Vive y transmite el evangelio 06-04-2025

Vive y transmite el evangelio reflexión dominical del padre Jesús Fernández Hernández presidente de los misioneros y misioneras identes queridos hermanos y hermanas, el pecado es una ofensa a Dios pero también a alguna persona la ofensa a Dios nos aleja de él, la persona en general es débil y a veces sucumbe ante el pecado, ante el engaño del diablo la gracia recibida en el sacramento de la penitencia nos ayuda a levantarnos e ir al encuentro con Dios es decir con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo, el pecado de adulterio en Israel estaba condenado con la lapidación en este caso de la mujer adulta, como si la otra parte fuera inocente, es decir el hombre los fariseos quieren poner a prueba a Jesús, quieren comprometer, la respuesta de Jesús nos recuerda que el pecado no es solo de la mujer sino también del hombre los más ancianos reconocieron que habían pecado más Jesús se queda solo ante la mujer adulta, el creador del ser humano y la debilidad de la persona pecadora se encuentra pero Jesús no la condena, Él ha venido a salvar lo que estaba perdido, Jesús condena al pecado pero no a la pecadora, para gestionar correctamente la tentación antesala del pecado hay que reconocer el pecado y pedir perdón humildemente, Dios prefiere una derrota con humildad a una victoria con orgullo, que piedra puede tirar quien se sabe culpable en su interior Jesús no nos desenmascara, Cristo con su bondad y generosidad y amor nos deja descolocado, Jesús es demasiado bueno, su compasión nos deja en evidencia, no nos acusa nunca en el Evangelio Él no acusa pero nos pone delante de un espejo para que nos miremos con sinceridad y honestidad, aquella mujer fue perdonada pero no los acusadores Jesús le dice a la mujer adulta no peques más, ella marcharía liberada de porque ciertamente hubiera sido la muerte suya y Cristo no podía permitir eso y se marchó tocada profundamente en su corazón por Jesús Cristo nos dice bienaventurado el varón que soporta la tentación porque probado recibirá la corona de la vida que Dios prometió a los que le aman, vuelvo a insistir que es la tentación, lo sabemos todos demasiado por experiencia y Cristo nos dice estar alerta y velar que vuestro adversario el diablo como león rugiente anda rondando y busca a quien devorar, en la primera carta de Pedro 5 8 ¿Quién se atreve a poner en duda que en el demonio encontramos un adversario mucho más fuerte que nosotros? Cristo no permite que seamos tentado por encima de nuestra fuerza, esto lo vemos en San Pablo en la primera carta de los Corintios las tentaciones nos purifican, purifican nuestro corazón si verdaderamente no lo consentimos y la resistencia se lleva a cabo con la gran fuerza de la gracia, sobre todo la gracia santificante Esto es un aporte de la Comunidad de Misioneros y Misioneras Identes y la Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador