

Description of El zurdo cubano de la cirugía cardiovascular
Noel Castillo García, cirujano vascular zurdo, amante de la cubanidad, ante el escenario hostil ecuatoriano se comprometió siempre a trabajar éticamente, intercambiar conocimientos y demostrar su capacidad sin menospreciar a los demás. Por: Juan M. Olivares
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Sí, gracias, buenos días. Y en esta oportunidad te presento al zurdo de la cirugía cardiovascular del centro de Cuba, quien apuesta por la cubanidad.
Yo nunca, siendo uno de los primeros de escalafones, renuncié a mis sueños. Yo preferí coger el Sting Rosa en la montaña.
Me enteré que aceptaron la vía directa. Y ahí mismo empecé cirugía general por vía directa.
No llegué a ir a la montaña. Pero bueno, la parte es que los sueños nunca se renuncian a ellos.
Vamos a andar en verso y vida tintos, levantando el recinto del pan y la verdad.
Se considera que la cirugía cardiovascular en Cuba dio sus primeros pasos cuando en 1951 se fundó el Instituto de Cirugía Cardiovascular y Tóxica del Hospital Ortopédico de la Avenida de los Presidentes y Calle 29 en La Habana, en el que se iniciaron las operaciones cardiovasculares cerradas, que se realizan sin necesidad de una máquina de corazón o pulmón o de circulación etracorpórea, equipo que sustituye las funciones del corazón y de los pulmones mientras dura el acto quirúrgico.
Y así se extendió la especialidad a otros centros de la capital, como el receptor de la red cardiopediátrica del país, el William Soler, y el hermano Sama Ingeiras, que tuvo en el túnel recto del spaine su sexto trasplantado, y al cubano que vivió cerca de 20 años con un corazón de otra persona.
Y así se extendió la especialidad a provincias como Santiago de Cuba, Villaclara y Cienfuegos.
Aquí se desempeña el zurdo de la cirugía cardiovascular del centro de Cuba.
El cirujano cardiovascular, el doctor Noel Castillo García, comparte su trayectoria profesional y cómo llegó a ejercer en este campo a pesar de que su familia no tenía antecedentes médicos.
Su sueño innato se focalizó en ser médico, se inclinó hacia la cirugía durante sus estudios a pesar de las dificultades que veían algunos avesados en su condición de zurdo, lo que nunca le llevó a renunciar a sus sueños y del aprendizaje de buenos mentores que le permitieron primero convertirse en cirujano.
Cuando se compró el 20 aniversario de mi hospital aquí en Cienfuegos, el Gustavo Atereguía, el comandante, estaba presente, tuvo un renom muy amplio, y de ahí salió, por su resultado, la posibilidad de centralizar la atención médica de algunas especialidades desde la capital hacia el centro del país.
Y surgió una idea de hacer un centro de referencia donde están incluidas todas las especialidades.
Entré también en la cirugía cardiovascular y ahí surgió entonces un sueño, la posibilidad de hacer cirugía cardiovascular en una provincia que no fuera Rabán ni Santiago, y Santa Clara que ya estaba.
Y ahí fuimos nosotros convocados entre los posibles, había otras personas, pero choqué con la misma, porque cuando llegamos al escenario donde habían otras personas votando, la primera declaración que tuvo aquella doctora preguntó de qué cuánto eran sus... Yo no sabía por dónde venía y me quedé callado.
El relato también resaltó la importancia de la formación y la experiencia de la cirugía, subrayando la manera en que esa entrega le llevaron a conquistar sus sueños y a salir al auxilio de los pobres de la tierra, cuando aquel terremoto de Ecuador, donde junto a otros médicos atendieron a muchos pacientes en un hospital.
Aquí también se puso en alto la medicina cubana, enfatizando en que el verdadero valor no proviene de la tentación, sino de la atención a los demás y el deseo genuino de ayudar.
Porque cuando hay buenas raíces y buena formación siempre queda la experiencia, por eso la teoría y los libros, bueno uno tiene que estudiar mucho, pero en estas cosas de cirugía vale mucho el participar, el estar, y muchas veces aprendes no de hacerse sino de verte.
Porque uno es ayudante hasta un día, como diciendo, yo fui marinero de este barco y siempre ayudé a un capitán, pero un día de generación en generación de marinero te haces capitán.
Y cuando me vi en ese escenario, ya no era marinero, era capitán, y operé mi primer paciente en Ecuador, fue un niño de cuatro años, tengo la foto, y entonces me acordé de uno se forma, y cuando terminé no me dijeron nada porque miraba las operaciones por su pantalla, pero el otro día me dijeron no, te quedas con nosotros.
Fui por dos años y tuve cinco, pero le digo algo, el terremoto, habíamos salido del guardia, fue sobre las seis y tantos, siete de la noche, hora de tarde, nosotros veíamos los cristales y la tierra como ola de mar, veíamos a diez cuadras de los cristales, como todos quedamos en un penombre después de ese terremoto, los primeros a llegar al hospital fuimos nosotros, los cubanos.
Yo me acuerdo que yo tuve tres días en ese hospital, le abrimos tres salones y atendíamos tres pacientes a la vez, junto con otros compañeros de la misión, el doctor Oscar, que era traumatólogo, en esos momentos de matanza y superaron muchas cosas.
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