Victoria Morales Gorleri (Presidenta del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes) Nada Personal

Ahora sí ya estamos conectados con nuestra próxima invitada, que es Victoria Morales Gorleri.

Bueno, ella estuvo hoy presente en lo que fue el último adiós del Papa Francisco allí en la Plaza San Pedro.

Así que voy a saludarte, Victoria, ¿cómo fue esto de estar ahí bien cerca despidiendo a Francisco? Tremendamente emocionante. La verdad es que es muy fuerte, muy fuerte ver el cariño de la gente, la multitud emocionada, rezando.

Y bueno, para mí y para varios que estábamos ahí, que lo conocemos hace tiempo, una emoción muy fuerte, ¿no? Porque era despedir a papá, así que fue muy fuerte. Lloré todo, estuve muy llorona todos estos días.

Pero agradecida a Dios y a la vida que nos haya dado tremendo Papa, tremenda persona.

Victoria, ¿cómo lo conociste a Francisco? Lo conocí porque yo soy docente y en el año 98, cuando me recibí, empecé a trabajar en el Arzobispo de Buenos Aires, en el área de educación.

Y al poco tiempo, Bergoglio asume como Arzobispo de Buenos Aires, antes estaba cobarrachino.

Así que a los pocos meses de estar trabajando, empecé a trabajar con él y trabajé 10 años.

Así que ahí se fue como formando un lindo vínculo, amistad. Bueno, un pastor que me acompañó y me siguió acompañando.

Tuve la suerte de venir una vez al año a Roma a visitarlo, de escribirnos, así que...

¿Cómo eran esas tardas con Bergoglio y a Francisco? Mirá, eran raras en el sentido de que yo decía, me está dando un montón de tiempo y lo está esperando el presidente de no sé dónde, ¿no? Y como que te impactaba porque él le daba tiempo a todo el mundo.

Y no, a veces hablábamos de alguna preocupación, en general, de temas sociales que le preocupaban mucho, de Argentina.

Yo soy política, fui diputada nacional del PRO, fui funcionaria a nivel nacional.

Entonces, bueno, ahora soy presidenta del Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes en la ciudad.

Así que son los temas que a él, a Francisco, siempre más le preocuparon.

Fui secretaria de Bienestar con las políticas de personas mayores, con lo cual hablaba mucho con Francisco de su preocupación a nivel mundial, ¿no? De estas franjas etarias, de las periferias existenciales, que él le llamaba así, ¿no? De esto donde, bueno, muchas veces no llegamos a acompañar a nuestro pueblo.

Y la gran tragedia de la soledad que viven muchas personas mayores, muchos niños, muchos adolescentes.

Así que las charlas solían ir por ese lado y después temas personales, de familia, de él.

Lo retaba yo un poco porque, claro, creo que éramos pocas las amigas mujeres.

¡Claro! Éramos pocas las amigas mujeres y madres, ¿no? Que tenemos ese vicio de retar a todo el mundo.

Entonces, sí, me preocupaba un poco su salud y siempre, o siempre no, pero algunas veces terminábamos medio como, bueno, pero che, cuidate, dejate de hinchar.

Claro que sí.

Sí, sí, sí.

María, ¿sabés qué me llamó la atención? Varios mensajes que escuché en esta última semana sobre el rol de la mujer, ¿no? Que tenía, o cómo pensaba Francisco sobre el rol de la mujer y esto que decías vos, ¿no? Cómo las mujeres a veces resolvían determinados problemas de manera diferente a los hombres y él señalaba esto como algo destacado, esto que decías vos.

A veces muchas mujeres resuelven los temas y Francisco les preguntaba, ¿y cómo lo resolviste? Y bueno, soy mamá, y él decía, bueno, no sé qué quería decir con eso, pero que resolvía el problema distinto lo hacía.

¿Estas charlas también las tenías con él? Sí, vos sabés que él tenía para mí una cualidad que es maravillosa y que se habla un poco de esto estos días, donde viste esto que dicen, que iba en subte, que iba caminando, que qué sé yo.

Yo creo que eso era una característica de él en términos de humildad o de austeridad, pero más fundamentalmente era conocer la realidad desde él, él mismo sacar las propias conclusiones con sus sentidos, sus emociones, conocer la realidad.

Y en torno a las mujeres, por ejemplo, en las charlas que teníamos, me preguntaba, yo tengo seis hijos, tuve cinco y adopté a una de mis hijas.