Description of El vinilo en el universo del streaming
Analizamos qué está pasando con el vinilo en la época del streaming en un podcast muy especial
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Hola, hoy nos metemos con algo que, bueno, parecía ya historia antigua, ¿no? Material de coleccionista y poco más.
Hablo de los discos de vinilo.
Sí.
Pero es que están volviendo de una forma espectacular.
Y lo curioso es que ya no es solo para los muy cafeteros, ¿eh? Están por todas partes.
Totalmente.
Y claro, la pregunta es obvia, pero ¿cómo ha pasado esto con el streaming dominando todo? ¿Qué hay detrás de esta vuelta? Pues sí.
Pues justo de eso vamos a hablar hoy.
Vamos a intentar, pues eso, desgranar un poco este fenómeno que es cultural y de consumo.
Y nos basamos en algunos análisis recientes que, la verdad, pintan un panorama muy interesante.
Es que, a ver, el contexto lo hace todavía más curioso.
Llevamos casi 20 años donde lo digital lo ha cambiado todo en la música.
Primero las descargas, bueno, ya sabemos, ¿no? Y ahora el streaming que es...
El reabsoluto, sí.
Prácticamente Spotify, Apple Music marcan como escuchamos música hoy.
Y en medio de todo eso, pues que resurja un formato físico, analógico y que encima es menos práctico, pues choca mucho.
Es muy significativo.
De hecho, fíjate, la imagen del vinilo se usa ya casi como un icono cultural.
De autenticidad.
Lo usan marcas que no tienen nada que ver con la música.
Es verdad.
Por eso.
Hoy lo que queremos es meternos a fondo.
Ir más allá de la anécdota y ver qué atrae de verdad a la gente hoy.
Qué supone esto para los números, para los artistas, los sellos.
Y qué futuro le espera, ¿no? Y qué futuro tiene, claro.
Si es una moda pasajera o algo más.
Vale, pues vamos a ello.
Empecemos por lo más básico, lo que lo diferencia de un archivo digital, que es un objeto.
Lo puedes tocar.
Eso es.
Es una experiencia física, coges la funda, que a veces es una pasada, el arte.
Sacas el disco con cuidado, miras la galleta, lees las notas.
Hay como un ritual, ¿no? Has dado en el clavo.
La palabra es ritual.
¿Y por qué nos atrae tanto eso ahora? Con tanta pantalla y todo tan intangible.
Pues yo creo que esa tangibilidad te da una experiencia que te envuelve más.
Que lo digital no te da igual.
No es solo oír, es ver, tocar, hasta oler.
Ese olor de vinilo nuevo o viejo.
¿Es verdad el olor? Para la gente más joven, que ha crecido con la música como algo, pues eso, etéreo.
Datos en una nube.
El vinilo es casi exótico.
¿Una novedad? Sí, una forma distinta de conectar con la música, con el artista.
Se percibe como algo más real, quizá.
Más intencionado.
De hecho, hay datos curiosos que apuntan a que un porcentaje, no sé, un 15, quizá un 20% de la gente que compra vinilos, ni siquiera tiene tocadiscos.
No me digas.
Sí, sí.
Lo compran como objeto de colección o para apoyar al artista directamente.
Qué curioso eso.
Comprar música para no escucharla.
Y luego está el debate de siempre, el sonido.
Uf, el eterno debate.
Los fans del vinilo que dicen que suena mejor, más cálido, más orgánico, comparado con lo digital, lo comprimido.
Podríamos meternos en temas técnicos, pero… Sí, podríamos, pero… ¿Sabes qué creo? Que a veces el debate técnico desvía la atención de lo importante.
¿Qué es? Pues la percepción.
Lo que uno siente.
El vínculo emocional que se crea.
Claro.
Más allá de si científicamente es más fiel o no, que eso, bueno, depende de mil factores.
El máster, cómo se prensó el disco, el equipo que tengas.
Por supuesto.
Lo clave es esa sensación.
Esa pequeña imperfección, el ruidito leve a veces, el acto de poner la aguja, todo eso te mete más en la escucha.
Te hace estar más presente, ¿no? Sí, una escucha más activa.
Justo.
Es lo contrario al streaming, que a menudo es un flujo constante, pasivo, música de fondo.
Convierte el escuchar música en un momento especial, ¿no? En lugar de tenerla ahí mientras haces otras cosas.
Bajar el ritmo, dedicarle tiempo a un álbum entero.
Exacto.
Te pide parar, tener intención.
No puedes saltar canciones con un click, ni llevártelo en el bolsillo.
Claro.
Y esa incomodidad, por decirlo así, se vuelve parte del atractivo.
En esta cultura de la inmediatez.
Es curioso, sí.
Es casi como mindfulness musical.
Y lo fascinante aquí es eso, como un formato que tecnológicamente está superado, pues cubre una necesidad muy de ahora.
Desconectar de lo digital, buscar experiencias con los sentidos, conectar de forma más profunda con el arte.
Muy interesante, la verdad.
Pero bueno, esto no es solo de sensaciones.
Hay negocio detrás.
Y uno que crece.
Y tú.
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