Libro “LA CIA CONTRA AMÉRICA LATINA -CASO ESPECIAL: ECUADOR de Philip Agee en formato mp3 para descargar.
Fuente:
http://www.cancilleria.gob.ec/wp-content/uploads/2015/03/La-CIA-contra-Am%C3%A9rica-Latina-Cap%C3%ADtulo-especial-Ecuador.pdf
LA CIA CONTRA AMERICA LATINA
-CASO ESPECIAL: ECUADORPhilip Agee Jaime Galarza Zavala Francisco Herrera Aráuz
Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana
Archivo Histórico
Cuaderno No. 2
Foto de Portada: Philip Agee y Jaime Galarza en París, diciembre de 1975 Corrección de texto Graciela Mora Ramírez ISBN- 978-9942-07-806-3 Quito, diciembre 2014
LOS ESTADOS UNIDOS PARECEN DESTINADOS POR LA PROVIDENCIA PARA PLAGAR DE MISERIAS LA AMERICA EN NOMBRE DE LA LIBERTAD
SIMON BOLIVAR Guayaquil, 4 de agosto de 1829
Contenido
RAZON DE SER UNA GUÍA NECESARIA Primera parte JAIME GALARZA ZAVALA ENTREVISTA A PHILIP AGEE Breves datos sobre Jaime Galarza Segunda parte CONFERENCIA DE PHILIP AGEE ANTE EL TRIBUNAL ANTIIMPERIALISTA DE NUESTRA AMERICA, MANAGUA, OCTUBRE DE 1983. Tercera parte PHILLP AGEE: EL HOMBRE QUE "TORCIÓ" LA HISTORIA DEL ECUADOR. Entrevista por Francisco Herrera Aráuz Breves datos sobre el autor de la entrevista 9 13 20
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LA CIA CONTRA AMÉRICA LATINA
RAZÓN DE SER
En 1947, uno de los más nefastos gobernantes de Estados Unidos, Harry S. Truman, autor del genocidio atómico de Hiroshima y Nagasaki, decretó la creación de la Agencia Central de Inteligencia-CIA-, como el principal instrumento de espionaje e intervencionismo político a nivel mundial, para consolidar el rol de Estados Unidos como gran potencia, derivado de la Segunda Guerra Mundial, y rivalizar con esa otra superpotencia surgida en las mismas circunstancias históricas: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), más conocida con el nombre de Unión Soviética. De inmediato, la CIA se puso manos a la obra. Sus dos acciones más notables en los primeros años fueron el derrocamiento, en 1953, del primer ministro de Irán, Mohamed Mossadeg, que había nacionalizado compañías petroleras multinacionales, y en 1954 la invasión de Guatemala por un ejército mercenario para derrocar al gobierno nacionalista del coronel Jacobo Arbenz, que había expropiado latifundios de la todopoderosa United Fruit. Desde entonces, la CIA derramó su sangriento poder sobre el orbe entero, frecuentemente al margen y por encima del poder político formal de los Estados Unidos, en contubernio con el poder militar (el Pentágono) y bajo la cobertura diplomática de las embajadas norteamericanas. Esto es lo que ocurrió en la República del Ecuador, que al respecto registra un año clave: 1960, y un nombre extraordinario: Philip Agee. Lo particular de ese año consistía en que había triunfado la Revolución Cubana, en alas de la insurgencia armada dirigida por Fidel Castro, segui-
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da de inmediato por una proliferación de focos guerrilleros en Centro y Sudamérica, y una fuerte presencia de la Unión Soviética, que apoyaba a Cuba por sus propios motivos geopolíticos que confrontaron entonces a los motivos igualmente geopolíticos de los norteamericanos. Era un nuevo y enorme capítulo más de la Guerra Fría. Washington decidió actuar sin contemplaciones, izando la bandera del anticomunismo y el antisovietismo, por lo cual desde 1960 y a lo largo de casi veinte años se dio en el continente un reguero de golpes de Estado que incluyó a Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, El Salvador, Guatemala, República Dominicana, etc. El libreto aplicado en todas partes era el mismo: ruptura de relaciones con Cuba, represión al "comunismo", entendido en este término a elementos militares patrióticos y sectores de la Iglesia Católica. Ejecuciones extralegales, persecusión masiva, tortura, desaparecidos, exilio político vinieron a ser el pan de cada día. Por cierto, la figura emblemática con que la CIA inauguró este período fue Philip Agee, brillante y joven oficial de operaciones que cumplió un amplio plan en Ecuador, Uruguay y México en esos años de terror, desde 1960 hasta 1968. Desgraciadamente, la fragilidad de la memoria colectiva y la velocidad de los cambios tecnólogicos actuales, hacen que se ignore esta historia reciente y que, por lo mismo, se subestime la presencia de la CIA, cuyo descomunal desarrollo corre a parejas con la globalización, la crisis del capitalismo, las guerras del petróleo (Libia, Irak, por ejemplo), las ansias de dominación unipolar de los Estados Unidos, acolitado por la vieja Europa y las oligarquías de todas partes. Esta es la razón de ser de la presente publicación: contribuir a despertar la memoria histórica de nuestro pueblo y de Nuestra América.
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Con la advertencia de que los avances revolucionarios y progresistas en el continente vuelven más peligrosa que nunca la intervención de la CIA, via conspiraciones golpistas, compra de conciencias, despliegue de campañas mediáticas, planes de magnicidios. Por fortuna, el despertar continental es cierto y lo demuestra el surgimiento de entidades y lazos solidarios entre naciones como en el caso de ALBA, UNASUR, CELAC, PETROCARIBE y otros, que son signos de muerte del neocolonialismo y de vida de la nueva América. En este plano se inscribe la política de la Revolución Ciudadana y la acción de la Cancillería ecuatoriana que dirige Ricardo Patiño Aroca. Plano de independencia y soberanía, demostrado plenamentre con la terminación de la base norteamericana de Manta, el freno a la insolencia de las multinacionales petroleras, como ejemplo CHEVRON-TEXACO, o la expulsión de diplomáticos norteamericanos ejecutores de los planes y actividades de la CIA. Solo en ese plano ha sido posible la publicación del presente libro y que víctimas permanentes de la CIA como califica Philip Agee a Jaime Galarza Zavala-, `puedan hacer oir su voz y presentar sus tetimonios ante el tribunal de la opinión pública, ahora gracias a un Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, que defiende a Ecuador soberano, multicultural y de puertas abiertas.
UNA GUÍA NECESARIA
El presente volumen, que aparece como Cuaderno No. 2 del Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana,
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se refiere a las actividades de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos) en el Ecuador y otros países, principalmente de América Latina y El Caribe. El Cuaderno No. 1 se denominó "Eloy Alfaro, líder de Nuestra América". Fue publicado en octubre de 2013 y circuló exitosamente dentro y fuera del país en una voluminosa edición de 25.000 ejemplares, con fines de distribución gratuita, promocionados en numerosos actos a escala nacional e internacional. Fue la decisión y la amplia visión continental del Canciller Ricardo Patiño lo que permitió esta obra de vasto alcance. El Cuaderno No. 2, que circulará del mismo modo en 30.000 ejemplares, se compone de tres partes, todas relacionadas con las denuncias y el pensamiento de Philip Agee, el célebre ex oficial de operaciones de la CIA, fallecido en La Habana el 7 de enero de 2008, a los 73 años de edad. Estos son materiales que conservan invalorable actualidad y frescura pese al paso de los años, convirtiéndose en verdaderas herramientas de investigación y trabajo para los revolucionarios de hoy. Las tres partes que mencionamos son las siguientes: Primera: Entrevista a Philip Agee en Londres, 1975, efectuada por Jaime Galarza Zavala, escritor ecuatoriano Segunda: Discurso de Philip Agee en el Tribunal Antiimperialista de Nuestra América, Managua, octubre de 1983.-Tercera : "Philip Agee, el hombre que 'torció' la historia de Ecuador". Entrevista por Francisco Herrera Aráuz, periodista ecuatoriano y Director de Ecuador Inmediato. Guiemos al lector a través de estos tres campos:
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Primera parte ENTREVISTA A PHILIP AGEE POR JAIME GALARZA
En 1975, Philip Agee, joven norteamericano de singular talento y personalidad, se convirtió en famoso al descubrirse a sí mismo como ex oficial de operaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos. No sólo había renunciado años atrás a su condición de tal, sino que dio a la estampa un libro que sacudió al mundo, particularmente a los países de América Latina, comenzando por Ecuador, Uruguay y México, los tres países donde actuara entre 1960 y 1968, cumpliendo planes de espionaje y terrorismo de la organización. El título de la obra en inglés:"Inside the Company. CIA Diary", pronto fue castellanizado por el de " Diario de la CIA". Con este nombre, el Movimiento Segunda Independencia, existente a la época, hizo una traducción de la parte correspondiente a Ecuador y la publicó en 1977. Han pasado desde entonces hasta hoy, diciembre del 2014, 37 años, en los que se han producido muchos tsunamis naturales, políticos y económicos en el planeta; sin embargo, la obra ha permanecido con terca vigencia dado que, lejos de disminuir, el siniestro papel de la CIA aumentó en todas partes al conjuro de la globalización, las guerras del imperio norteamericano y la OTAN, la crisis mundial del capitalismo y de su fatídico engendro: el neoliberalismo. Desgraciadamente, como ocurre en el Ecuador y otras latitudes, la real historia de las actividades de la CIA no es debidamente conocida por las nuevas generaciones ni por la masa popular. Entre nosotros, por ejemplo, salvo sectores revolucionarios de izquierda, son pocos quienes poseen una
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información cabal sobre el tema, mientras la derecha y sus servidores mediáticos procuran desviar las miradas del público calificando de paranoia toda denuncia sobre los manejos conspirativos y golpistas de la Central y sus múltiples agentes y colaboradores locales. Basta ver la iracundia de ciertos medios "independientes" cuando el Presidente Rafael Correa expulsó, primero, a dos diplomáticos estadounidenses vinculados a la CIA, y luego a la mismísima embajadora Heather Hodges, suscitando la furia del imperio y de la belicosa legión que la sirve en nuestro medio, De allí que conviene volver a Philip Agee, quien nos cuenta en esta entrevista aleccionadores detalles de sus acciones y experiencias en el Ecuador durante los tres años que operó entre nosotros. Cierto que ha transcurrido medio siglo desde aquella época y muchos de los antiguos agentes han muerto o han callado, pero al margen de su identidad y de sus casos, están vivos los métodos empleados por la CIA, tanto para reclutar espías como para infiltrarse dondequiera y ejecutar operaciones de sabotaje, desinformación política y desestabilización de gobiernos. Ahora con más razón que antes, pues si entonces los yanquis buscaban aislar a Cuba y detener el peligro revolucionario derivado de su ejemplo, hoy Ecuador y América Latina, en general, marchan por la declarada senda de la Segunda Independencia, con gobiernos revolucionarios o progresistas y nacionalistas en muchas partes, pudiendo tratarse, felizmente , de un camino sin retorno. Esta es la razón que nos anima la entrevista que efectuáramos en 1975 a Philip Agee en Inglaterra. Luego hemos vuelto a encontrarnos con él en París, Nicaragua y Cuba, donde pasó sus últimos años, siempre dando sus valiosos aportes a la lucha liberadora de los pueblos, incluyendo el suyo propio, hasta fallecer en La Habana en medio del afecto de los revolucionarios cubanos. Poco antes nos di-
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rigió una carta en que expresaba su deseo de visitar Ecuador, que no volvió a ver desde 1963, en unión de su compañera y su hijo nacido en Quito a comienzos de los 60. Para entrar a la entrevista, queremos que el lector conozca que la misma fue publicada entonces parcialmente por la Revista NUEVA, dirigida por la recordada Magdalena Jaramillo (Magdalena Adoum), y completa, en folleto de 32 páginas, en 1977, por el Movimiento Segunda Independencia, valerosa legión de luchadores antiimperialistas, aunque de corta duración. Por otra parte, al reeditar la entrevista, hemos de hacer dos indicaciones: la primera, referida a que el texto de la misma es exactamente el que se publicó en Quito por el referido Movimiento; y la segunda, relacionada con lo siguiente: a lo largo del texto, el lector encontrará sucesivos números entre paréntesis; pues debe saber que estos sirven de indicadores y se agrupan al final de esta entrevista en el anexo denominado REFERENCIAS, que sirve para ampliar y actualizar algunos datos.
Segunda parte DISCURSO DE PHILIP AGEE, MANAGUA, OCTUBRE 1983
Tras varios años de lucha armada, el Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua, derrocó la criminal y prolongada dictadura de Somoza impuesta por Estados Unidos, e inició una transformación del caduco sistema oligárquico y neocolonial que oprimía al pueblo de Augusto César Sandino y Rubén Darío el genio universal de la literatura. Poco después, la CIA desataba una agresión extranjera apenas disfrazada y promovía una violenta contrarrevolución terrorista. En esas condiciones, varias personalidades y or-
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ganizaciones del continente se dieron cita en Managua en octubre de 1983, constituyéndose en un Tribunal Antiimperialista, por el que desfilaron aquellas presentando candentes denuncias contra el intervencionismo yanqui en Nuestra América y a escala mundial. En la ocasión, Agee pronunció un vibrante discurso contra la política del imperio y conmovió al auditorio con el relato de las acciones de la CIA, y de él mismo, contra varios de los presentes, con quienes luego estrechara fuertes nexos de amistad. Jaime Galarza grabó ese discurso que, en forma resumida, se publica por primera vez.
Tercera parte ENTREVISTA A PHILIP AGEE POR FRANCISCO HERRERA ARAUZ
Como lo relata Francisco Herrera en la introducción de la entrevista, su empeño para encontrar al personaje persistió por varios años, hasta que al fin logró en 2006 ubicarlo en La Habana, Cuba, donde residió sus últimos años, y departir largamente con él. Un diálogo agudo, sin concesiones, como corresponde al buen periodista, que supo sacarle el jugo a la ocasión, favorecido por la extraordinaria memoria de Philip Agee, proyectando la relación histórica a los convulsos días de hoy, cuando la central del espionaje y el terrorismo de Estados Unidos no afecta solo al globo en su conjunto sino también a su propio país, donde se ha convertido en el super poder, por encima y por detrás del poder formal. Un punto importante de esta entrevista se refiere a las dudas que expone el entrevistado sobre la posible participación de la CIA en el asesinato del presidente Jaime Roldós Aguilera, pero explicable por-
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que, como él mismo lo señala, estaba desvinculado de las realidades ecuatorianas desde los años 60 en que vivió y actuó en nuestro país. En cambio otros dos norteamericanos han sido enfáticos en afirmar que la CIA estuvo involucrada directamente en el asesinato de dos líderes latinoamericanos: el destacado periodista Seymour Hersh y John Perkins, el autor de esa obra de trascendental importancia, "Confesiones de un gángster económico". Por lo demás, la entrevista en mención viene a ser pieza fundamental para el análisis de las actividades de la CIA en nuestra patria. Quito, diciembre de 2014
Jaime Galarza Zavala EDITOR RESPONSABLE DE "LA CIA CONTRA AMERICA LATINA"
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Londres, octubre 1975, Jaime Galarza, entrevista a Philip Agee
Primera parte
JAIME GALARZA ENTREVISTA A PHILIP AGEE
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stamos a fines de 1975. He llegado a Londres con el propósito de entrevistar a uno de los personajes más discutidos de los últimos tiempos, a quien los ecuatorianos debemos más de una desgracia. Se trata de Philip Agee, autor del DIARIO DE LA CIA, libro que apareció en el pasado enero. Agee llegó a Ecuador en 1960 y se desempeñó hasta las postrimerías de 1963 en calidad de agente del espionaje norteamericano. Entre sus hazañas se cuentan numerosos casos de penetración en los partidos de izquierda, en los órganos del Estado, en las organizaciones derechistas. Para la época, los objetivos buscados por la CIA dentro del país fueron dos: 1. La ruptura de relaciones del Ecuador con Cuba. 2. El derrocamiento del presidente Carlos Julio Arosemena, culpable ante Washington de veleidades nacionalistas.(1) Los dos objetivos fueron logrados a través de los hombres, mecanismos y episodios descritos en el libro de Agee con espeluznantes detalles. En ambos casos, la CIA utilizó como centro de toda su campaña el anticomunismo, envuelto en una increíble maraña de mentiras, falsificaciones, terrorismo, hechos de sangre, compra y venta de conciencias. Luego de las revelaciones expuestas por el ex oficial de operaciones, varios de los implicados han salido iracundos en defensa de su honor supuestamente calumniado, mientras otros han tenido la prudencia de permanecer mudos, sin que faltaran casos como el del ex dictador , General Marcos Gándara Enríquez, en que virtualmente se reconoce, sin arrepentimientos molestos, haber colaborado con la CIA.(2) De aquí la necesidad de entrevistar a Philip Agee, de cuyas denuncias el país conoce parcialmente, pues no existe hasta el momento una traducción en español de todo el Libro.(3)
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Por otra parte, reviste interés internacional tratar de establecer con precisión los móviles que indujeron a Agee a publicar su libro en ediciones que pronto llegarán al millón de ejemplares en inglés, italiano y sueco -las versiones ya publicadas- , así como en español, francés, árabe, japonés, portugués, holandés, griego y otras lenguas. Los personajes ecuatorianos mencionados por Agee deben sentirse felices de esta publicidad mundial gratuita que los va convirtiendo en celebridades universales. ¿El libro de Agee es una maniobra de la misma CIA? ¿Una jugada más del imperialismo norteamericano? ¿Qué persigue el ex agente con su obra? ¿Ha lanzado realmente viles calumnias o ha dicho verdades infamantes? Todos nos hacemos estas interrogantes que hoy trata de despejarlos un luchador ecuatoriano en medio de la bruma de algún rincón de Inglaterra y con el único fin de compartirles hechos parte clave de nuestra historia. Agee acepta sin vacilaciones la entrevista que se le propone, y al iniciarse ésta indica que es la primera efectuada con un periodista ecuatoriano, a pesar de que gran parte de su voluminoso libro se dedica al Ecuador. Agrega luego, con cierto humorismo: "Es también la primera entrevista con una de mis víctimas"... Esto último tiene una explicación. Para la CIA, como lo sostiene el ex agente, la organización izquierdista más peligrosa de su época fue URJE (Unión Revolucionaria de Juventudes Ecuatorianas), por lo que la reacción manipulada por los yanquis hizo de ella el principal blanco de sus ataques y atentados. Galarza era entonces el Presidente de URJE. La entrevista consistió en dos sesiones: la primera durante ocho horas, en que Agee parecía mostrarse seguro de sí mismo, demostrando una
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memoria celosamente cultivada, que le llevaba a recordar anécdotas en apariencia nimias, conocidas muchas de ellas por el entrevistador, cuya participación en la lucha revolucionaria fue siempre activa. La segunda entrevista duró tres horas y fue grabada. En ella Agee volvió a mostrarse seguro, respondiendo con rapidez el largo cuestionario que le fuera sometido. El presente texto responde a lo esencial de las dos entrevistas. Mientras las mismas tuvieron cumplimiento, me fue posible conocer a Agee en otro aspecto: su vida familiar. Dos hijos nacidos de su ex esposa norteamericana; el primero, en Ecuador, hace 13 años. Niños más bien serios, reflexivos, que parecen mantener magníficas relaciones con su padre y con la segunda madre que éste trajera al hogar: Angela Camargo Seixas, brasileña, en su hora militante comunista, vida de clandestinidad, prisión, tortura, heridas. Angela que tiene 25 años, fue activa participante de la lucha estudiantil contra la dictadura del General Costa da Silva. El ambiente familiar que rodea a Philip Agee luce auténtico, normado por la unidad en torno a un destino que lo advierten común en medio del peligro y de inquietudes revolucionarias que no es posible dejar de reconocer en esta singular familia que vive sin ostentaciones ni lujo. Londres, octubre de 1975
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JG. Hay quienes creen que los círculos gobernantes de Estados Unidos están interesados en liquidar la CIA, dado el desprestigio de ésta, para sustituirla por otra central de espionaje. Los mismos piensan que usted podría estar cumpliendo un plan en esa dirección. ¿Qué nos puede decir al respecto? PA. Hasta ahora se sabe bien que la CIA sigue como antes en cuanto a sus funciones de policía política secreta. Yo no creo que una persona que ha leído mi libro pueda seguir pensando que posiblemente lo hubiera escrito a órdenes de la CIA misma. Es cuestión de leerlo y ver qué tipo de daños se ha hecho a la CIA con el libro. JG. Para comprender mejor este problema, ¿Cree usted que le convenía al sector que, supuestamente, propicia en Estados Unidos la liquidación de la CIA, que usted hiciera revelaciones sobre los métodos utilizados por ella, y que antes no se conocían bien; así como de nombres que no estaban "quemados" y que incluso han seguido jugando algún rol de importancia? PA. Los métodos que puede utilizar la CIA en su papel de promotor de la represión en distintos países, son limitados y no pueden cambiarse mucho. Yo no creo que le convenga a la CIA que estos métodos sean expuestos en los hechos concretos en que fueron utilizados, porque la verdad es que tienen que seguir utilizándolos. La verdad, creo, es que la actividad de la CIA surge de la dinámica misma de los Estados Unidos. O sea, es la manera de seguir con esa prosperidad material que proviene de las operaciones de las compañías multinacionales de los Estados Unidos en el exterior, pues hay un vínculo íntimo entre lo que hace la CIA en el plano de la guerra política y en el de la explotación económica. Naturalmente, yo no lo veía así antes, pero eso es lo que veo ahora. Y la CIA no va a querer que gentes que puedan servir a sus propósitos
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sean denunciadas como agentes o colaboradores. Y tampoco va a querer que yo siga, como sigo, identificando y revelando nombres de gente de la CIA, de oficiales de carrera como era yo, en otros países, como Portugal, ahora, o como Suecia, Inglaterra, México. JG. A propósito de las revelaciones que usted está haciendo, he escuchado decir que usted se propone desmitificar a la CIA, pero hay quienes sostienen que lo que consigue con sus denuncias es sembrar la duda en todas partes, la desconfianza de unos hacia otros, despertando al mismo tiempo, la imagen de una organización todopoderosa. ¿Qué piensa sobre esto? PA. Es un conflicto, naturalmente, hay una contradicción al hablar de una fuerza peligrosa, tratando de debilitarla, y a la vez, explicando exactamente lo que hizo y sus éxitos. Pero la CIA no es más que una burocracia de gente con cierta capacidad, cierta experiencia, con dinero, con equipos, con gente que puede entrenar a otros. La CIA hace muy poco por sí misma; actúa a través de sus aliados naturales, las fuerzas reaccionarias, en los países donde actúa. La CIA utiliza las contradicciones y las luchas de clases en los países donde actúa. Es un error pensar que es todopoderosa u omnisciente. No lo es. Pero hay a veces una paranoia en cuanto a la CIA cuando no la colocan en el lugar donde debe estar. Es una policía política secreta que actúa a través de ciertas fuerzas políticas y económicas en cualquier país, como sirve a similares fuerzas dentro de Estados Unidos. JG. ¿Qué nos puede decir respecto de las motivaciones que usted tuvo para abandonar la CIA? ¿Se trata de un cambio en su pensamiento político? ¿A qué factores obedece la actitud tomada por usted? PA. El proceso personal de abandonar el trabajo de la CIA, luego escribir este libro y seguir adelante en el mismo camino es un proceso muy com-
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plejo y, probablemente, no lo entiendo muy bien hasta ahora. Pero lo que sí puedo decir es que después de trabajar en Ecuador por tres años, y aún antes de salir de Ecuador, comencé a estar en contra de las personas a quienes estuvimos apoyando. Porque yo estuve trabajando muy duro en mis tareas en Ecuador, como usted ve en el libro, y estuvimos tratando de conseguir cierta estabilidad política para que viniera el desarrollo económico y para que las fuerzas llamadas "amigas nuestras" pudieran instalar reformas como la redistribución del ingreso, reforma agraria, etc. Pero entonces yo vi que mientras más éxitos obteníamos nosotros, en el esfuerzo por apoyar las fuerzas políticas tradicionales del país y para aplastar a la izquierda, mas lejos se pusieron las reformas, porque la presión desapareció. Yo comencé a tener cierto disgusto hacia las clases adineradas, que eran las que nosotros realmente apoyábamos. En Uruguay sucedió algo similar. Se desarrolló ese disgusto. Pero en ese tiempo yo no veía ninguna alternativa. Simplemente me puse un poco cínico y no quería seguir en la CIA sólo por no dedicarme a este tipo de actividades. Luego pasaron varias cosas. El último puesto que tuve en la CIA fue en México, en el 67 y 68, como Agregado Olímpico de los Estados Unidos para los Juegos Olímpicos. Después de los Juegos renuncié y me quedé viviendo en México, pero sin pensar nunca en hacer nada en cuanto a la CIA, ni escribir un libro, ni tomar ninguna actitud. Mas durante el primer año que me quedé fuera de la CIA pensé mucho y esto fue como una descompresión. Quise entonces escribir un libro exponiendo la metodología de la CIA, como una manera de contribuir al movimiento contra la guerra de Vietnam en Estados Unidos. Porque lo que yo hice en América Latina era muy parecido a lo que Estados Unidos hacía en Vietnam, solo que a un nivel menos intenso de la represión. JG. ¿Significa su actitud un acto de traición a Estados Unidos?
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PA. Yo no creo que sea un acto de deslealtad hacia el país. La CIA no sirve al país. La CIA sirve a intereses minoritarios en los Estados Unidos y esos son sólo intereses de los dueños y gerentes de las compañías multinacionales, de los profesionales que los apoyan, de ciertos políticos dentro del gobierno mismo. Esta es una fracción de la población norteamericana. Nada de lo que yo hacía estaba destinado a servir a los negros, a los indígenas de Estados Unidos, a los portorriqueños, a los chicanos, al mayor porcentaje de la clase media, a la mayoría de la población de Estados Unidos. Lo que yo hacía era directamente apoyar a esas compañías y a los políticos que querían mantenerse en sus puestos. De manera que yo no veo que he hecho una traición o una deslealtad a los Estados Unidos. Es un acto político a favor del pueblo. JG. Pasando al terreno de sus experiencias como oficial de operaciones de la CIA, sería interesante que usted nos dijera si entre los métodos para reclutar agentes y colaboradores, la CIA pone especial empeño en el empleo de dinero, y en qué casos resulta normalmente más fácil crear una dependencia económica. PA. Sin dinero, nada o casi nada de lo que hace la CIA podría funcionar. El dinero es la grasa que facilita a la CIA todo lo que hace. En cuanto a los agentes que trabajan con la CIA, se puede decir que quizás el noventa por ciento lo hace por motivos de dinero. Hay otros que tienen una coincidencia política con la política de Estados Unidos, por los intereses de sus propias clases dentro del país. En este caso, el dinero sirve para propaganda y para toda clase de actividades. La CIA utiliza el dinero como factor de control sumamente importante sobre el agente, que depende en gran medida del dinero que recibe de la CIA. Esta lo sabe y utiliza la palanca del dinero para crear una dependencia económica, a fin de que el agente haga siempre lo que le dice la CIA.
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JG. Muchas veces se descubre un agente de la CIA. Usted revela varios nombres, y siempre es inquietante saber si aquel agente (por ejemplo uno de penetración en la izquierda) una vez descubierto, deja o no seguidores tras de sí. La pregunta sería: ¿Entre las tareas prioritarias de un agente de penetración, figura la de conseguir nuevos agentes? PA. Siempre. Una de las tareas más importantes de todo agente de penetración en un partido de izquierda o en otro tipo de institución, es la de estar informando sobre sus compañeros, no sólo para que la CIA sepa mejor de las capacidades y los planes de la institución o del partido, sino también porque siempre está buscando otros agentes, pues la CIA no está contenta con uno, dos o tres agentes. Mientras más alto los pueda conseguir mejor, así que siempre está buscando en los comités centrales de los partidos políticos de izquierda. Para esto, no solamente utiliza los informes de sus agentes, sino control de teléfonos, instalaciones electrónicas de escucha; en fin; toda clase de informaciones, evaluando siempre otros militantes que podrían ser reclutables. JG. En otro punto, ¿Cuáles son las vinculaciones que normalmente establece la CIA con los servicios de inteligencia de los distintos países donde opera? PA. La CIA trata de tener relaciones íntimas con el mayor número posible de servicios de inteligencia. Vale decir que la CIA tiene alguna conexión con todos los servicios de inteligencia, fuera de los países socialistas. Las razones del interés en esto varían según los casos, pero hay un propósito que rige siempre: cada contacto de la CIA con los servicios de seguridad e inteligencia de un país implica la posibilidad de control del Estado mismo en ese país. Los servicios de seguridad e inteligencia son una de las mejores fuentes de información sobre la estabilidad política del país y natural-
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mente la CIA puede conseguir información sobre lo que va a pasar de un momento a otro. Pero a la vez la CIA utiliza estos servicios- lo hicimos en Ecuador, en Uruguay, en México- para ampliar la capacidad propia y la de sus hombres, pues los servicios locales pueden hacer más fácilmente que nosotros muchas cosas (por ejemplo, el control telefónico) como parte de la política oficial del gobierno, sin que la CIA arriesgue su gente. El control de viajeros es otro ejemplo. A veces la CIA hace ambas cosas. Nosotros, por ejemplo, instalamos equipos fotográficos en aeropuertos para fotografiar documentos de ciertos viajeros que están en una lista de chequeo. Pero la CIA siempre está tratando de reclutar oficiales de estos servicios en calidad de agentes, utilizando muchas veces el dinero, para que estos oficiales tengan su primera lealtad hacia la CIA y no hacia el gobierno de su propio país. JG. Seguramente esta colaboración, de los servicios locales es lo que permite la elaboración de las listas LYNX que usted revela en su libro, o sea, las listas para el control de "elementos subversivos", las que finalmente sirven para represiones selectivas que en algunos casos puede conducir a la muerte, el asesinato de los miembros de la lista. ¿Recuerda alguna experiencia en este sentido? PA. Si. Una de mis tareas en Ecuador fue la de mantener al día esta lista de "control de subversivos". Al principio, tuvimos en esta lista 100 o 150 nombres, pero se amplió con los años, hasta 300 o 400 hacia el Gobierno de Carlos Julio Arosemena. Poco antes de la caída de Arosemena (11 de julio de 1963) yo había estado trabajando sobre esta lista, que realmente es un archivo entero de personalidades. En la lista figuran datos, como los siguientes: nombre completo, lugar de residencia, lugar de trabajo, lugares de diversión, pasatiempos, nombre de la mujer, lugar donde trabaja, escuela a la que asisten los hijos. Todo esto facilita, por ejemplo, un apresamiento rápido. Esta fue
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una de las tareas de todas las estaciones de la CIA en América Latina, y creo que en todo el mundo. Nosotros conseguimos en Ecuador un agente: el jefe de la sección del Ministerio de Gobierno que tenía a su cargo las cédulas de identidad. Por este agente pudimos obtener los datos básicos de cualquier ecuatoriano, incluso con fotos. El fruto de esta información se la proporcionamos en 1963 al Ministro de Gobierno de la Junta Militar. Mora Bowen. El Gobierno utilizó la información para sus redadas contra la izquierda, apresando a cientos de personas. Ellos obraron en base a la información que nosotros les dimos. Es peor todavía en otros países, donde la represión es más fuerte. En Brasil, Argentina o Chile este tipo de información que proporciona la CIA a las fuerzas de seguridad es utilizada por grupos como el Escuadrón de la Muerte, la Triple A y otros grupos de asesinos. JG. Usted ha dado un nombre importante. ¿Se refiere al General Agustín Mora Bowen? PA. Si. El General Mora Bowen entró al Gobierno de la Junta Militar en Julio de 1963, mientras Warren Dean, Jefe de la Estación de la CIA en Ecuador, estaba en Estados Unidos. El había tomado vacaciones un poco antes de la caída de Arosemena. Cuando volvió, probablemente en la segunda quincena de Julio, entró en contacto inmediato con Mora Bowen, con el Coronel Naranjo (4), que era Ministro de Defensa, con el General Gándara, miembro de la Junta. Dean trabajaba intensamente con los tres altos oficiales del gobierno para la represión de la izquierda y también para montar toda una nueva serie de operaciones de la CIA, utilizando los servicios de seguridad del Ecuador. Y me acuerdo bien que un programa que pusieron a marchar enseguida fue el montaje de un nuevo sistema de control de teléfonos, cuyo puesto de escucha iba a estar en el Colegio Militar de Quito.
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JG. Esto es muy importante, pero el General Mora Bowen hizo una declaración en que desmiente airadamente la denuncia que usted hace sobre la participación de él como estrecho colaborador de la CIA. PA. No me sorprende que unas u otras personas desmientan, porque, no es favorable que ellos sean descubiertos como colaboradores o agentes de la CIA, pero es verdad que él trabajó con Dean, y yo supongo que él hace su desmentido para salvar su posición dentro de las instituciones militares ecuatorianas. JG. Quiero plantearle una cuestión de actualidad. En esta hora de la llamada "crisis energética", cuando existe la OPEP y se dan procesos de nacionalización del petróleo en distintos países, ¿No cree usted que la CIA se halla desplegando esfuerzos muy especiales para controlar la situación de acuerdo con los monopolios petroleros? PA. La CIA ha servido efectivamente para apoyar a las compañías petroleras. Recuerdo muy bien cuál fue mi primer trabajo en la CIA, en el verano de 1960. Yo estuve encargado, entre otras cosas, de hacer el chequeo de listas mandadas semanalmente desde la estación de la CIA en la Embajada de Estados Unidos, en Caracas, con los nombres de los venezolanos que interesaban trabajar en la CREOLE, la subsidiaria local de la Standard Oil de Nueva Jersey. Entonces yo mandaba de vuelta cualquier dato sobre antecedentes políticos de esas personas, a fin de que no se les diera empleo a quienes tenían antecedentes de militancia izquierdista. JG. Hablando de otro tópico: ¿La CIA agudiza tensiones y conflictos entre países en donde los Estados Unidos tiene especial interés? Citemos el caso de Ecuador y Perú, por ejemplo. PA. No sería solamente para agudizar las contradicciones en sí mismas. Tendría que relacionarse, ese agudizamiento, con algo que ten-
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ga que ver con el programa de política izquierdista o nacionalista de aquellos países. Algunas veces si podría utilizarse esas contradicciones y conflictos, si fuera conveniente al programa político más amplio del gobierno de los Estados Unidos; y, en esto, naturalmente entraría la CIA. JG. Otro asunto de interés general: ¿Es correcto suponer que la CIA agudiza las diferencias y tensiones entre organizaciones populares y revolucionarias de un país determinado? PA. Continuamente en todos los países donde yo trabajé (y creo que esto era una operación standard) tratábamos siempre de utilizar las informaciones recolectadas para exacerbar las contradicciones políticas existentes. Por ejemplo, en Ecuador tenemos el caso de José María Roura, uno de los dirigentes entonces del Partido Comunista del Ecuador. Nos propusimos, y lo conseguimos, que fuera detenido y se lo descubriera llegando con dinero de China, para exacerbar el cisma creciente entre los grupos de Sierra y Costa del Partido. Eso es exactamente lo que pasó. Más todavía con el viaje de Antonio Flores a Cuba. (Flores estaba vinculado al grupo de la Sierra encabezado por Rafael Echeverría). Nosotros fabricamos un informe presentado por él a Cuba, según hicimos asomar. Luego, al regreso, lo detuvimos y "descubrimos" el documento, que se hizo público. Este tipo de operaciones es una manera de causar división y en los casos citados produjo expulsiones de varias personas del seno del Partido. También corre en esto el uso de rumores de una persona contra otra, de cualquier clase de documentos, etc. La CIA siempre trata de debilitar y dividir a las fuerzas más progresistas del país. (5) JG. Hablando de divisiones, usted señala en su libro que en la manifestación de la FEUE organizada en Quito el 10 de Marzo de 1962, en respaldo del mantenimiento de relaciones con Cuba, la CIA infiltró agentes de propaganda (escuadras socialcristianas de Camilo Ponce Enríquez),
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para que lanzaran consignas como "Más universidades, menos cuarteles". Luego señala usted que esto fue muy exitoso para provocar la exigencia de las Fuerzas Armadas a fin de que se rompiesen esas relaciones. Le pregunto: ¿Es ésta una manera normal en las actuaciones de la CIA? PA. Si. Aunque esta técnica no se la puede emplear todos los días, cuando se la utiliza de modo oportuno resulta eficaz y puede producir represión, porque es una manera de provocar a las fuerzas de seguridad. Además, esto puede desacreditar a la izquierda. Por otro lado, utilizando este tipo de maniobras, la CIA puede también promover posiciones más extremistas en la izquierda, hacia la insurrección, por ejemplo, implicando a toda la izquierda, incluida aquella que no consulta acciones extremas dentro de su programa político. Los provocadores sirven para desprestigiar a la izquierda. JG. Usted ha mencionado aquello de documentos falsificados. Últimamente en el Ecuador circulan muchos documentos falsificados, como uno que se atribuye al "Partido Comunista Ecuatoriano", según dice el documento, que se pretende era una circular reservada del Partido dando instrucciones a sus militantes para penetrar en las Fuerzas Armadas y preparar la dictadura del proletariado con el apoyo de la Unión Soviética. ¿Quiero preguntarle si dentro de las actividades de la CIA, de sus técnicas figura la falsificación de documentos? PA. Continuamente. Uno de los propósitos de falsificar documentos es el de insinuar o "probar" que los grupos de izquierda, sobre todo los Partidos Comunistas, son peones de la Unión Soviética, como en el caso que menciona usted ahora. En forma parecida, la CIA fabricó en Uruguay documentos entre los cuales me acuerdo muy bien hubo una carta con la firma falsificada de Daniel Wacksmann, dirigente de la
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Federación de Estudiantes. Ellos publicaban un semanario sobre la integración económica en América Latina, que nosotros queríamos desprestigiar. En la carta que fabricamos, Wacksmann, secretario del seminario, aparecía agradeciendo al Agregado Cultural de la Embajada Soviética cierto tipo de ayuda. (6) JG. A propósito del Ecuador, usted afirmaba en una entrevista que los hombres de la CIA prácticamente lograron subvertir el orden dentro del país en los años 1960 al 1963. ¿Es cierta esta afirmación? PA. Yo creo que sí se puede afirmar que subvertimos el orden en Ecuador. Pero sería más exacto decir que la CIA apoyó a fuerzas internas que subvertían el orden. Ella no puede hacer todo por su cuenta, tiene que aprovechar de mucha gente, de los agentes y colaboradores locales. La CIA tiene que maniobrar a través de fuerzas políticas nacionales. Puede dar dinero, equipos, entrenamiento, entregar su propia experiencia y toda clase de apoyo y consejo, pero al final son las mismas fuerzas reaccionarias en cualquier país quienes aprovechan lo que puede aportar la CIA. Hablando, por ejemplo, de los documentos falsificados, cuando cayó el gobierno de Velasco en 1961 y se iba a elegir Vicepresidente de la República en el Congreso, nosotros quisimos que fuera elegido nuestro agente a sueldo, Coronel retirado Reinaldo Varea Donoso. Frente a su candidatura estaba la del Dr. Alfredo Pérez Guerrero, entonces Rector de la Universidad Central. Nosotros, además de querer que nuestro hombre (que estaba recibiendo 800 dólares por mes) entrara en la Vicepresidencia, no queríamos que Pérez Guerrero saliera de la Universidad, porque el Vicerrector era Manuel Agustín Aguirre y éste, en ese caso, habría asumido el Rectorado. Una de las cosas que hicimos en este período muy intenso de la elección, fue publicar la mañana misma de la elección una noticia en El Comercio, la que fue
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atribuida al Partido Comunista del Ecuador, según la cual éste anunciaba su apoyo a la candidatura de Pérez Guerrero. Nuestro objetivo fue el de restarle así votos de elementos moderados. La publicación la hicimos a través de Gustavo Salgado, columnista del diario, y uno de nuestros principales agentes de propaganda. Varea Donoso fue elegido. Luego el Partido hizo el desmentido correspondiente, pero ya era demasiado tarde. JG. Entiendo que Varea tenía expectativas de escalar posiciones más altas y ver, así, aumentado su sueldo en la CIA. PA. Tuvimos incluso la ilusión de que Varea podría llegar a ser Presidente de la República, pero después del célebre caso de "La Chatarra", el quedó tan desprestigiado que realmente no se pudo salvar. JG. Usted menciona en su libro a Rafael Arízaga como líder del Partido Conservador en Cuenca, y lo identifica como padre de Carlos Arízaga Vega, señalando que los dos fueron los agentes de la CIA más importantes en el Azuay durante los años sangrientos de la campaña anticomunista.( Pero en verdad el padre de Arízaga Vega fue Carlos Arízaga Toral, ya fallecido. ¿Cree haberse equivocado de nombres? ¿En realidad fue agente el padre de Arízaga Vega? PA. El padre de Arízaga Vega era la persona con la cual Noland, Jefe de la CIA en Ecuador, trabajaba. Yo me equivoqué en el nombre del padre. En mis investigaciones me dieron el nombre de Rafael en la Embajada ecuatoriana en Londres. Se trata sin embargo, de Carlos Arízaga Toral. JG. ¿Recibieron ellos, padre e hijo, dinero de la CIA para la campaña anticomunista? PA. Si. Noland les daba el dinero para la campaña anticomunista en Cuenca. Noland iba a Cuenca, pero a veces el padre o el hijo iban a Quito. Yo me acuerdo bien de una noche en el Hotel "Quito", cuando
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estuve con Noland y con Carlos Arízaga Vega. Noland me presentó y pasamos juntos la noche. JG. José María Egas, entonces dirigente poncista, ha reconocido públicamente su colaboración con la CIA en aquella época, y ha mencionado el nombre del Capitán Carlos Roggiero, también poncista, como uno de los principales enlaces con la CIA. ¿Qué papel jugó Roggiero? PA. Roggiero tenía a su cargo la gente de acción militante del Movimiento Social Cristiano. Esta gente colocaba bombas en las iglesias de distintas ciudades, como Cuenca, Guayaquil y otras que no recuerdo. Estas bombas podían ser la palanca para las demostraciones de solidaridad, pues se culpaba de ellas a las fuerzas de izquierda. Roggiero dirigía esto, y a la vez yo le entrené para hacer otro tipo de material para toda clase de actos terroristas. El y yo salíamos muchas veces al norte de Quito, a un lugar donde no había gente, pasando la Avenida Seis de Diciembre para afuera. JG. Entre los agentes que usted menciona y que han rechazado la veracidad de la denuncia, está el Coronel retirado Jorge Gortaire, actual Director Nacional de Turismo. ¿Qué puede decirnos respecto de ese desmentido? PA. Probablemente el desmentido obedece a la misma razón de Mora Bowen y otros. Pero Gortaire trabajaba al principio con Noland y luego conmigo. Yo me quedé algunas veces en la casa de él. Para la Fiesta de la Fruta en Ambato estuve allí en 1963, con mi mujer de aquel entonces, y mi hijo, que nació en Quito. Era un fin de semana y había muerto el suegro de él, papá de la señora Bacha, por lo que él estaba de duelo. Yo lo vi bastante y nosotros financiamos una Academia Militar que él estaba dirigiendo en ese tiempo, y donde también trabajaba un cuñado de Gortaire. JG. Esta Academia, ¿funcionaba en Ambato o Quito? PA. Funcionaba en Ambato, pero los muchachos venían de distintas
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provincias. La Academia tenía internado. JG. ¿Podría ampliarnos algo acerca del papel del General Marcos Gándara Enríquez? PA. La relación de la CIA con Gándara comenzó cuando él subió a la Junta Militar, al mismo tiempo que las relaciones con Mora Bowen y Naranjo. Warren Dean manipuló este contacto y le autorizó para conseguir otros programas que la CIA quería saber o hacer, o que Dean quería efectuarlos a través de la Junta. Gándara dio el visto bueno a la operación de intervención de teléfonos que mencioné antes, así como al mejor control de viajeros. Toda la represión a la izquierda se hizo en las relaciones que la CIA tuvo con Gándara y con los otros dos Ministros. JG. A propósito del Ministerio de Defensa del Ecuador: ¿Trabajó usted alguna vez relacionado con el Ministerio o con algún oficial del mismo? PA. En el Ministerio de Defensa, durante la mayoría del tiempo que estuve, no trabajamos directamente con funcionarios, sino a través de otros, como Roger Paredes, que era un teniente coronel retirado, que mantenía sus contactos dentro del Ministerio. José Vargas Vacacela, nuestro agente en la Policía, tenía bastante conexión con el Ministerio de Defensa. Pero cuando subió la Junta Militar nosotros comenzamos contacto con una persona que no mencioné en el libro, porque no pude recordar su nombre completo. Se llamaba Raúl y era un Mayor del Ejército. Creo que tenía un puesto en el Ministerio en la Sección de Informaciones.(8) JG. ¿El trabajo de "Raúl" fue de carácter informativo? PA. Si. El fue quien nos estaba dando informes acerca de todo lo que pudo saber desde dentro del Ministerio de Defensa. JG. Entre las personas que usted menciona en su libro como estrechos colaboradores de la CIA figura Alfredo Albornoz Sánchez, ban-
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quero y en su momento Ministro de Gobierno de Carlos Julio Arosemena. Luego he sabido que también usted está convencido que el hijo de aquel colaboró con la CIA. ¿Recuerda esto? PA. Si. Cuando el padre era Ministro de Gobierno, el mismo estaba en contacto continuo con Noland, pero cuando salió del Ministerio ya no hubo necesidad de mantener ese contacto. El hijo, Alfredo, había servido como correo o contacto entre el padre y Noland. Luego que yo salí entró otro oficial de apellido Palmer -creo que está en Brasil- .Vi a Palmer en Washington en 1966 y me contó que después que yo había salido de Ecuador, él hizo amistad con Albornoz hijo, y que éste había servido muy eficazmente, en sentido operativo, a la estación de la CIA en Quito. JG. Hace poco, el Ministerio de Obras Públicas honró como funcionarios destacados de telecomunicaciones a los ingenieros Rafael Bucheli y Alfonso Rodríguez, mencionados por usted como agentes efectivos de la CIA. La ceremonia tuvo lugar en el Salón de la Ciudad. ¿Puede precisarnos el papel cumplido por ellos como agentes? PA. El ingeniero Alfonso Rodríguez era el encargado de las redes de líneas exteriores en Quito, mientras Bucheli era el encargado de las centrales. Entonces Rodríguez arregló algunas líneas extras desde la central de la Mariscal hasta la casa de Bucheli, que estaba en un rincón cerrado, en un callejón sin salida, cerca de la calle 10 de Agosto. Por esas líneas y a través de esas conexiones, las conversaciones eran llevadas a la casa de Bucheli, donde instalamos los equipos de grabación. Bucheli me daba a mí las cintas y yo las pasaba a las personas que transcribían las conversaciones. A propósito, Bucheli trabajaba con una tercera persona que también era empleado de las centrales. Bucheli y su subordinado eran muy activos en el club de aeromodelismo.
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JG. ¿Bucheli y el otro eran aficionados al aeromodelismo? PA. Si. Una vez traje desde Estados Unidos, en la valija diplomática, un modelo muy avanzado, como regalo para Bucheli. JG. Volviendo a Jorge Gortaire, he oído que en un momento determinado la CIA compró un auto para él, un jeep Land Rover. ¿Qué dice sobre esto? PA. Esto fue en la primavera de 1963, cuando quisimos informes sobre los dispositivos militares de los cuarteles del Sur, con miras a un posible movimiento contra Arosemena. Gortaire, como ex oficial, tenía todavía sus amigos en las guarniciones del sur y en otras provincias, como su hermano menor, Federico, que era Jefe de Guarnición en Manabí (9). Para que pudiera movilizarse, compramos un jeep Land Rover, color azul. Entonces él con su mujer y su hijo -creo que se llamaba Jorgito-, se fueron en un viaje que duró como cuatro semanas. Volvió a Quito, nos dio todos los informes recopilados y recibí el Land Rover de vuelta. Entonces quisimos traspasar este jeep a Luis Vargas, agente de penetración en el Partido Comunista. Para esto, entregué el Land Rover a Pepe Molestina, que tenía una estación gasolinera en la avenida Colón. Pepe y yo arreglamos un precio razonable. Luego Vargas se presentó para "comprar" el jeep, pero sin que supiera Molestina que Vargas era nuestro agente. Vargas pudo utilizar luego el Land Rover para su trabajo dentro del Partido. Así podía acercarse más a Rafael Echeverría y obtener mejores informaciones (10). JG. Vargas y Mario Cárdenas estaban estrechamente vinculados, desde años atrás, dentro del Partido Comunista. Entiendo que ellos fueron atraídos a la CIA principalmente por el dinero. ¿Verdad? PA. Si. Y también ellos habían perdido el interés en el Partido. JG. ¿Y cuál fue el contacto o enlace con ellos?
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PA. La persona que sirvió de contacto con ellos fue Miguel Burbano de Lara. Un hombre de mucho valor para la CIA, supo manipular muy hábilmente estos contactos dentro del Partido. El era a la vez el Gerente de Panagra en el Aeropuerto de Quito. JG. Otro agente de penetración en el Partido comunista, denunciado por usted, Atahualpa Bazantes, publicó hace poco toda una historia galante respecto de sus actividades dentro de la CIA. Además afirma que rompió violentamente con usted en un incidente ocurrido, me parece, en el Hotel Humboldt. PA. Bazantes era un caso curioso porque tenía muchas contradicciones dentro de si. El quería ver una revolución socialista en el Ecuador. Fue a Cuba, mandado por nosotros, para recoger informaciones allá en 1961. Cuando volvió, alababa a la Revolución Cubana. Para nosotros era un caso de hombre que seguía trabajando como agente pero no de todo corazón. El tenía ciertos resentimientos con el Partido, y como cualquier caso de gente que trabajaba para la CIA, sobre todo dentro de un partido de izquierda, hubo contradicciones. Cuando yo estaba por salir del Ecuador en 1963 quería que Bazantes trabajara con otra persona como enlace, y ya no con el médico Doctor Felipe Ovalle. Para este fin logré el reclutamiento de otra persona que había conocido socialmente: Gonzalo Fernández, coronel retirado de la Fuerza Aérea. Entonces en el Hotel -creo que fue el Majestic y no el Humboldt- Bazantes se sometió a la prueba del "bolígrafo"o detector de mentiras. Luego arreglé para que él siguiera trabajando con el Coronel Fernández. No me acuerdo de ninguna confrontación con Bazantes. (11) JG. Entre las revelaciones que resultan más importantes figura el caso del Licenciado Jorge Arellano Gallegos, durante varios años dirigente de la Juventud y del Partido Comunista. Dirigente también,
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según recuerdo, de la Unión Internacional de Estudiantes, con sede en Praga. En otro momento, sumado al sector de Rafael Echeverría, en contraposición a la dirección de Pedro Saad en el Partido Comunista del Ecuador, ha venido jugando un papel importante, a tal punto que dentro del actual gobierno (en que figuran agentes de la CIA en posiciones prominentes), Arellano ha sido nada menos que Jefe de Personal del Ministerio de Educación (12). PA. Arellano no trabajaba en la CIA cuando yo estuve en Ecuador. Durante ese tiempo lo estuvimos evaluando continuamente, y Noland pensaba que Arellano podía ser reclutado para la CIA, por los indicios que él veía. Porque Noland era el Director de Liga Deportiva Universitaria, y dentro del medio ambiente del fútbol, había conocido personalmente a Arellano, y lo había observado bien. Por lo que Noland supo, por lo que dijeron otras personas en ese medio futbolístico acerca de Arellano, y sobre todo por lo que supimos a través de los agentes Vargas, Cárdenas y Bazantes, nosotros siempre creímos que había posibilidad de reclutar a Arellano. Pero no se había hecho nada hasta yo salir del país. Más tarde en 1966, yo estuve en una conferencia de la CIA en Río de Janeiro, donde fueron todos los oficiales encargados de las operaciones contra Cuba. Una de las personas que asistió a la conferencia fue Warren Dean, que estaba todavía como Jefe de la CIA en el Ecuador. El me contó varias cosas logradas desde mi salida. Una de ellas era el reclutamiento de Arellano. Dean estaba muy contento por esto. JG. En el Ecuador, muchos creemos que Arellano fue reclutado en Diciembre de 1965, cuando se hallaba detenido en el Penal García Moreno. Entonces se suscitó una huelga de hambre de presos políticos, que eran numerosos. Arellano fue designado representante de la huelga. Sorpresiva-
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mente, en un momento determinado, abandonó el Penal, dejó a sus compañeros en huelga, y salió del país de manera sospechosa, por medio de una resolución oficial que le permitía exilarse. Arellano se trasladó a Europa, y de allí, en su condición de dirigente del Partido Comunista Marxista Leninista, viajó a Pekín, en donde habría ostentado una representación oficial de su Partido. De manera que cuando Warren Dean relata acerca de esto en Abril de 1966, ya Arellano había sido reclutado, probablemente a cambio de la libertad y el exilio que se le concedieron. Este reclutamiento no habría ocurrido, pues, a su regreso de Pekín en 1966, cuando fue detenido obscuramente en Bogotá. Este es un dato que vale la pena recordar. Además, usted señala que se había observado desde antes cierta vulnerabilidad en el caso de Arellano. PA. Si. Son esas vulnerabilidades que la CIA está siempre buscando entre militantes de agrupaciones y partidos. Estas son, por ejemplo, la vanidad, el afán de vivir a un nivel económico superior a sus posibilidades, resentimientos dentro del Partido, problemas con dirigentes más altos, común en las personas que piensan que sus capacidades y sus talentos no se han utilizado en la debida forma. Estos son los indicios que la CIA está buscando como puntos vulnerables. En el caso de Arellano, creo que el factor más interesante para nosotros, en ese tiempo, era su deseo de vivir a un nivel económico superior a lo que sería lógico en su caso. JG. En su libro hay varias menciones respecto de los nexos de la CIA con el Movimiento Sindical del Ecuador. ¿Qué nos puede hablar acerca de esto? PA. La CIA ha venido actuando en los movimientos sindicales de muchos países dentro de lo que se llama "sindicalismo libre". Cuando yo llegué al Ecuador, la CIA estaba trabajando a través del Sindicato Internacional de la Industria de Comunicaciones. Schneider era el hombre que en ese tiem-
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po representaba al Sindicato en el Ecuador. Realmente fundamos la CEOLS en 1963, cuando tuve que hacerme cargo de las operaciones sindicales, por la salida de otro oficial. Yo tomé la responsabilidad para el Secretario General de CEOSL, que era Matías Ulloa Coppiano, para el Secretario de Educación, Ricardo Vásquez Díaz, y el Consejero Legal, que era Carlos Vallejo Báez. Yo pagaba los sueldos de los tres agentes y subvencionaba todos los gastos de CEOSL. En ese tiempo, CEOSL fue una criatura de la CIA. Realmente yo no se lo que habrá pasado después, pero leí recientemente que el mismo Matías Ulloa fue el organizador principal de la Federación Nacional de Trabajadores Petroleros y Químicos del Ecuador. Esto me parece muy sospechoso, porque él había trabajado intensamente para la CIA y como este sector sindical resulta crítico en la vida económica del país, es seguro que lo que se quiere es controlar a la clase obrera en esta industria clave. En cuanto a la CTE, nosotros recibíamos muchos informes a través de los agentes penetrados en el Partido Comunista o algún otro grupo. En ese tiempo hubo un agente que estuvo trabajando en la CTE y que a la vez era, si no recuerdo mal, uno de los principales dirigentes del sindicato de las cuestiones sanitarias de Quito. Creo que era cuñado del Coronel Oswaldo Lugo, de la Policía, otro agente nuestro. Con la CEDOC nuestro contacto era a través de la Doctora Isabel Robalino, mas yo no trabajé con ella, sino otro oficial Gil Saudade. En todo caso, la operación más importante que tuvimos en el campo sindical fue la CEOSL. JG. ¿Conoce usted si en el caso del Ecuador y de otros países hay puntos de contacto directos entre la CIA y los Programas de Asistencia Policial de AID? PA. En los programas de seguridad pública de AID, programas policiales, la CIA ha estado muy metida. Siempre los ha utilizado para meter sus
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propias cuñas en el aparato policial. Cuando yo llegué a Quito, tuvimos a un hombre llamado Robert Weatherwax, oficial de operaciones de la CIA, que se disfrazaba como oficial de la Misión de Seguridad Pública de AID, en esa capital. El fue muy amigo de Jorge Acosta Velasco (también agente de la CIA). Cuando Velasco Ibarra llegó a Quito en 1960, durante la manifestación velasquista, debido a la represión, hubo muertos. Bueno, prácticamente quien dirigió la represión fue Robert Weatherwax. Era un hombre muy rubio y con cara muy roja fácil de reconocer. Cuando subió Velasco al poder hubo toda una purga de los partidarios de Ponce dentro del gobierno. Entonces Jorge Acosta aconsejó a Weatherwax que abandonara el país hasta que se calmara un poco la situación. El viajó a Washington, luego volvió y se casó en 1961 con una quiteña. En toda América Latina y en muchos otros países, Tailandia, Vietnam por ejemplo la CIA utiliza las misiones de seguridad pública para infiltrar sus agentes en los servicios de seguridad e inteligencia. En Uruguay, yo mismo conseguí colocar que se trajera a un oficial de operaciones como parte de la Misión de Seguridad Pública (13). JG. En cuanto a la Junta Interamericana de Defensa, ¿Vio algunos nexos entre ésta y la CIA? PA. La CIA tiene en Washington sus oficiales que están en contacto con el grupo militar que representa a los Estados Unidos en la Junta Interamericana. Y estos están continuamente asesorando a los latinoamericanos que van a Washington para servir en la Junta a fin de convertirlos en agentes. Me parece que fue el caso de Gortaire. JG. Bien. Me quedan todavía algunas cosas por decir. Una pregunta que inquieta a todos es la siguiente. ¿Por qué la CIA no ha tomado medidas contra usted a pesar de las denuncias que efectúa, de la publicación de libros y entrevistas, de conferencias que pronuncia, de
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su colaboración en distintas partes para identificar agentes de la CIA? PA. Creo que ésta ha sido una época oportuna para mi actuación, pues por todos lados se han hecho revelaciones sobre los sucios manejos de la CIA. Todo esto comenzó el año pasado con el caso Chile, si usted lo recuerda (14). Hemos vivido, pues, más de un año de estas revelaciones. En mi caso, la CIA no sabía qué hacer. Un tiempo viví en París en secreto y realmente temí que me pasara algo. Pero publicado el Libro, La CIA no podía ya pararlo. Si algo me pasaba, la culpa se la hubiera echado ella encima. No es una cosa que me la explico muy bien, pero como mi caso es un poco insólito, y la CIA de cualquier forma no es todopoderosa, no ha podido hacer nada. Y en verdad no me ha preocupado tanto acerca de lo que me podía pasar en manos de la CIA, sino la terminación del libro, efectuar las investigaciones, escribirlas y ahora seguir adelante en un plano de solidaridad con la gente que es víctima de la CIA. Se me ha criticado duramente por revelar todos estos nombres. Me dicen que estoy poniendo en peligro de muerte a toda esta gente. En algunos casos he sufrido un conflicto interior al denunciar a ciertas personas que trabajan en la CIA, pero finalmente estas personas prestan apoyo y favorecen a esta institución que, mientras más fuerte sea, más puede promover eventos del tipo que ocurrieron en Chile. Y eso está en contra del propio pueblo de Estados Unidos. JG. Una inquietud o una sospecha que plantean algunos, es que a usted le anima en sus denuncias el afán de hacer mucho dinero en base a un escándalo publicitario. Se supone, naturalmente, que sus ingresos podrían llegar a ser considerables con motivo de la publicación de este libro y sus traducciones. ¿Qué nos dice al respecto? PA. He tratado de separar lo mínimo que yo necesito para vivir, el resto de los ingresos he comenzado a canalizarlos hacia grupos de los Estados
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Unidos y de distintos países que están actuando de una u otra forma anti-imperialista. En cuanto a lo que estoy haciendo, sigo la misma trayectoria última, incluyendo otros libros, proyectos de cine, varias otras cosas. No estoy trabajando solo. Yo soy sólo una persona entre muchas en los Estados Unidos que trabajan para debilitar estas fuerzas reaccionarias, estas fuerzas de represión, tanto en la política exterior y en relación con la CIA, como en el interior de los Estados Unidos: las policías locales estatales, el FBI, los servicios de inteligencia militar, todo el aparato de represión que está creciendo día a día en los Estados Unidos. JG. Las finalidades de todo este movimiento, de todas estas vinculaciones que animan a las gentes comprometidas junto con usted, ¿Son finalidades políticas concretas? PA. Lo que he tratado yo de hacer con mi libro y trato de seguir haciendo es enseñar la metodología de la CIA, para que la gente víctima de su trabajo pueda defenderse mejor. Esto por un lado. Por otro quiero aportar en los Estados Unidos a todo el movimiento que está en contra de la represión interna y de su extensión hacia fuera de los Estados Unidos. Este es un programa anti-imperialista y en mi caso obviamente veo positiva la revolución socialista. Y como soy un experto que ha trabajado por varios años en la CIA, creo que lo mejor que puedo hacer es seguir este plan de descubrirla. Por ejemplo, yo quisiera seguir con los estudios y los análisis de quienes son las gentes de la CIA trabajando en Ecuador ahora mismo. Creo que este es un trabajo de solidaridad. JG. Si es que el actual gobierno del Ecuador o el que le sucediera, le ofreciera a usted determinadas garantías para actuar en el terreno de estas revelaciones, si, por ejemplo, se formara un tribunal de honor para juzgar casos de ecuatorianos inculpados de ser agentes o colaboradores
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de la CIA (dándoles, naturalmente, derecho de defensa), ¿Estaría usted dispuesto a concurrir al Ecuador y enfrentarse a un tribunal de esa índole? PA. Pues, naturalmente. Uno de los sueños más fuertes que tengo es volver al Ecuador, aunque sea por algunas semanas, para visitar lugares y también para enseñarle a mi hijo mayor el país, pues el nació allá... Para ambos hijos... Pero por otro lado, yo creo que el trabajo del presente y del futuro es más importante que el caso de esa gente que ya está neutralizada -así lo espero-. Pero naturalmente, estoy dispuesto a colaborar para enfocar realmente la atención sobre este tipo de intervención. JG. Dos preguntas, un tanto personales. La una es esta: ¿Hay alguna persona allegada a usted que haya tenido cierta influencia en el sentido de modificar puntos de vista y actuaciones anteriores suyas? PA. Numerosas personas a través de estos años... Pero sería largo explicar toda esta influencia exterior. Más yo diría que una de las experiencias que tuve y más me ha influenciado fueron los seis meses que pasé en Cuba durante el año 1971, cuando fui allá para seguir las investigaciones que me permitieran continuar escribiendo el libro que inicié en México. Allí pude conocer algo de la Revolución Cubana, viajé por muchos lados, vi numerosos proyectos, hablé con mucha gente, me impresionó lo que vi porque yo conocí Cuba antes, durante el régimen de Batista. Después en 1972, cuando volví a París para seguir con mi libro, conocí a Ángela y formamos una familia con ella y mis hijos, aquí en Inglaterra. Ella ha tenido una influencia muy seria sobre mí, contribuyendo a liberarme del lado frívolo y superficial de mi personalidad. Sin duda la influencia de Ángela es la más importante que yo he tenido en los últimos tiempos. JG. La otra pregunta se refiere a este entrevistador. He leído su libro y en la parte final, cuand
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