Todos aquellos que tenemos un trabajo estable no me dejaran mentir, en la oficina vemos un ecosistema digno de un documental de Netflix, apreciamos 5 dias a la semana, en algunos casos hasta 6 dias a la semana a una parvada de personas que poco a poco van tomando un rol dentro del trabajo, esta desde el compañero Godin que conoce todas las políticas y procedimiento de la empresa, también podemos apreciar el que siempre luce su café de Starbucks sin importar que su cartera ya esté en números rojos, de igual forma no puede faltar el compañero que es el buen humor encarnado o el compañero Godin que tiene la función de hacer de radio pasillo contando todos los chismes que capta su agudo sentido auditivo.
Aunque todos estos personajes sean pintorescos y en muchos casos hagan que la jornada laboral sea llevadera o incluso bastante divertida, hay una realidad de trasfondo que se oculta tras las paredes de esa oficina y es que la mayoría está en la terrible zona de confort, pero ¿que es “la terrible zona de confort”? En un sentido purista se define como un entorno que ya dominas y te sientes cómodo estando en él, por ejemplo, ese trabajo en el que ya tienes medidos los tiempos para llegar rozando al checador y como Gandalf el gris, no llegar ni un minuto tarde ni temprano, eso es zona de confort, también esa oficina en que ya realizas de tu trabajo como autómata sin necesidad de forzar las neuronas por superar nuevos retos, eso es una zona de confort, pero no todo esta vestido de corbata, también ese grupo de amigos que prácticamente conoces toda tu vida desde que eras feto hasta el día de hoy es una zona de confort ,incluso tu habitual costumbre de pelear y después estar como si nada con tu pareja esa es una zona de confort, prácticamente toda rutina que domines es una zona de confort.
Pero ¿Qué tiene de malo estar dentro de esta comoda zona?
Pues es muy fácil, lamentablemente el tiempo no perdona y estando en un ambiente que dominemos tarde o temprano genera un sentimiento de apatía. Te pondré un ejemplo que veo mucho en mi trabajo formal:
Cuando salimos de la universidad comenzamos a buscar trabajo, por aquellos ayeres estábamos acostumbrados que con 50 pesos o 100 pesos en la bolsa podías costearte una comida completa y hasta te alcanzaba para salir con los amigos, es decir, los números que maneja tu cartera son de 2 o 3 digitos, es cuando encontramos nuestros primer trabajo cuando nos vemos felizmente abrumados por empezar a percibir algunos miles de pesos, sentimos que podemos comernos al mundo entero, y en este punto empieza una orgia de compras, un auto, una casa, ropa, viajes, etc. etc., y como le ocurrió a la mayoría terminamos con una montaña de deudas que hay que liquidar por lo que el mantenernos con nuestro trabajo de oficina donde recibimos un sueldo cada quincena por un trabajo que terminamos por memorizar es una opción muy cómoda y agradable, entonces pensamos que tenemos la vida resuelta pero lo que es lamentable y yo lo veo todos los días, es que los años pasan y cuando menos te das cuenta nunca hiciste algo por aprender nuevas cosas, solo sabes hacer ese trabajo que cada día realizaste por 8 horas y a partir de aquí viene el miedo, miedo a perder esa estabilidad porque ya no tienes ninguna salida o al menos ese es tu visión del panorama porque jamás tomaste la decisión de salir de la zona de confort.
Es muy triste y peor aún, muy común, aunque si vamos a la raíz de este mal, todo empieza desde el tipo de educación que recibimos, y no quiero echar la culpa entera a casa pero la mayoría de los sistemas educativos están diseñados para enseñar a obedecer, memorizar y cumplir tareas, dejando en segundo plano a la creatividad y aumentar la confianza que tienen los niños sobre si mismos.
Ahora si consideramos que esos niños crecerán con ese modelo educativo y sumado a que la misma familia suele plantar la idea que hay que estudiar mucho y después encontrar un buen trabajo donde derrochar tus mejores años de juventud y terminar por jubilarte para adquirir una pensión a una edad donde tu mejor amigo será el dependiente de la farmacia.. no es de extrañar que muchos tengamos miedo de salir de la zona de confort.
Pero ¿Qué ocurre si decidimos huir de esa zona obscura? ¿Qué hay más haya?
Se llama zona de aprendizaje y ahí se encuentran todas las personas que sin importar su situación deciden adquirir nuevos conocimiento, ya sea que te avientes a aprender otro idioma, o te propongas viajar para saber sobre otras culturas, incluso el ser abierto a conocer nuevas personas para ampliar tu círculo social, eso es salir fuera de la zona de confort, de hecho hay mucha gente que es adicta a estas nuevas experiencias y te contare algo irónico, ese tipo de personas son ¡mal vistas y criticadas por su contraparte, los apáticos!, con comentarios como: “Son unos vagos” o el clásico “si sigue así no va a conseguir hacer nada de su vida” o el “no entiendo cómo puede vivir de esa manera” todas esas etiquetas y malas vibras no es más que evidencia que las personas que están en la zona de aprendizaje están fuera del panorama cotidiano.
Pero ¿cuál es la diferencia entre el Godin que desea aprender mandarín para encontrar proveedores en china y un Godin que se queda sentado frente a su computadora esperando que sean las 6 de la tarde para salir del trabajo? Es el tipo de motor que le impulsa, me refiero a la Tensión emocional y la Tensión Creativa.
La Tensión emocional es ese freno que te detiene a realizar algo que te saque de tu zona de confort, puede ser ese miedo a salir de la ciudad por que no quieres perderte en la carretera, o el miedo a dejar tu círculo social por que no quieres ser rechazado o incluso el miedo al abandonar la rutina por que piensas que no sabes hacer algo mas, esa es la tensión emocional que te arrastra de regreso a la zona de confort.
Por otra parte tenemos la tensión creativa, ¿Recuerdas cuando eras niños y solías preguntar “¿Por qué?” A todo? Pues esa curiosidad de aprender y entender lo que esta a tu alrededor y fuera de tu entorno es la Tensión creativa, este tipo de motor es el que te saca de tu zona de confort para aventurarte a tener nuevas experiencias y de esa manera extender tu panorama de tu entorno y más importante de lo que eres capaz de hacer.
Para ir cerrando el tema déjame platicarte sobre Bronnie Ware, ella es una enfermera Australiana que trabajo por muchos años con enfermos terminales y un buen día decidió escribir cuales eras las 5 cosas de las que mas se arrepentia la gente antes de morir, y son las siguientes:
1: “ojala hubiera tenido las agallas de ser fiel a lo que quería y no a lo que los demás esperaban de mi”
2: “Ojala no hubiera trabajado tanto”
3: “Ojala hubiera tenido las agallas de expresar lo que siento”
4: “Ojala hubiera mantenido contacto con mis amigos”
Y las mas dramática de todas!
5: “Ojala me hubiera permitido ser más Feliz”
Solo recapacita que estos 5 puntos son los deseos reprimidos de muchas personas antes de morir asi que tu decides, si hacer caso a esa tensión emocional y esperas en tu silla de oficina a repetir cualquiera de esos 5 “ojala” o ceder a la tensión creativa y comenzar a tomar las riendas de tu vida saliendo de esa zona de confort.
Comparte este audio a ese amigo Godinez que se desplaza con la silla por la pereza de no ponerse de pie.
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