Manifiesto 8M 2019
Red Feminista de Gran Canaria
JUNTAS SOMOS MÁS. Cada 8 de marzo celebramos la alianza entre mujeres para defender nuestros derechos conquistados. Nos precede una larga genealogía de mujeres activistas, sufragistas y sindicalistas.
La sororidad es nuestra fuerza; es la acción multitudinaria la que nos permite seguir avanzando.
El 8 de marzo, las mujeres de todo el mundo estamos convocadas a la HUELGA FEMINISTA.
Nuestra identidad es múltiple,somos diversas. Vivimos en el entorno rural y en el entorno urbano, trabajamos en el ámbito laboral y en el de los cuidados. Somos payas, gitanas, migradas y racializadas. Nuestras edades son todas y nos sabemos lesbianas, trans, bisexuales, inter, queer, hetero… Somos las que no están: somos las asesinadas, somos las presas. Somos TODAS. Juntas hoy paramos el mundo y gritamos: ¡BASTA!
¡BASTA! de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones. Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas –por lo demás insuficiente– se dote de recursos y medios para el desarrollo de políticas reales y efectivas.
¡BASTA! De violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas, que vivimos las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición. QUEREMOS poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas horas. Señalamos y denunciamos la violencia sexual que afecta de modo aún más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad como mujeres migradas y trabajadoras domésticas.
¡BASTA! De opresión por nuestras orientaciones e identidades sexuales! Denunciamos la LGTBIfobia social, institucional y laboral que sufrimos muchas de nosotras, como otra forma de violencia machista.
Somos las que reproducen la vida. El trabajo doméstico y de cuidados que hacemos las mujeres es imprescindible para el sostenimiento de la vida. Que mayoritariamente sea gratuito o esté devaluado es una trampa. Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea reconocido como un bien social de primer orden, y exigimos la redistribución de este tipo de tareas.
Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles, sumisas y calladas.
No aceptamos estar sometidas a peores condiciones laborales, ni cobrar menos que los hombres por el mismo trabajo. Por eso, el 8 de marzo también hacemos huelga laboral.
Huelga contra los techos de cristal y la precariedad laboral. Muchos de los trabajos que realizamos no poseen garantías o no están regulados. Y cuando algunas de nosotras tenemos mejores trabajos, nos encontramos con que los puestos de mayor salario y responsabilidad están copados por hombres.
¡BASTA! de discriminación salarial por el hecho de ser mujeres, de menosprecio y de acoso sexual en el ámbito laboral.
Denunciamos que ser mujer sea la principal causa de pobreza y que se nos castigue por nuestra diversidad. La precariedad se agrava para muchas de nosotras por tener mayor edad, ser migradas y estar racializadas, por tener diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad. Reivindicamos que nuestra situación laboral nos permita desarrollar un proyecto vital con dignidad y autonomía
Exigimos también las pensiones que nos hemos ganado. No más pensiones de miseria, que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez.
Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas. Las mujeres tenemos un papel primordial en la lucha contra del cambio climático y en la preservación de la biodiversidad . Exigimos que la defensa de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política.
Exigimos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de nuestros cuerpos, sin ningún tipo de presión estética.
¡Basta de considerar nuestros procesos de vida como enfermedades! Decimos no a la sobremedicación de nuestras circunstancias, nuestras emociones y nuestras vidas.
La educación es la etapa principal en la que construimos nuestras identidades sexuales y de género y por ello exigimos nuestro derecho a una educación pública, laica, feminista y libre de valores heteropatriarcales. Reivindicamos también nuestro derecho a una formación afectivo-sexual que nos enseñe en la diversidad, sin miedos, sin complejos.
Exigimos un avance en la coeducación en todos los ámbitos y espacios de formación y una educación que no relegue nuestra historia a los márgenes de los libros de texto; y en la que la perspectiva de género sea transversal a todas las disciplinas.
Decimos ¡BASTA! al racismo y la exclusión. Gritamos bien alto: Ninguna mujer es ilegal.
Exigimos protocolos contra el racismo en los entornos laborales y la creación de alternativas para las trabajadoras en situación administrativa irregular. Las mujeres migrantes no pueden ser consideradas “cuidadoras sin derechos". Se deben reconocer sus capacidades en el ámbito laboral ¡BASTA! de “suelos pegajosos”.
Las guerras son producto y extensión del patriarcado y del capitalismo para el control de los territorios y de las personas. La consecuencia directa de las guerras son millares de mujeres refugiadas por todo el mundo, mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y violentadas. Exigimos la acogida de todas las personas migradas, sea por el motivo que sea.
¡SOMOS MUJERES LIBRES, EN TERRITORIOS LIBRES!
Denunciamos los recortes presupuestarios en los sectores que más afectan a las mujeres: el sistema de salud, los servicios sociales y la educación.
Denunciamos la corrupción como un factor agravante de la crisis.
Denunciamos la justicia patriarcal que no nos considera sujetas de pleno derecho.
Exigimos plena igualdad de derechos y condiciones de vida, y la total aceptación de nuestra diversidad.
(Manifiesto leído en la Plaza de La Constitución por la trabajadora municipal del departamento de Recursos Humanos del Ayuntamiento de Arucas, Mari Carmen Sosa).
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