Los patios de luces son espacios parcialmente abiertos que se suelen dar en los edificios que se construyeron en las diferentes décadas de los años sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado en España. Éstos a mi entender vinieron de alguna forma a sustituir a las tan castizas y por ende típicas corralas, que se encontraban sobre todo en el Madrid de la segunda mitad del siglo XIX y parte del XX. Concretamente desde que se produjo en el "ancient régimen inmutata" la etapa de la que se dio en llamar como desarrollismo éstas comenzaron progresivamente a desaparecer. Tanto las nuevas edificaciones que surgieron al loor de esa etapa que les acabo de mencionar como las de ahora fueron construidas en general sobre terrenos baldíos, yermos o en tierras que fueron antaño de labor. Por otra parte, este espacio semi abierto lo solían disfrutar preferentemente aquellas personas que habitaban en los pisos bajos. Servía éste para muchas cosas: tender la ropa y tener un rato de amena tertulia con l@s vecin@s de enfrente o los de las viviendas de la planta baja. Los patios de luces facilitaban el paso de la luz, del aire exterior o de la calle. En lo alto de ellos, y sobre las barandas de las ya vetustas antenas colectivas de tv. se posaban las palomas, mirlos, urracas y las actuales invasoras cotorras argentinas. Se podían escuchar sus cantos y contemplar las reuniones mañaneras de los mirlos en otoño o en primavera. También el tableteo de los picos de las cigüeñas blancas que anidaban en la cúspide de un abeto casi centenario cercano y la emigración en una perfecta y armoniosa "v" de las grullas camino de lugares más cálidos cuando las hojas caducas de los árboles se empezaban a poner mustias. Hay un dicho muy castellano que más o menos dice "por sus vestimentas los conoceréis". Bien, de un lado a otro de los extremos de estos lugares se extienden los tendeles en los que se colgaba después de lavada y centrifugada la ropa de que los que habitaban en ese piso o departamento. Por esto se puede más o menos descubrir quien-es habitaban en esos metros cuadrados. Lea desde luego descubrió, aunque con algún desengaño que no todas las vestimentas colgadas no definían realmente a su propietari@. Ustedes amigos y amigas internautas de nuestras "Letras Encadenadas" ¿quién es Lea? Lea es una preciosa niña muy sabia que es nieta del portero de la finca o mejor dicho del bloque de pisos, que está ya a punto de jubilarse. Lea es la protagonista principal de una maravillosa y fabulosa novela infantil con rasgos de cuento que ha escrito hermosa y magníficamente bien ÉRICA MORIS. Ella ganó precisamente con "PATIO DE LUCES" el prestigioso y afamado XI PREMIO CIUDAD DE MÁLAGA 2020 de Literatura Infantil. La ha editado y publicado Anaya Infantil y Juvenil. ÉRICA ESMORIS hace un relato precioso relato de un simple "patio de luces". Desde este lugar aparentemente tan simple, pero lleno de mucha, mucha vida los muy buenos observadores pueden ver el recorrido del astro sol durante las cuatro estaciones del año: muy alto en invierno hasta que poco a poco va bajando al patio en primavera para establecerse enteramente en él durante el verano y volver a izarse lentamente en otoño. Realmente "PATIO DE LUCES" es un lugar ideal para contemplar más detenidamente el prisma cuadrangular o rectangular en el que se haya inserto. En "PATIO DE LUCES" de ÉRICA ESMORIS podemos encontrar a variopintos, atrayentes y curiosos personajes que habitan los pisos y que la inigualable LEA-a quien he cogido un inmenso cariño-nos va presentando en sus diferentes conversaciones con ellos. Esto le da un aire-digamos- coral a toda la novela con rasgos de cuento. LEA para mí es el paradigma que todos los padres deberían tener como hija. Estoy segurísimamente convencido que quienes la hayan leído o la lean habrán dicho o dirán "¡¡daría cualquier cosa por tener una hija como LEA!!". Yo he disfrutado muchísimo, muchísimo leyéndola. Personalmente he descubierto que transmite una serie de valores que por desgracia cada vez están menos presentes en la vida de las generaciones posteriores: la amistad, el entender a tus semejantes, la comprensión, la empatía y por supuesto las enseñanzas que deja. Por ejemplo, la profesión de portero que antes estaba en las casas que eran habitadas por las clases elegantes y de alto empaque o postín. Actualmente al portero se le suele llamar de una forma eufemística y edulcorada conserje. Por desgracia con la instalación de los porteros automáticos se ven muchos menos no solo en las ciudades pequeñas sino también en las grandes. Aprovecho para contarles- sin que obviamente se entere ÉRICA ESMORIS- un pequeño secreto: al abuelo de LEA cuando se jubile su lugar no lo ocupará nadie. ¡Una gran pena! Refiriéndome ya al ritmo he de decir solo dos cosas: vivo y muy fluido. En cuanto a su lectura es muy entendible, atractiva y abierta, pues la puede leer no solo l@s niñ@s de la casa sino las demás personas de la familia. Al hilo de esto a mí me gustaría preguntarles ¿la literatura infantil enseña, divierte exclusivamente a l@s niñ@s o también a l@s que no lo son, pero siguen siéndolo? Con respecto al estilo está muy bien hilvanado; sabe transmitir con genuina sapiencia todo lo que les he ido comentando en esta reseña o comentario. Yo por supuesto se la recomiendo. Para éstas ya más cercanas fiestas navideñas qué mejor relajación y divertimento que la lectura de "PATIO DE LUCES" de ÉRICA ESMORIS. Ilustrado talentosa y sensacionalmente bien por JUAN BERRIO. Editado y publicado por Anaya Infantil y Juvenil tiene un destacadísimo lugar en un anaquel brillante y mágico de la biblioteca radiofónico-sonora en por supuesto "Letras Encadenadas".
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