“El trabajo me da dinero, pero me quita vida” me decía un buen amigo el otro día. Hay momentos o épocas en la vida en que realizamos tareas que no sólo no nos hacen sentir plenos, sino que a menudo nos hacen tener la sensación de que nos “chupan la energía”, que nos dejan como “desnutridos por dentro”.
Pero el otro día, cuando mi amigo me escribió, me vino una reflexión, que baso en mi experiencia y en mi observación: creo que no son las cosas las que “nos consumen la energía”, sino que somos nosotros, según la forma en que nos implicamos en las cosas, los que dejamos que nos consuman. Si no nos gusta el tráfico que hay por las mañanas de camino al trabajo, ¿qué sentido tiene dedicar energía y tiempo a pensar en él, aunque sea para quejarnos de él, o incluso evitarlo a toda costa…? Tiene mucho más sentido centrar la atención en un programa interesante de radio, una conversación con nuestro co-piloto, una canción, una reflexión… o cualquier otra cosa que sí nos guste, interese o enriquezca.
Si pusieras en un recipiente toda la energía que consumes en quejarte, lamentarte… y la virtieras en lo que sí quieres, en lo que te hace resonar lo mejor de ti, ganarías mucho en rendimiento y bienestar
Tempus fugit…
Creo que como limitados que somos, también nuestra energía es limitada, y se termina y se apaga al final del día, de la semana… como la batería del móvil. Pero podemos optimizar nuestra energía, y esto no significa cambiar nuestras acciones, sino sobre todo, cambiar nuestros pensamientos, para así cambiar nuestro estado emocional, y ser capaces de consumir la energía hacia donde queramos. Si uno se involucra más de la cuenta en determinados temas, relaciones personales, tareas, clientes… inevitablemente le quedará menos para otros temas y personas. Muchas veces no es tu jefe el que te consume la energía, sino tus pensamientos elegidos (consciente o inconscientemente) hacia él. Puedes hacer las mismas tareas, las mismas reuniones y todo sin cambiar un ápice, pero sentirte mucho mejor, sólo con que identifiques y cambies tus pensamientos, con que aprendas a dedicar las energías necesarias.
A lo largo del día pasamos la mayor parte del tiempo “hablando con nosotros mismos”, diciéndonos frases por dentro, reflexionando, interpretando, recordando, imaginando, planeando… ser conscientes de dichos pensamientos es el primer paso que nos permitirá ser los responsables, que dejen así de ser “pensamientos en piloto automático” y pasen a ser pensamientos elegidos, dirigidos a nuestros objetivos.
No pospongas tu felicidad, ¡empieza a sentirla ahora! Sólo de ti depende…
Tienes una batería limitada, y también y sobre todo, una vida corta que se acaba… no puedes evitar que se termine, pero puedes elegir en qué la inviertes. Tú y sólo tú puedes elegir ahora mismo si quieres concentrar tus fuerzas en alimentar tus miedos, preocupaciones, enfados… o quieres enfocarte en ser feliz, en hacer que ese tiempo y esa energía que te han sido regaladas hayan merecido la pena.
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Poéticamente hablando…
Verdor nuevo los espinos
tienen ya por la colina,
toda de púrpura y nieve
en el aire estremecida.
Cuántos cielos florecidos
les has visto; aunque a la cita
ellos serán siempre fieles,
tú no lo serás un día.
Antes que la sombra caiga,
aprende cómo es la dicha
ante los espinos blancos
y rojos en flor. Vé. Mira.
Cernuda
¡Feliz semana! ¡Carpe diem!
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