nº 333: ¿Existe una ley moral natural que pueda ser conocida por todos?
Si los hombres deben hacer el bien y evitar el mal, el conocimiento acerca de qué es bueno y malo debe estar inscrito en su interior. De hecho existe una ley moral, en cierto modo «natural» al hombre, que en principio puede ser conocida por todo hombre por medio de su razón. [1949-1960,1975,1978-1979]
La ?LEY MORAL NATURAL es válida para todos, Dice al hombre qué derechos y obligaciones fundamentales tiene y de este modo constituye el verdadero fundamento de la convivencia en la familia, la sociedad y el Estado. Dado que el conocimiento natural está a menudo oscurecido por el pecado y la debilidad humana, el hombre necesita la ayuda de Dios y su ?REVELACIÓN para mantenerse en el buen camino.
nº 334: ¿Qué relación hay entre la «ley moral natural» y la ley de la Antigua Alianza?
La ley de la Antigua Alianza expresa verdades que son accesibles por naturaleza a la razón, pero que se declaran y acreditan como ley de Dios. [1961-1963,1981]
nº 335: ¿Qué importancia tiene la «ley» de la Antigua Alianza?
En la «ley» (la Torá) y su núcleo, los Diez Mandamientos (el ?DECÁLOGO), se presenta al pueblo de Israel la voluntad de Dios; el seguimiento de la Torá es para Israel el camino central para la salvación. Los cristianos saben que mediante la «ley» se conoce lo que hay que hacer. Pero saben también que la «ley» no es la que salva. [1963-1964,1981-1982]
Todo hombre tiene la experiencia de que uno se encuentra con lo bueno como si estuviera «prescrito», Pero no se tiene la fuerza de llevarlo a cabo, es muy difícil, uno se siente «impotente» (cf, Rom 8,3 y Rom 7,14-25). Uno ve la «ley» y se siente como entregado en poder del pecado, De este modo se hace patente, precisamente mediante la «ley», cuánto dependemos de la fuerza interior para cumplir la ley. Por eso la «ley», por buena e importante que sea, sólo nos prepara para la fe en el Dios salvador. ?349
nº 336: ¿Cómo trata Jesús la «ley» de la Antigua Alianza?
«No creáis», dice Jesús en el sermón de la montaña, «que he venido a abolir la ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud» (Mt 5,17). [1965-1972,1977,1983-1985]
La plenitud de la ley antigua es la ley evangélica, que extrae de aquella todas sus virtualidades; no añade preceptos exteriores nuevos, pero reforma la raíz de los actos, el corazón, donde el hombre elige entre lo bueno y lo malo.
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