¿Y después del verano, qué? De vuelta a la anormalidad

Bienvenidas y bienvenidos a un nuevo episodio de vibrando en alta sensibilidad y este es un episodio un poco especial ya que es el número treinta no me lo creo ni yo treinta episodios de podcast grabados desde aquella presentación del doce de noviembre del año veintidós un año muy potente que todos y todas recordamos pues en este episodio de hoy voy a hablaros un poquito de la resaca post verano por eso lo he titulado y después del verano que de vuelta a la anormalidad y qué es la normalidad vamos a verlo a continuación estos primeros días de septiembre con sensaciones de cambios invadiendo me lluvias repentinas la agradable bajada de las temperaturas playas vaciándose lentamente y plazas de barrio más tiendas de m material escolar llenándose por hogueras progresivamente queridas y queridos oyentes estas vacaciones fueron algo distintas a las anteriores el haber estado más expuesta al exterior natural también días en los que acompañaba a mi sobrino del alma en una playa muy de agosto y ya sabéis a qué me refiero mucha carne por metro cuadrado y todo tipo de estímulos gente ha rejuntado en medio kilómetro cuadrado hasta mi piel se había bronceado un pelín en esos días y pensé me estaré normalizando veraniega mente hablando entre viajes familiares y retiros medio espirituales porque ya sabes que los hago un poco me a medida cojo un poco de aquí un poco de allá como un patchwork y me hago la la mantita a mi gusto y diseño estos retiros también fueron bastante en plena naturaleza reviví una extraña nostalgia entre saborear veranos idílicos del imaginario colectivo que bueno gracias a la televisión el cine las series y los anuncios es como que tenemos una expectativa de verano ahí guardadita es un archivo de cerebro hasta escapar de la ola de calor de aquellos días mortales de final de julio y también algo que me encantó fue realizar actividades únicas como dormir bajo las estrellas usar esa tienda de campaña abandonada en el trastero el resto del año en estos días he sido capaz casi de comer gazpacho sandía y ensaladas casi todos los días el calor también invita a alimentarse más gelpí si lo enfocas así conseguí tomar muy pocos helados y estoy bastante satisfecha me ha encantado la sensación también de sumergir mi cuerpo o parte de él en las aguas cristalinas de ríos algún lago y el inmenso mar a una temperatura que daba gusto para una friolera como yo se estaba muy bien también la ligereza de vestir muy poca ropa para sentir las inclemencias meteorológicas en mi piel como robinson crusoe en su isleta he gozado de darme el lujo de apagar el móvil durante más de una semana consecutiva aquí los conocidos dan fe y vivir esos días como si hubiera viajado a los años noventa haciendo más actividad hades analógicas releer y terminar esos libros de papel pendientes pintar con acuarelas escribir muchísimo