Has elegido rechazar las cookies basadas en consentimiento que utilizamos principalmente para gestionar la publicidad. En adelante, para acceder a nuestra web tienes que elegir alguna de las siguientes opciones.
Premium
3,99 €/mes o 39,90 €/año
Sin publicidad y mucho más
Plus
Por 9,99 €/mes
Contenido exclusivo y sin publicidad
Si has cambiado de idea, puedes aceptar las cookies y continuar usando iVoox de forma gratuita.
Con tu consentimiento, nosotros y nuestros 813 socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales, como tus visitas a esta página web, las direcciones IP y los identificadores de cookies. Algunos socios no te piden consentimiento para procesar tus datos y se amparan en su legítimo interés comercial. Puedes retirar tu consentimiento u oponerte al procesamiento de datos según el interés legítimo en cualquier momento haciendo clic en ''Obtener más información'' o en la política de privacidad de esta página web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
Almacenamiento y acceso a información de geolocalización con propósitos de publicidad dirigida, Almacenamiento y acceso a información de geolocalización para realizar estudios de mercado, Almacenar la información en un dispositivo y/o acceder a ella , Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos , Publicidad y contenido personalizados, medición de publicidad y contenido, investigación de audiencia y desarrollo de servicios , Uso de cookies técnicas o de preferencias.
Comentarios
Nunca me olvidaré del primer día que vi y escuché a Zozobra, fue un concierto en Roquetes organizado por Ojalá esté mi bici. Entré y vi un chico de pelo largo y rizado y oscuro, engominado hacia atrás, y estaba descalzo en el escenario. Era un concierto de los pronto extintos Facción Fascista. Estaba cantando un tema cuya letra y melodía nunca me he podido quitar de la cabeza “tengo que salir a comprar, tengo que salir a atender, llueve y se hace de noche”. Recuerdo ver a un hombre de alma rota que había juntado sus últimas fuerzas para cantar, un dolor teñido de frustración y también desprecio, una vulnerabilidad convertida en fortaleza. Su creatividad y talento performántico no han dejado de crecer. Sus letras no tienen nada que envidiarle a los "stream of consciousness" de Burroughs o Kerouak, su música a la perversidad, humor, surrealismo y oscuridad de Nurse With Wound y Coil, habiendo creado un universo único. Para mí, es nuestro Lou Reed. Me alegro mucho que por fin haya salido el disco, es una obra maestra. :-) I.R.S.