El libro arranca con un Prólogo de Javier Fernández-Aguado, Socio Director de MindValue al que le sigue la Introducción del propio autor donde se comenta lo que el lector se va a encontrar en este libro y cómo se ha de leer. El libro está dividido en tres partes.
La Parte I –Reconocer la incompetencia propia y ajena- tiene tres capítulos: El 1, se titula “Con estos bueyes hay que arar: todos somos incompetentes” y ya nos introduce en el concepto de incompetencia que irá acompañando al lector a lo largo de todo el libro; en el 2, parafraseando a Milan Kundera, explica “La insoportable levedad del dirigir personas”; y en el 3 plantea
la disyuntiva entre “Director de personal o director de personas”.
La Parte II –Diagnosticar incompetencias: el Modelo Fougi- recorre desde el capítulo 4 “Un modelo para diagnosticar incompetencias” donde comenta el Modelo Fougi hasta el 14 “El incapaz”, la última de las caracterizaciones de diferentes ‘personalidades’ que se pueden encontrar en una organización. En los capítulos anteriores, había descrito los rasgos de “El despistado Feliz” (capítulo 6), “El hiperactivo miope” (capítulo 7), “El teórico” (capítulo 8), “El torpe” (capítulo 9), “El asfixiado” (capítulo 10), “El bobo y el caradura” (capítulo 11), “El distraído” (capítulo 12) y “El deprimido y el pasota” (Capítulo 13). En el capítulo 5 –“Minucias, no”- comenta la nimiedad, incompetencia irrelevante porque tiene que ver “con los problemas que más vale dejar correr
por alguna razón” (p. 62).
La Parte III –Herramientas para gestionar la incompetencia- nos lleva del capítulo 15 –“Un directivo, un maestro” hasta el 19 que es la “Conclusión (socrática): sólo sé que no sé nada” pasando por el capítulo 16, “Corregir al que yerra”, el 17, “Es de bien nacido ser directivo agradecido” y el 18, “Unos jefes que perdonan, saludan y piden por favor”.
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