habíamos participado en su último libro, que os recomiendo, El mesón del legionario de Madrid. Y durante la comida, nosotros hacemos bromas del ámbito militar, entre nosotros, y un general comentó en un determinado momento, no hay nada más cobarde que un militar en tiempo de paz. Una frase que en principio nos puede llamar la atención, ¿verdad? Hasta cierto punto tiene lógica, porque no olvidemos que los militares, un sistema democrático, un país democrático, estamos subordinados al poder político, como tiene que ser.

Eso significa que los militares muchas veces no estamos de acuerdo en absoluto con lo que los políticos están haciendo, el gobierno de turno, pero no nos queda más remedio que acatar esas órdenes, estemos de acuerdo o no, y nos mandan a escenarios en los que sabemos que no pintamos nada, que es más, que estamos poniendo en peligro la vida de otros compañeros o incluso el que el país entero pueda entrar en una guerra, pero recibimos esas órdenes y las cumplimos, por supuesto, en primer tiempo de saludo, como decimos siempre, sin protestar. Entre otras cosas, tampoco podemos protestar porque no tenemos ni sindicatos, pero no significa que estemos de acuerdo, evidentemente, con esas decisiones políticas y, por tanto, sobre todo los militares en las más altas instancias, pues tienen, como digo, que tragar muchos sapos. Y tiene lógica, pero a pesar de todo no debemos olvidar tampoco que los militares no servimos a ningún gobierno en concreto. Recibimos órdenes y las cumplimos de los gobiernos elegidos democráticamente por el pueblo, por los ciudadanos, porque los militares a quien servimos es a la patria.

Lo que servimos es al Estado y, sobre todo y por encima de todo, servimos a los ciudadanos, a nuestros conciudadanos. ¿De dónde salimos? Al pueblo. No servimos a ningún gobierno, evidentemente. Y cuando hay circunstancias excepcionales en las que la salud del pueblo, la integridad del pueblo, la seguridad del pueblo, las necesidades verdaderas del pueblo pueden estar en riesgo, hay algunos militares que deciden no tragarse el sapo, no callarse, deciden levantar la voz, porque piensan que de esa forma es cuando de verdad están cumpliendo con su obligación, con lo que han jurado besando a la bandera, este beso sagrado que realizamos los militares, en la que nos comprometemos de verdad, de corazón, para siempre, hasta la última gota de nuestra sangre y hasta el último de nuestros días, estemos en la situación que estemos, a defender la soberanía, la integridad, la independencia de nuestra patria y, sobre todo, la seguridad, la defensa de nuestros conciudadanos.

Y dentro de ese ámbito tan amplio de la seguridad y la defensa, también entran cuestiones como puede ser la salud y, por tanto, hay militares que deciden no callarse, incluso arriesgando su profesión, arriesgando incluso las necesidades de su propia familia, porque pueden verse expulsados del ejército, evidentemente, precisamente por alzar la voz, porque habrá políticos que no les guste lo que digan, pero hay algunos que no les importa porque, precisamente, por encima de todo, está el cumplimiento de ese juramento sagrado que hicieron de defender a la patria y a sus conciudadanos. Y hoy tenemos el privilegio de que nos acompañe, precisamente, Carlos Martínez Vara de Rey, que es de esas personas, de esos militares, honestos, honrados, comprometidos, que tienen muy claro cuál es ese beso sagrado que realizaron, ese compromiso sagrado que realizaron y que no dudaron en algún momento, jugándose su carrera, jugándose el pan de sus hijos, no dudaron en, precisamente, en levantar la voz cuando fue necesario para verdaderamente defender a sus conciudadanos. Así que vamos a dar paso ya a Carlos, que nos tiene que contar muchísimas cosas. Este coronel extraordinario que los acompañó.