Hoy os quiero proponer una herramienta para conseguir cambios sostenibles en el tiempo y que no se queden en el intento. Imagina que quieres dejar de fumar, por ejemplo. No poder disfrutar de esos cigarros que tanto te gustan no es el único problema, pues hay una serie de rituales que has adquirido y que inconscientemente también echas de menos. Por eso muchas personas vuelven a fumar cuando están en un acto social, tomándose unas cervezas o en una determinada situación que asocian con un recuerdo en el que normalmente fumaban. Cualquier objetivo que te propongas que consista en dejar algo va a ser muy costoso, incluso imposible, si no lo haces sustituyéndolo por otra cosa. La técnica del cambiazo consiste en sustituir. Esto hace que nuestro cerebro tenga la sensación de que tiene algo, en vez de centrarse en que le falta algo que antes tenía. Por eso, si decides dejar de fumar, crea un ritual que te ayude a sustituir esos momentos de “vacío”, sin cigarro. Por ejemplo, puedes aficionarte al té, que permite disfrutar del aroma, y su temperatura relaja mucho, y puedes tomar un té cada vez que solías tomar un cigarro. O hay quien toma chicles, pero en realidad es preferible si aquello que usamos para sustituir ataca no sólo al hecho sino también a su causa: la ansiedad, por ejemplo, que con un chicle no se reduce, pero con un té, sí. Si queremos hacer un cambio en nuestra vida que implique dejar de hacer algo, como dejar de fumar, seremos más eficaces si utilizamos la técnica del “cambiazo”: incorporar algún hábito nuevo. Con las dietas ocurre algo parecido: nos centramos en dejar de tomar chocolate, pan, azúcar… y olvidamos que cuando al cerebro le decimos que no piense en algo, sólo se queda con que le estamos hablando de ese algo. Es como pedirle a alguien: “no mires ahí”, pues estamos incitando a que mire, o pregunte ¿dónde? La clave de la técnica del cambiazo es la atención: poner la atención en algo que queremos, como podría ser, en el caso del régimen, algo sano y dietético que nos encante. Si solíamos merendar algún dulce, probablemente cuando hagamos dieta notemos ese hueco, no sólo en el estómago, sino también en el horario y en nuestras costumbres. Por eso es más eficiente si se incorpora una nueva costumbre, como por ejemplo, preparar una rica ensalada de frutas. Cuanto más tiempo le dediquemos a la preparación y más disfrutemos del proceso, mejor, porque eso calmará la ansiedad, nos hará disfrutar antes incluso de hincar el diente, y la ensalada de frutas puedes incluso convertirse en un premio a nuestra autoestima, que buena falta hace cuando uno quiere hacer dietas. En la vida profesional también pasa muchas veces. Por ejemplo, uno sale de un curso de formación muy motivado y luego llega el día a día y todo vuelve a la normalidad. ¿Por qué? Porque no se ha notado la diferencia en nada tangible, y si uno no se apoya en estructuras concretas es muy difícil cambiar algo. Si al salir del curso de formación se propone dejar de quejarse tanto, es altamente probable que vuelva a quejarse a la primera de cambio. Pero si por ejemplo se propone decir cinco veces al día la palabra “fantástico”, entonces va a andar muy ocupado en colocar la palabra, y aunque parezca absurdo, le estará mandando un mensaje de positividad al inconsciente que se traducirá en que se siente mejor, en que sus compañeros de trabajo perciben un cambio y al final acabará por normalizarse y entonces sí que puede llegar a transformarse la persona. Así que, no diré que manipulemos la mente, pero sí que aprendamos a gestionarla a favor de nuestros objetivos, utilizando estrategias prácticas que nos faciliten las cosas y nos hagan sentir mejor en el camino hacia la meta. - Artículos relacionados: ¡Se te tiene que notar! ¡ESCRIBE TU CORREO Y RECIBE TODAS LAS NOVEDADES CADA SEMANA! [contact-form-7] -La Caja de Herramientas del Coaching en Capital Bussiness Radio: (también puedes escuchar el Podcast y suscribirte en esta web, en iTunes y en iVoox)
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