La era de Torquemada
La figura del inquisidor es un recurso habitual en la literatura, extranjera y española, para dar forma a un malvado con características de intransigente y gusto por la sangre. Su presencia es multitudinaria en la literatura y en el cine, a pesar de que la historiografía ha desmontado muchos de los mitos asociados a este tribunal eclesiástico, empezando por demostrar que las cifras de condenados a su cargo ocupa un lugar secundario en comparación con otros episodios de una Europa que se desangró en guerras religiosas durante los siglos XVI y XVII. Sin ir más lejos, se calcula que solo en la Matanza de Bartolomé, en el verano de 1572, se mataron a tres veces más personas por cuestiones religiosas en Francia que en los tres siglos y pico de existencia del Santo Oficio en España.
La Inquisición española fue puesta en marcha, en 1478, para combatir los focos judaizantes que se habían localizado en el arzobispado de Sevilla. En contraste con la inquisición medieval, nacida en Francia en 1184 para luchar contra la herejía de los cátaros, la Santa Inquisición española fue estructurada desde el principio como un tribunal subordinado directamente a la Corona.
Ni en Inglaterra, ni en Europa oriental, ni en Castilla había existido la versión papal, extendida en toda Europa, por lo que Enrique IV solicitó su creación en una fecha tan tardía como 1476 al Papa Sixto IV. Su creación coincidió con el intento de los Reyes Católicos por crear un estado moderno, de modo que se aseguraron de ser los reyes quienes contralaran su dirección y decidieran el cargo de inquisidor general.
Escudo de la Inquisición española.
Escudo de la Inquisición española.
En estos primeros años, la Inquisición centró sus esfuerzos en los núcleos de judaizantes, que hasta entonces habían permanecido inmunes a otras campañas represivas. En 1481, se celebró el primer auto de fe, precisamente en Sevilla, donde fueron quemados vivos seis detenidos acusados de judeoconversos. Sin embargo, los resultados no eran los deseados por los Reyes Católicos, que, buscando incrementar el acoso contra los falsos conversos, nombraron a Tomás de Torquemada para el cargo de inquisidor general de Castilla en 1483.
La incansable actividad de Torquemada, de sangre conversa, extendió el clima de terror por toda la península. En 1492, ya existían tribunales en ocho ciudades castellanas (Ávila, Córdoba, Jaén, Medina del Campo, Segovia, Sigüenza, Toledo y Valladolid) y comenzaban a asentarse en las poblaciones aragonesas. Establecer la nueva Inquisición en los territorios de la Corona de Aragón resultó más complicado, a pesar de que la modalidad medieval sí había tenido aquí vigencia. No fue hasta el nombramiento de Torquemada, también Inquisidor de Aragón, Valencia y Cataluña, cuando la resistencia empezó a quebrarse.
Torquemada inauguró el mayor periodo de persecución de judeoconversos, entre 1480 a 1530, y donde más personas fueron condenadas a muerte por el tribunal. Según el historiador eclesiástico Juan Antonio Llorente, fueron ejecutadas 10.000 personas durante este periodo, cifas inverosímiles que han desmontado los estudios modernos a cargo del hispanista Henry Kamen, quien rebaja la cifra a 2.000 personas hasta 1530.
Comentarios
El viernes pasado se cumplió el aniversario del encarcelamiento de fray Luis de León (dos años y medio) por la Inquisición, debido a falsas denuncias de otros clérigos (las rivalidades entre órdenes religiosas llegaban a ser feroces). Como escribió la víctima, Dios nos libre de un necio tocado de religioso y con celo imprudente, que no hay enemio peor, o Es fuerte cosa un necio que presume de santo, que todo le escandaliza y en todo halla su parecer qué reñir. Pero fue también una época de extraordinaria vitalidad religiosa en España, que se anquilosaría ya entrado el siglo XVII. Desde luego, esas injusticias han pasado, pasan y pasarán en todos los países y épocas, no son privativas de la Inquisición o de España, como cree tanto majadero palurdo (Hace algún tiempo salieron de prisión, en Inglaterra, unos irlandeses que habían pasado muchos años en la cárcel acusados falsamente de un crimen del IRA en el que no tenían que ver. Un caso entre muchos en cualquier país). Y no es menos importante el hecho de que el fraile e intelectual fuera absuelto y reintegrado a su cátedra. Un inflagaitas va soltando por ahí que la “la marca España es la Inquisición”, la cual también atribuye al franquismo. Pero, ojo al dato, el fulano en cuestión es cuñado de Esperanza Aguirre y diplomático con treinta años de carrera, en la que habrá estado insultando y desprestigiando a España allí donde haya ido. Creo recordar que Fernández de la Mora ya se refería en sus memorias a la degradación de nuestra carrera diplomática, antaño tan prestigiosa. Bien, el viernes, en el programa de Javier Esparza tratamos la cuestión de la Inquisición, cuyos puntos resumiré: La Inquisición debe entenderse en el clima de la época en toda Europa, cuando la cuestión religiosa iba muy estrechamente ligada a la política, lo que daba lugar a todo tipo de persecuciones. Los protestantes, por ejemplo, realizaron verdaderas matanzas de católicos en Inglaterra, Alemania, Francia y otros lugares, junto con destrozo de templos y robo de bienes eclesiásticos y de católicos recalcitrantes. No tuvieron una institución como la Inquisición, pero ello significaba simplemente que las garantías jurídicas eran mucho menores que en España, y las víctimas muchas más. Contra una leyenda persistente, la Inquisición empleó la tortura mucho menos que los tribunales habituales en toda Europa. O que la frecuente en el siglo XX en países totalitarios y también democráticos (Francia o Usa, la han empleado ampliamente en sus guerras coloniales o en la de Vietnam o actualmente). Contra otra leyenda persistente, el número de muertes causadas por la Inquisición fue relativamente muy bajo: un millar bien documentado y probablemente no más de otro millar que no consta en los archivos. Las policías políticas de muchos países en el avanzado siglo XX y ahora pueden hacer muchas más víctimas en un año o en menos, que la Inquisición en tres siglos largos. Contra otra leyenda, la Inquisición no perseguía a los no católicos, sino a los que se fingían tales mientras en la práctica “judaizaban” o mantenían la religión musulmana. También a los católicos que se hacían protestantes (pocos en España). En un plano más positivo, la Inquisición libró a España de la espantosa caza de brujas (y brujos, en menor proporción) que persistió en gran parte de Europa durantes tres siglos, con especial crudeza en el XVI. Se han calculado en torno a 100.000 brujos y brujas quemados o asesinados de otras formas en Europa (hay que los eleva a varios millones, pero no es creíble). En España, tras algunos episodios iniciales, la Inquisición dictaminó que se trataba de simple histeria, librando al país de tales atrocidades. En el siglo XVI y XVII, sobre todo, las guerras de religión causadas por el expansionismo protestante causaron enormes daños y víctimas en Francia y Europa central (en otros países, como Inglaterra, no hubo guerras civiles porque los anglicanos se impusieron desde el primer momento aplastando toda oposición). La Inquisición contribuyó a librar a España de tales plagas. Contra otra leyenda urbana, la Inquisición no paralizó el pensamiento ni la vida intelectual o, más ampliamente, cultural en España. La máxima actividad inquisitorial se produjo en el siglo XVI, que fue también el de máximo esplendor artístico, intelectual y de pensamiento que haya vivido jamás el país. En cambio, en el siglo XVII y sobre todo el XVIII, en que la actividad inquisitorial decae drásticamente, fue también una época de decadencia cultural, no digamos el XIX, en que la Inquisición desapareció. Obviamente, no se puede decir que el esplendor del Siglo de Oro se deba a la Inquisición, pero tampoco que esta haya obstaculizado la cultura. Podríamos seguir, pero basten estos hechos para situar en su justo punto lo que fue la Inquisición, que no fue algo extraño en las condiciones político-religiosas de Europa, y si lo fue se debió a su mayor garantismo. Sus leyendas, creadas por una desaforada propaganda sobre todo protestante, a la que, como es tradicional, han contribuido bastante española, están siendo drásticamente revisadas por varios especialistas extranjeros (los de aquí, con excepciones, siguen en sus estúpidas leyendas, como el botarate diplomático aludido. Es el nivel que predomina en nuestra universidad y medios de masas. La misma BBC, tan hispanófoba en general, admitía en un documental que las ideas corrientes sobre la Inquisición eran mitos en un 99%). He tratado el tema con cierta amplitud en Nueva historia de España. Hace unos años el padre del actual primer ministro israelí, Netaniahu, afirmaba la tesis racista de que la Inquisición no perseguía a falsos conversos, pues se trataba de judíos que efectivamente se habían convertido al catolicismo, y que de lo que se trataba era de asesinarlos y expoliarlos por envidia y odio a sus superioridad cultural o algo así. García Olmo le contestaba en el libro Las razones de la Inquisición española, muy recomendable. Lo hemos tratado aquí también: http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/de-judios-e-ideologias-6473/
Pío Moa - Los mitos de la Inquisición española http://www.piomoa.es/?p=3113