El Lobo Estepario: Raúl Tristán entrevista a Georges Ward, pintor

Ofrecemos hoy, tras la emisión el pasado día 19 de septiembre en directo, a través de Canal 44 Zaragoza, la entrevista íntegra realizada a Georges Ward por Raúl Tristán en ’El Lobo Estepario‘. El trabajo pictórico de Georges Ward se ha presentado en ferias y galerías internacionales,estando presente en colecciones artísticas repartidas en países tan variados como Francia, Italia, Finlandia, Alemania, Gran Bretaña, España, Suiza, Siria, Líbano, Arabia Saudita, Estados Unidos… Asimismo, dispone de una exposición permanente en el Castillo Palacio del Papa Luna de Illueca (Aragón, España).

“Jugando con el origen de su nombre y el significado de su apellido en árabe e inglés, nos adentramos en las raíces familiares de Ward, que nos conducen hasta lejanos parajes de Turquía, Siria, Líbano e incluso Grecia“, comenta Raúl Tristán.

“Con esta entrevista pretendo llamar la atención sobre al menos tres características fundamentales de la obra de Ward, que para el observador cotidiano, el no experto en la materia, pueden pasar desapercibidas -continúa-.

Georges Ward, en su estudio, ante la obra El pasajero del tiempo
Georges Ward, en su estudio, ante la obra “El pasajero del tiempo”
La primera es el detalle y minuciosidad de naturalista con los que plasma sobre el soporte fauna y flora, que no son gratuitos sino fruto de una profunda documentación, por lo que colores y formas son fiel reflejo del ser original, tal y como podemos hallarlo en la Naturaleza.

La segunda característica, mucho menos observable para los no iniciados, es que bajo las capas de pintura se esconde una compleja estructura geométrico-matemática, que constituye el armazón sobre el cual se disponen los elementos de la obra, siguiendo un patrón premeditado. Esa estructura la conforman puntos armónicos, el decágono, líneas divisorias entre lo telúrico y lo solar, la espiral de Fibonacci o el número áureo o número de Fidias.

Por último, pero no menos importante, la trascendencia mística que la obra alcanza desde el momento en que el simbolismo entra en juego. Ningún elemento se introduce en la obra por azar, sino que se dispone en la misma en razón del significado de sus colores, su sentido histórico o mitológico, su mensaje esotérico…” -concluye.