Vera, de Villiers de L’Isle Adam

Los cuentos de la casa de la bruja tu pocas semanal de relatos de misterio ciencia ficción terror cada viernes al caer la noche un nuevo relato si te gusta nuestro contenido suscribe te y si te encanta hazte fan desde el botón azul apoyar y accede a todo el conteo unido extra y ahora disfruta de este programa hoy presentamos verá debilidad del islam el amor es más fuerte que la muerte ha dicho salomón su misterioso poder no tienen límites concluía una tarde otoñal en parís cerca del sombrío barrio de san germán algunos carruaje es ya alumbrados rodaban retrasados despues de concluido el horario de cierre del bosque unos derechos se detuvo delante del portal on de una gran casa señorial rodeada de jardines anteojos encima del arco destacaba un escudo de piedra con las armas de la vieja familia de los condes datos una estrella de plata sobre fondo de azul con la divisa pálida y prix bajo la corona príncipes cca forrada de niño las pesadas hojas de la puerta se abrieron un hombre de treinta y cinco años enlutado con el rostro mortalmente pálido descendió en la escalinata los sirvientes taciturno tenían alzadas las antorchas sin mirar les el subió a los peldaños y dentro era con de datos vacilantes ascendió las blancas escaleras que conducían a aquella habitación donde en la misma mañana había acostado en un féretro de terciopelo cubierto de violetas entre lienzos de batista a su amor voluptuoso desesperado a su pálida esposa vera en lo alto la puerta giro suavemente sobre la alfombra el levantó las cortinas todos los objetos permanecían en el mismo lugar en donde la condesa los había dejado la víspera la muerte súbita la vía fulminado noche anterior su bien amada se desvanecía entre placeres tan profundos se perdiesen tan exquisitos abrazos que su corazón quebrado por tantas delicias sensuales había fallecido sus labios se mojaron bruscamente con un rojo mortal apenas tuvo tiempo de darle a su esposo un beso de a sonriendo sin pronunciar una sola palabra luego sus largas pestañas como hacen dales de luto se cerraron para siempre aquella jornada sin nombre ya había transcurrido hacia el mediodía después de la espantosa ceremonia en el panteón familiar el conde dato él despidió a la fúnebre escolta después solo encerró se con la muerte entre los cuatro muros de mármol y cerró la puerta de hierro del mausoleo el incienso se quemaba en un trípode de frente al altavoz una corona luminosa de lámparas en la cabecera de la joven difunta la aureola como estrellas el en pie en sí misma con él solo sentimiento de una ternura sin esperanza se había quedado allí durante todo el día alrededor de las seis en el crepúsculo salió del lugar sagrado al cerrará el sepulcro quito la llave de plata de la cerradura y empinado en el último peldaño de la escalinata la arrojó al interior del panteón cayeron sobre las losas interiores a través del trébol que adornaba la parte superior del portal por todo esto con certeza obedecía a la secreta decisión de no volver allí nunca más y ahora el revisó una solitaria habitación la ventana detrás de los amplios coordinar ejes de cachemira malva reclamados en oro estaba abierta un último y pálido rayo de luz del atardecer iluminaban cuadro envejecido de madera era el retrato de la muerta el conde miró a su alrededor la ropa estaba tirada sobre un sillón como la víspera sobre la chimenea estaban las joyas el collar de perlas el abanico medio cerrar y los pesados