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Podcast IGLESIA DE VENEZUELA
UN RECURSO PARA CONOCER Y APRENDER LAS PRIMERAS CREENCIAS Y PRACTICAS DE LA IGLESIA PRIMITIVA.
ESPACIO PARA PROFUNDIZAR EN LA DOCTRINA APOSTÓLICA.
EN ESTE LUGAR PODRÁS LEER ARTÍCULOS DOCTRINALES APOYADOS EN LA PALABRA DE DIOS, DESDE UNA ÓPTICA PALEO-CRISTIANA; Y EXPONEMOS LOS ERRORES Y SANCOCHOS DOCTRINALES DE ALGUNOS GRUPOS QUE SE HAN DESVIADO DE LA VERDAD.
Los materiales en esta página demuestran las doctrinas y prácticas de los primeros cristianos con el fin de volver a practicar las verdades de la Iglesia Primitiva.
Jeremías 16:19 Oh Jehová, fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción, a ti vendrán naciones desde los extremos de la tierra, y dirán: Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, VANIDAD, y no hay en ellos provecho.
Hechos 2:42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra. 2 Tesalonicenses 2:15
Entonces, si se halla alguna divergencia aun en alguna cosa mínima, ¿no sería conveniente volver los ojos a las iglesias más antiguas, en las cuales los apóstoles vivieron, a fin de tomar de ellas la doctrina para resolver la cuestión, lo que es más claro y seguro? Incluso si los apóstoles no nos hubiesen dejado sus escritos, ¿no hubiera sido necesario seguir el orden de la tradición que ellos legaron a aquellos a quienes confiaron las iglesias? Ireneo (180 d.C.)
Queridos hermanos, nuestras creencias estén de acuerdo con la tradición de los apóstoles. Hipólito (200 d.C.)
“No se introduzca innovación alguna, dice, sino se siga la tradición”. ¿De dónde viene tal tradición? ¿Acaso no viene de la autoridad del Señor y del evangelio, o de las ordenanzas y cartas de los apóstoles? Cipriano (250 d.C.)
"Pero llegará el momento, y en efecto ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre está buscando gente que lo adore así". Jesús (Juan 4:23)
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LOS DOS CAMINOS (PRECEPTOS DE CONDUCTA):
1. Hay dos caminos, uno de vida y uno de muerte, y hay una gran diferencia entre los dos caminos. El camino de la vida es éste. Primero, amarás a Dios que te hizo; segundo, a tu vecino como a ti mismo. Y todas las cosas que no quieras que se te hagan a ti, no las hagas a otro. Ahora bien, la doctrina de estas palabras es ésta. Bendice a los que te maldicen, y ora por tus enemigos y ayuna por los que te persiguen; porque ¿qué recompensa hay si amas a los que te aman? ¿No hacen lo mismo los gentiles? Pero amad a los que os aborrecen, y no tendréis un enemigo. Absteneos de todos los deseos carnales y del cuerpo. Si un hombre te golpea en la mejilla derecha, preséntale la otra también, y sé tú perfecto; y si un hombre te carga con una milla, ve con él dos; si un hombre te quita la capa, dale también el abrigo; si un hombre te quita lo que es tuyo, no se lo reclames, porque tampoco puedes. A todo el que te pide dale, y no le reclames; porque el Padre desea que se den dones a todos de sus propios tesoros. Bienaventurado es el que da según el mandamiento; porque es intachable. Ay de aquel que recibe; porque si un hombre recibe teniendo necesidad, no es culpable; pero si no tiene necesidad, dará satisfacción de por qué y cuándo recibió; y siendo puesto en prisión, será examinado con respecto a los actos que ha cometido, y no saldrá de allí hasta que haya devuelto el último cuarto. Sí, en cuanto a esto se dice también: Que tus limosnas suden en tus manos hasta que sepas a quién has de dar.
2. Y éste es el segundo mandamiento de la enseñanza. No matarás, y no cometerás adulterio, no serás corruptor de muchachos y no fornicarás, no robarás, no tendrás tratos con magia, ni harás hechicerías, ni matarás a un niño con un aborto, ni matarás al que ha nacido, no codiciarás los bienes de tu prójimo, no perjurarás, no darás falso testimonio, no incurrirás en maledicencia, no guardarás rencores, no serás de doble ánimo ni de doble lengua, porque la lengua falsa es un lazo de muerte. Tu palabra no será falsa o vacía, sino que la cumplirás con tus actos. No serás avaricioso ni rapaz ni hipócrita, ni tendrás mal genio ni serás orgulloso. No albergarás malas intenciones contra tu prójimo. No aborrecerás a nadie, pero a algunos has de reprobar, y has de orar por otros, y a otros amarás más que tu propia vida.
3. Hijo mío, apártate del mal y de todo lo que lo parece. No te enojes, porque la ira lleva al homicidio; ni seas celoso ni contencioso ni irascible, porque todas estas cosas engendran homicidios. Hijo mío, no seas lujurioso, porque la lujuria lleva a la fornicación; ni hables de modo obsceno ni mires de soslayo, porque todas estas cosas engendran adulterios. Hijo mío, no tengas nada que ver con presagios, puesto que llevan a la idolatría, ni con encantadores, astrólogos o magos, ni aun los mires, porque de estas cosas se engendra idolatría. Hijo mío, no mientas, puesto que el mentir lleva al hurto; ni seas codicioso ni vanidoso, porque todas estas cosas engendran hurtos. Hijo mío, no seas murmurador, puesto que lleva a la blasfemia; ni voluntarioso, ni tengas malos pensamientos, pues de todas estas cosas vienen las blasfemias. Sino sé manso, porque los mansos heredarán la tierra. Sé paciente, compasivo e intachable, tranquilo y amable y siempre temiendo las palabras que has oído. No te ensalzarás a ti mismo, ni admitirás audacia en tu alma. No te juntarás con los altivos, sino con los justos y humildes será tu camino. Los accidentes que te sobre- vengan los recibirás como buenos, sabiendo que no ocurre nada sin Dios.
4. Hijo mío, recordarás al que te habla la palabra de Dios día y noche, y le honrarás como en el Señor; porque dondequiera que habla la Soberanía, allí está el Señor. Además, irás en busca, día tras día, de las personas de los santos, para que puedas hallar reposo en sus palabras. No harás cismas, sino que apaciguarás a los que contienden; harás juicio con justicia, no harás diferencia en la persona para reprobarle por sus transgresiones. No vaciles sobre si una cosa ha de ser o no ha de ser.
No seas hallado extendiendo las manos para recibir, pero retrayéndolas cuando hay que dar. Sí hay algo en tus manos, ofrécelo como rescate por tus pecados. No vacilarás en dar, ni murmurarás cuando des; porque sabrás quién es el buen pagador de tu recompensa. No te apartarás de aquel que está en necesidad, sino que harás partícipe a tu hermano de todas las cosas, y no dirás que algo es tuyo propio. Porque si sois copartícipes de lo que es imperecedero, ¿cuánto más debéis serlo de las cosas que son perecederas?
No rehusarás poner tu mano sobre tu hijo o tu hija, sino que desde su juventud les enseñarás el temor de Dios. No darás órdenes a tu criado o criada que confían en el mismo Dios que tú, en tu rencor y ojeriza, para que no suceda que dejen de temer a Dios que está por encima de ti y de ellos; porque El viene, no para llamar a los hombres, haciendo acepción de personas, sino que viene a aquellos a quienes el Espíritu ha preparado. Pero vosotros, siervos, estad sujetos a vuestros amos, como a un tipo de Dios, en vergüenza y temor.
Aborrecerás toda hipocresía y todo lo que no es agradable al Señor. Nunca abandonarás los mandamientos del Señor; sino que guardarás las cosas que has recibido, sin añadir a ellas y sin quitar de ellas. En la iglesia confesarás tus transgresiones, y no te dirigirás a orar con una mala conciencia. Este es el camino de la vida.
5. Pero el camino de muerte es éste. Ante todo, es malo y lleno de maldición; homicidios, adulterios, concupiscencias, fornicaciones, robos, idolatrías, artes mágicas, hechicerías, saqueos, falsos testimonios, hipocresías, doblez de corazón, traición, orgullo, malicia, tozudez, codicia, palabras obscenas, celos, audacia, engreimiento, jactancia; perseguidores de los hombres buenos, aborrecen la verdad, aman la mentira, no advierten la recompensa de la justicia, ni se adhieren a lo bueno ni al juicio recto, descuidados para lo que es bueno, pero atentos a lo que es malo; de los cuales están muy lejos la mansedumbre y la tolerancia; amantes de las cosas vanas, tras la recompensa, sin compasión para el pobre, ni trabajando para ayudar al que está oprimido por el trabajo; sin reconocer a Aquel que los hizo, homicidas de niños, corruptores de las criaturas de Dios, que se apartan del que está en necesidad, oprimen al afligido, defienden al rico, jueces injustos de los pobres, en todo pecaminosos. Hijos míos, que podáis ser librados de todas estas cosas.
6. Mira que ninguno te desvíe de este camino de justicia, porque el tal hombre te enseña distinto de Dios. Porque si tú puedes llevar todo el yugo del Señor, serás perfecto; pero si no puedes, haz todo lo que puedas.
Y con referencia a la comida, come de aquello que puedas; con todo, abstente en absoluto de la carne sacrificada a los ídolos; porque es adoración a dioses muertos.