La Voz Colchonera Cap. 130 - Divide y vencerás

La voz colchonera con Borja Corchado. Decíamos ayer. Los datos, los números del conjunto rojo y blanco no reflejan la realidad existente, que no es otra que la temporada de los del Cholo ha sido de suspenso y bastante más que decepcionante. Es cierto que en el Metropolitano el equipo ha rayado a alto nivel durante gran parte de la campaña, que se han alcanzado las semifinales de Copa del Rey y los cuartos de final de Champions tumbando al vigente subcampeón de la competición, que se ha competido contra el eterno rival en todos los duelos, siendo la única escuadra capaz de ganarle en liga este curso.

Todo eso es cierto, pero pesa mucho más que el Atleti quede cuarto en la competición casera a 21 puntos, repito, 21 puntos del campeón, por detrás de un humilde como el Gerona, que se haya dado una imagen bochornosa en la mayoría de partidos a domicilio, que en los encuentros de vuelta de las eliminatorias ante el Atleti de Bilbao y Dortmund ni siquiera se compitiera, tratándose de contrincantes teóricamente inferiores, y que haya dado la sensación de que esta plantilla sólo juega cuando le da la gana. Y sobre todo la certeza de que los 12 años de Simeone en el banquillo, una de las mejores etapas de la historia del club en cuanto a resultados, no han servido para construir un Atleti mejor, más competitivo, más combativo y más exigente.

Se ha ido de más a menos y desde 2017, desde el dichoso cambio de estadio, la plantilla es cada vez de peor calidad y todo queda en manos del Cholo para orar un milagro que certifique el objetivo de mínimos que el club plantea, que es el mismo que cuando el técnico argentino arribó a la orilla del manzanares, clasificarse para disputar la Champions. No hay exigencia en el palco, más bien no la ha habido nunca, pues mientras el negocio económico funcione el resto da igual, pero esa carencia se ha extendido como la pólvora en el resto de estamentos de la entidad. Simeone ya vende el discurso de los propietarios ilegítimos como si fuera suyo.

Los futbolistas viven como reyes, sabiendo que solo se les va a exigir ser cuartos y parte de la afición considera que solo estamos para animar, cuando no hay otro garante mejor de la historia, la identidad y los valores del Atlético de Madrid. Siento repetirme en cuestiones que ya hemos expuesto con anterioridad en este podcast, pero el Atleti está ante un punto de inflexión, ante una situación límite, la de decidir si sigue por la senda del conformismo y de los milagros, camino que a mí ya me parece bastante peligroso, o rectifica el rumbo y construye una plantilla que pueda competir por todo. Digo competir, que es su obligación, no ganar títulos.

Hola colchoneros, la parte del editorial que acabáis de escuchar corresponde a nuestro capítulo 90, publicado el 23 de mayo de 2024. Obviando las circunstancias propias de la temporada pasada y que el presente ejercicio aún no ha terminado, las similitudes con la situación actual son enormes. Es como si los aficionados del Atlético de Madrid estuviéramos abocados a un permanente día de la marmota, a escuchar repetidamente el estribillo de la canción La vida sigue igual de Julio Iglesias, que cambia el número de la campaña, entran y salen jugadores, pero todo permanece inalterable, sobre todo la sensación de estafa, desesperanza y desilusión, porque este Atleti que en marzo se iba a comer el mundo, no se ha comido ni los mocos en los tres meses posteriores, haciendo un ridículo espantoso a domicilio una de sí y otra también, y mostrando una desidia impropia de futbolistas profesionales.

Que en el Metropolitano se ponían las pilas, no fuera a ser que se llevaran una bronca del respetable, pero que lejos de casa arrastraban la camiseta y el escudo. Y un entrenador que, como en el tramo final del curso 2023-2024, está superado y no sabe qué hacer, hasta el punto de admitir que no es capaz de motivar a sus jugadores.