Vit 41 - Escucharte con el corazón

Bienvenido o bienvenida a vitaminas para tu alma, un espacio creado para arreglarte paz, claridad y motivación en tu día a día. Soy Juan Frank Blandes y en cada episodio voy a compartir reflexiones y herramientas para fortalecer tu autoestima, reducir tu estrés, cultivar tu amor propio, mejorar tus relaciones y conectar con tu inteligencia emocional y espiritual. Prepárate para recibir una dosis de inspiración que nutra tu corazón y tu mente.

Esto es vitaminas para tu alma. Comenzamos. Bienvenida, bienvenido a este nuevo episodio de Este es nuestro espacio, tuyo medio de reflexión y crecimiento. Vitaminas para tu alma. Mi nombre es Juan Frank Blandes y te invito a que te unas a mi comunidad. Te dejo el link aquí en la descripción de debajo del podcast. Hoy vamos a sumergirnos en un tema que transforma relaciones, que puede ayudarte a sanar heridas y que puede conectar profundamente con los demás.

Es una habilidad para la cual tú estás preparado, tú estás preparada con tus neuronas espejo. Esa es la habilidad de la empatía. Respira profundo. Acompáñame en este viaje. Lo primero que tengo que saber es qué es la empatía. La empatía es la capacidad de ponernos y dar cuenta en el lugar del otro, de sentir con él, de comprender su mundo emocional sin juzgarlo, ni tan siquiera querer cambiarlo.

Es más que simpatía o compasión, es una presencia activa, es una presencia silenciosa y poderosa. Fíjate, el primer ejercicio que te quiero poner hoy es reconocer la empatía que tú tienes en tu vida. Cierra los ojos conmigo por un momento. Piensa, piensa en una persona que te haya escuchado de verdad. Esa que haya estado con los cinco sentidos entregando su tiempo para ti.

¿Cómo te sentiste? ¿Qué te hizo esa persona sentir? ¿Te hizo sentir comprendido? ¿Escuchado? ¿Apoyado? Y ahora, piensa, piensa en una ocasión en la que tú fuiste empático o empática con alguien. ¿Qué palabras usaste? ¿Qué gestos? ¿Y qué aprendiste sobre todo de esa experiencia? ¿Cómo te fuiste? Agradece. Porque estamos en una sociedad que esta habilidad la va perdiendo cada vez más y más y es tan desuso. ¿Por qué me dirás, Juanfran? Porque vivimos en una cultura acelerada, donde muchas veces estamos más enfocados en responder que en escuchar.

Nos cuesta detenernos. Nos cuesta detenernos de verdad y mirar a los ojos y decirte estoy contigo. Además, también, cuando hablamos desde nuestros propios juicios, nuestras propias heridas y las creencias que hemos adquirido a lo largo de nuestra existencia, se puede bloquear esta capacidad de conectar con el otro, ¿no? Pero, ¿sabes cuál es la buena noticia? Que la empatía se puede entrenar.

La empatía se puede entrenar y se puede ayudar a otras personas en su día a día. Te invito a practicar esto por hoy con alguien cercano. Elige a una persona con quien quieras conversar y durante la charla enfócate en escuchar sin interrumpir. Parece fácil, pero no lo es, porque todos cuando estamos en una conversación queremos meter nuestro alegato, nuestro discurso. Realmente, con las dos orejas y plenamente, escucha muy poca gente.

Observa el lenguaje corporal de esta persona, su tono, sus emociones, sus gestos y al final, si puedes, repite de alguna manera lo que te escucho decir. Es que te sentiste así o así. Mira, evita dar consejos, sólo escucha. Sólo con esto. Este ejercicio puede cambiar la realidad y sobre todo la calidad de tus relaciones, porque la empatía es la gran puerta hacia el corazón de los demás. Quédate con eso. Pero me dirás, Juanfran, la empatía empieza por no mismo, ¿verdad? Claro, porque no podemos darlo a nadie.