Wurlitzer Records: Look Out Highway

El eterno latido del blues, la salvaje belleza del jazz y el rugido eterno del rock and roll.

¡Bienvenidos a la Gürlitzer Records! Monográficos sobre las leyendas que marcaron el camino y las últimas novedades discográficas que lo siguen expandiendo por las calles, los clubs, los grandes escenarios y tus propios auriculares.

La Gürlitzer Records, tu podcast semanal donde la música nunca descansa.

Hola gente, sabemos que vivimos en un mundo cíclico.

A menudo se dice que la música se consume como si fuera un producto desechable donde las listas de reproducción han reemplazado a los álbumes y los algoritmos dictan qué debemos escuchar.

Esta es la palabra de la gran mayoría.

La cosa, para un generador de contenidos musicales tan específicos como los de este programa, está entre rendirse o resistir y seguir contando historias en torno al mundo del jazz, el blues y el rock.

Algo que no es solo un acto de pasión, sino un ejercicio de resistencia.

Casi contracultural, podríamos decir, que se me antoja necesario ya que bajo estos adjetivos musicales no solo hay música, sino un legado humano que ha marcado un siglo entero y lo que llevamos de este.

Sus sonidos forman parte de una identidad que hemos asumido como propia y todas esas canciones que os traigo a menudo son la base sobre la que se ha construido cuanto hoy se compone cuando escuchamos novedades en el programa.

Hablar sobre jazz, explorar el blues, contextualizar y revivir los grandes momentos del rock and roll no es mirar al pasado con nostalgia, yo al menos no lo siento así.

Sin embargo, recordar esos grandes nombres y poner sus obras es necesario porque, aunque muchos lo duden, ellos y ellas siguen vigentes, siguen inspirando a todos los jóvenes que se ponen ante un micro o un teclado en sus escuelas o en los locales de ensayo, soñando que tarde o temprano podrán desmarcarse de ellos tras haber asumido toda su influencia.

Por eso merecen seguir sonando alto y claro en un mundo que, por momentos, parece tener prisa por olvidarlos.

La lástima es que suenan en programas a los que se les suele llamar de nicho o lo que es lo mismo, programas que escucháis cuatro zumbados.

Pero aquí estamos cada semana, porque el blues es la raíz, porque el jazz es la libertad y porque el rock es la rebeldía.

Y así resistimos, aunque el mercado diga que la nueva cultura debe ser inmediata, de consumo rápido y sin profundidad alguna.

Nosotros sabemos que hay discos, libros o películas que merecen ser disfrutadas una y otra vez, que hay historias detrás de esas obras, que sus lecturas tienen una razón de ser, para ser revisitadas a menudo.

Y la gurli, a su trantrán, sigue creando un contenido que apenas un par de cientos de oídos escuchan.

Pero, oh, amigos y amigas, esos cuantos que buscáis algo más que un estribillo pegajoso y bailable, esos sois los que me hacéis continuar, los que me animáis a sentarme en esta silla y pelarme el culo ante el micro.

En este caso la música no depende solo de quienes la vivimos, la analizamos, la compartimos, a un lado y otro de esta pared, ahí están los artistas, los promotores, los pequeños empresarios o los altruistas que no negocian con el bolsillo, sino con el corazón.

En un panorama donde el olvido es la norma y la superficialidad un estándar, hacer un podcast, escribir un artículo en un blog, grabar una entrevista o simplemente hablar de música con pasión es un acto de resiliencia que no va a competir con los algoritmos, ni mucho menos, pero que nos va a hacer un poco más felices.

Y al menos el que escribe una buena canción o el que programa un concierto bajo un chamizo o una banda que se va a meter ocho horas de carretera en una furgoneta para llegar hasta ese lugar, aquí va a tener un foco de cariño para que unos pocos locos se enteren de esa hazaña.