nº 299: ¿Qué se entiende por «virtud»?
Una virtud es una actitud interior, una disposición estable positiva, una pasión puesta al servicio del bien. [1803, 1833]
«Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5,48). Es decir, tenemos que transformarnos en el camino hacia Dios. Con nuestras fuerzas humanas sólo somos capaces de ello parcialmente. Dios apoya con su gracia las virtudes humanas y además nos regala también las llamadas virtudes teologales, con cuya ayuda alcanzamos con seguridad la luz y la cercanía de Dios. ?293-294
nº 300: ¿Por qué debemos cultivarnos a nosotros mismos?
Debemos cultivarnos a nosotros mismos para poder practicar el bien con alegría y facilidad. A ello nos ayuda en primer término la fe en Dios, pero también el hecho de vivir las virtudes; es decir, que con la ayuda de Dios formemos en nosotros actitudes firmes, no nos entreguemos a ninguna pasión desordenada y orientemos las potencias de la razón y de la voluntad cada vez más inequívocamente hacia el bien. [1804-1805, 1810-1811, 1834,1839]
Las principales virtudes son: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Se las llama también «virtudes cardinales» (del lat. cardo = perno, gozne de la puerta, o bien cardinalis = importante).
nº 301: ¿Cómo se llega a ser prudente?
Se llega a ser prudente aprendiendo a distinguir lo esencial de lo accidental, a ponerse las metas adecuadas y a elegir los mejores medios para alcanzarlas. [1806, 1835]
La virtud de la prudencia regula todas las demás. Porque la prudencia es la capacidad de reconocer lo justo. Quien quiera vivir bien, debe saber qué es el «bien» y reconocer su valor. Como el comerciante en el Evangelio: «al encontrar una perla de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra» (Mt 13,46). Sólo el hombre que es prudente puede aplicar la justicia, la fortaleza Y la templanza para hacer el bien.
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