In your head

Estás adentrándote en la verdadera del tiempo devorando corazones con los que abrigar a las estrellas déjate llevar por la ciencia espeluznante siempre espeluznante un podcast de principios pin your feet una ficción sonora basada en el relato homónimo de fernando antolín okay el relente acariciaba sus brazos casi desnudos mientras la luna se mecía somnolienta en aquel cielo colmado de estrellas desde que las ciudades apagar su íntimo brillo eléctrico las noches se habían vuelto más noches más espesas más densa las cruces recordaban su opaca silueta contra el fondo irregular fulgor accidental mientras se iba clavando sus aplomados pasos la hierba que surgían del camposanto el resto de la banda seguía su zancada líder con apurado aliento pero seguros de que llegarían a buen puerto sobre su bíceps derecho además de una docena de cicatrices previas al fin del lució un brazalete azulado que diferenciaba su figura de las demás no se trataba de un símbolo de jerarquía sino de sus convicciones en lo que se refería el rango estaban todos entre edwards en familia un puño cerrado alertó a quienes andaban a su espalda de que debían detenerse de subir un hilillo de luz brotaba del suelo abriéndose paso a través de una maraña de hojarasca y tierra revuelta símbolo fosforescente de materia en descomposición quizá no del todo inerte media docena de sencillos puntiagudos y punzantes perforaron terreno sin oportunidad alguna reclinada surgiera del apoyo en aquel tiempo bárbaro en que los muertos regresaban su tumba no cabían doce tras escarbar un poco hallaron los huesos huérfano sin la mano cuyo propietario debió abandonar al regresar a su vida esparcieron sus traseros alrededor de aquella lápida sin dueño dispuestos a pasar la noche al raso los cadáveres vivientes estaban de retornar a lugares que amaron en vida y rara vez esto incluía los cementerios aquellos templos en muerte eran en realidad poco populares entre los no vivos aún así pese a lo seguro del emplazamiento siempre resultaba complicado conciliar el sue y era suficiente el zumbido metálico de un insecto o el estremecimiento de una hoja agitada por el viento para que algunos párpados inquietos se abriesen de par en par la eclosión son vino fue cuestión de una semana dos al principio parecía controlable algo casi anecdótico que formaba parte de los últimos minutos del telediario no tardaron sin embargo en aparecer el caos y la confusión eran pocas voces ruidosas quienes ponían en constante tela de juicio las recomendaciones de profesionales y científicos pero fueron suficientes para motivar imprudencias y los torpes bastaron para desbordar la amenaza de su controlador zona asturias de ahí todo fue a peor