Has elegido rechazar las cookies basadas en consentimiento que utilizamos principalmente para gestionar la publicidad. En adelante, para acceder a nuestra web tienes que elegir alguna de las siguientes opciones.
Premium
3,99 €/mes o 39,90 €/año
Sin publicidad y mucho más
Plus
Por 9,99 €/mes
Contenido exclusivo y sin publicidad
Si has cambiado de idea, puedes aceptar las cookies y continuar usando iVoox de forma gratuita.
Con tu consentimiento, nosotros y nuestros 813 socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales, como tus visitas a esta página web, las direcciones IP y los identificadores de cookies. Algunos socios no te piden consentimiento para procesar tus datos y se amparan en su legítimo interés comercial. Puedes retirar tu consentimiento u oponerte al procesamiento de datos según el interés legítimo en cualquier momento haciendo clic en ''Obtener más información'' o en la política de privacidad de esta página web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
Almacenamiento y acceso a información de geolocalización con propósitos de publicidad dirigida, Almacenamiento y acceso a información de geolocalización para realizar estudios de mercado, Almacenar la información en un dispositivo y/o acceder a ella , Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos , Publicidad y contenido personalizados, medición de publicidad y contenido, investigación de audiencia y desarrollo de servicios , Uso de cookies técnicas o de preferencias.
Comentarios
(Raúl) Estoy de acuerdo contigo. Sin embargo hay que reconocer que el concepto Novela Gráfica se creó en su momento precisamente con ese própósito: transmitir la idea que se trataba de obras de más calidad y madurez que los cómics normales. El debate sería si hoy día esa percepción debe continuar, dado que desde que Vertigo y sus sucesores nos acompañan está claro que un cómic mensual puede tener la misma calidad que una Graphic Novel.
A la novela gráfica, como formato, le ha hecho mucho daño la utilización, en ciertos entornos, de su propia denominación, sirviendo este aspecto de justificación por parte de algunos para leer comics y ser socialmente aceptado por su propio entrono. Si lees comics sigues siendo un frikazo, pero si en cualquier reunión que se precie cuelas que te estás leyendo tal o pascual novela gráfica y apuntillas con “de fulanito de tal ” pasas a ser reverenciado por un buen puñado de semejantes y subes varios en el índice de cultural del grupo. Como lector de muchos formatos de comics, prefiero quedarme con que el autor y el lector han encontrado una forma, el primero de contar su obra y el segundo de disfrutarla. Contaro con Dios me lo leí en su momento y va siendo hora de una relectura, me habéis picado. Además desconocía que se había agrupado todo en forma de trilogía con otras dos historias relacionadas con la avenida Dropsie. Habrá que hacerse con ellas. Enhorabuena por el análisis