LA EXPIACIÓN LIMITADA
Esta doctrina no solamente nos trae al tema central de los cinco puntos, sino también a la realidad central del Evangelio, esto es, al propósito de la muerte de Cristo en la cruz. Esto no es accidental. Los teólogos que asumieron la tarea de defender las verdades de la Reforma Protestante, en contra de los ataques del partido arminiano, fueron siguiendo una línea bíblicamente lógica en sus formulaciones, habiendo llegado así al eje mismo de la salvación.
Ante todo, ellos habían preguntado: ¿quién ha de ser salvado? La respuesta fue 'el hombre.' Pero las enseñanzas bíblicas a este respecto mostraban que el hombre, en su estado natural, es totalmente incapaz de salvarse a sí mismo. Así nosotros tenemos la enseñanza de la Biblia acerca del hombre, resumida bajo el encabezado general de depravación total, o incapacidad total.
Segundo, puesto que algunos hombres y mujeres son indudablemente salvados, entonces debe haber sido Dios mismo Quien los salvó, en distinción del resto de la raza humana. Esta es la elección: "para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese. . ." (Romanos 9:11). Sin embargo, como dice Spurgeon, esta elección sólo "marcó la casa donde la salvación llegaría." Todavía se requería de una completa, perfecta y satisfactoria expiación por los pecados de los elegidos; así Dios podría ser, no sólo un Salvador, sino un Dios justo y Salvador. Esta expiación, como todos nosotros reconocemos, fue consumada a través de la sumisión voluntaria de Cristo a la muerte en la cruz, donde Él sufrió bajo la justicia de este Dios justo, y obtuvo la salvación que Él como Salvador había ordenado. En la cruz, entonces, y sin duda todos nosotros aceptamos esto, Cristo llevó el castigo y obtuvo la salvación.
Surge una pregunta ahora: ¿el castigo de quiénes llevó Cristo? Y ¿la salvación de quiénes obtuvo? Hay tres opciones que podemos examinar, para considerar este punto:
1.- Cristo murió para salvar a todos los hombres sin distinción.
2.- Cristo murió para no salvar a nadie en particular.
3.- Cristo murió para salvar a un cierto número.
El primer punto es sostenido por los llamados 'universalistas.' Dicen que Cristo murió para salvar a todos los hombres y de esta manera ellos, por lógica, suponen que todos los hombres serán salvados. Si Cristo ha pagado la deuda del pecado, ha salvado, ha rescatado y ha dado Su vida por todos los hombres, entonces todos los hombres serán salvados.
El segundo punto de vista es el llamado "arminiano," que sostiene que Cristo obtuvo una salvación potencial para todos los hombres. Cristo murió en la cruz, según este punto de vista, pero aunque Él pagó la deuda de nuestro pecado, Su obra en la cruz no llega a ser eficaz hasta que el hombre 'decide por Cristo' y de este modo es salvado.
El tercer punto de vista acerca de la expiación, es el llamado Calvinista, y dice que Cristo murió positiva y eficazmente para salvar a un cierto número de pecadores merecedores del infierno, sobre quienes el Padre ya había puesto Su libre y soberano amor electivo. El Hijo paga solamente la deuda de estos elegidos, satisface la justicia del Padre por ellos, les imputa Su propia justicia a éstos y así, están completos en Él.
Entonces, la muerte de Cristo sólo pudo haber sido por una de estas tres razones: para salvar a todos; para no salvar a nadie en particular; o para salvar a un cierto número. El tercer punto de vista es el que sostienen los calvinistas y generalmente es llamado expiación limitada, o redención particular. Cristo murió para salvar a un número específico de pecadores; esto es, por aquellos que el Padre ". . . escogió en él antes de la fundación del mundo." (Efesios 1:4); por aquellos que el Padre le había dado del mundo, todos aquellos "que me diste; porque tuyos son." (Juan 17:9); aquellos por quienes Él mismo dijo que derramaría Su sangre: "porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados." (Mateo 26:28).
Nosotros afirmamos que ésta es la postura que realmente hace justicia al propósito de Cristo al venir a esta tierra para morir en la cruz. ". . . y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados." (Mateo 1:21). No a los judíos, ciertamente, porque los judíos no fueron salvados como un pueblo. Jesús "amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella." (Efesios 5:25). "El cual fue entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación." (Romanos 4:25). ¿De quiénes habla el Espíritu Santo cuando dice nuestros, nuestra? ¿Acaso está hablando del mundo? Si es así, entonces los universalistas tienen la razón, porque Cristo fue entregado 'por los delitos del mundo' y 'resucitado para la justificación del mundo;' y así el mundo queda justificado delante de Dios. "Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados." (1 Corintios 15:22). Esto sólo puede significar que toda la posteridad de Adán muere en Adán, como de hecho muere, porque "así la muerte pasó a todos los hombres." (Romanos 5:12). Pero toda la posteridad de Cristo, es decir, la iglesia por la cual Él mismo se entregó, es vivificada en Él. ¿Por qué es esto así? Ciertamente es así, porque ¡Él se dio a Sí mismo por ellos! "Por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con los pecados de ellos." (Isaías 53:11, RVA). Y cuando Él consumó esto, estando colgado en la cruz, dice Isaías en aquel gran capítulo 53 de su profecía, que "Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho. . ." (Isaías 53:11). El trabajo de Su alma al derramarla y ofrecerla por nuestros pecados, producirá hijos espirituales para la alabanza de Su nombre, y Él será satisfecho, cuando vea esta obra consumada.
No estamos pasando por alto el hecho que hay algunas Escrituras que se refieren al 'mundo,' y muchas personas las han tomado como su punto de partida en la cuestión de la redención. Sin embargo, cuando comparamos la Escritura con la Escritura, vemos que el uso de la palabra 'mundo' no implica necesariamente a 'cada hombre y cada mujer en el mundo.' Los fariseos dijeron de Jesús: "Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él." (Juan 12:19); sin embargo, no todas las personas iban tras de Cristo. La expresión significa "toda clase de persona," normalmente para referirse juntamente a judíos y gentiles. (Nota del traductor: vea Romanos 11:11-12 y note cuidadosamente el uso intercambiable de las palabras "gentiles y mundo." Para un estudio más a fondo de este tema recomendamos la lectura del libro "Vida por Su Muerte," del doctor John Owen). La pregunta siempre debe ser la intención Divina: ¿tuvo Dios la intención de salvar a todos los hombres o no? Si Él no intentó salvar a todos los hombres sin excepción, sino solamente a los elegidos, entonces la obra de Cristo en la cruz fue un éxito glorioso y estamos en lo correcto al creer que "Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí. . ." (Juan 6:37). Por otro lado, si la intención de Dios fue salvar al mundo entero, entonces la expiación de Cristo ha sido un gran fracaso, porque un vasto número de hombres no ha sido salvado. ¡Cristo pagó nuestra deuda! ¿La deuda de quién? ¿La deuda del mundo, o de los elegidos? Ciertamente, si un hombre ha sido rescatado por un redentor, entonces la ley que él ha quebrantado debe quedar satisfecha, en razón de la obra o del pago que el fiador hizo en su beneficio.
Si Tú has mi libertad logrado,
Y gratuitamente en mi lugar padeciste
La completa ira Divina;
Pago doble por Dios no será demandado,
De la mano sangrante de mi Fiador primero,
Y luego, otra vez, de la mía.
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