Recital de poemas de Jaime Gómez en el Museo del Greco
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MARÍA DEL PILAR PALOMO de la Universidad Complutense escribió en carta sobre estos poemas: "¿Mi juicio u opinión? Por supuesto, muy favorable, poema a poema. Creo que hay diversidad de tono, en su mezcla de léxico actualísimo y resonancias culturales evidentes y expresas. Pero lo de poema a poema lo escribo porque entiendo que es un conjunto de poemas, pero no estructurados en forma de libro. Tal vez buscar esa estructura es una de mis manías, y no sé hasta qué punto razonable. Pero ese conjunto de poemas que agrupa el volumen es magnifico. Enhorabuena.."
El Dr. Emilio Miró de la Universidad Complutense escribió en carta de diciembre de 2004 sobre estos poemas: "Non omnis moriar ( http://www.bubok.es/libros/191401/Non-omnis-moriar ) me ha interesado y gustado. Tiene hermosura y hondura, y comparto en gran medida lo que afirma en su prólogo Víctor Pozanco, poeta antes que editor..."
LEOPOLDO U. DE LUIS escribió en carta de 3/12/2004 de estos poemas: "Entre las muchas cosas que se pueden atribuir a la poesía, está la sorpresa. Y está en su libro (Non omnis moriar: http://www.bubok.es/libros/191401/Non-omnis-moriar) que he leído con gusto. Porque une usted la más cruda realidad con la insólita asociación de palabras y la distorsión de la sintaxis. Hay, pues, una gran originalidad en su manera de escribir poemas que sorprende al lector y le presenta visiones inesperadas. Se aprecia en su libro un lirismo a merced de choques narrativos con la realidad. Creo que escribe usted muy originalmente, y eso ya es un mérito. Dice su prologuista que el desencanto aparece en muchos de sus poemas, y es verdad, y tal vez sea porque su poesía, como suele ocurrir en las mejores obras, es fruto de la discordia, de la pugna entre deseo y mundo interior."
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La verdad es que no tengo perdón de Dios. He de reconocer que no había leído nada tuyo hasta ahora (tampoco lo sabía),pero bueno,nunca es tarde si la dicha es buena. También he de reconocer que la poesía no es una rama de la escritura que me entre muy bien. pero en tú caso,tus poemas son muy frescos,ágiles y actuales que además para los que no están puestos en el tema (yo mismo),se entienden con facilidad. Lo poco que he leído de vos me ha gustado mucho,de echo tengo el recital de fondo en el pc. Enhorabuena por ese trabajo realizado,sigue así,me pareces una gran persona. Un abrazo.
Enhorabuena!!muy bueno el recital,la interpretacion excelente,la introduccion del violin en cada poema majestuoso,sigue escribiendo Jaime Gomez....
cierro mis ojos al escuchar tus poemas ,me dejo llevar por lo que transmites,siento tu lucha tus miedos enfrentarte a la muerte sin morir tu forma de amar apasionada melancolica y diferente ,me enseñan a volver a sentir un poema de un gran poeta y escritos como tu J G
Cuando el poeta se vuelca en el poema sin artificios aflora la auténtica poesía, inevitablemente original. Así ocurre con los versos de Jaime Gómez llenos de evocaciones que invitan a repetidas lecturas. Sin reflexionar sobre los porqués, como un simple impulso, la lectura me ha llevado más allá de los límites de la poesía española y me ha recordado el aliento poético de un Isidore Ducasse, de un Robert Penn Warren, de un Kafka también. El lado oscuro de la existencia queda inextricablemente unido a la esperanza, tenue pero realista. Los versos de JG se instalan en nosotros como mojones en los que detenernos y pensar. Desde ese “y recuerdos que pesan y pasan con pesar paciente” a ese haiku, tan preciso como precioso: “En la hojarasca hay un pájaro feliz, comió, bebió, dio una vuelta por el aire, cuando caiga el sol dormirá en una rama”. Ése es el contrapunto, el de la serenidad de una naturaleza no contrariada. Este contrapunto lo encontramos en la poesía de otros poetas tan imprescindibles como Jenaro Talens, Guillermo Carnero y Jaime Siles. Cada poema de JG es una lección de vida observada y vista con su centro de gravedad en el amor. Ésa es la religión que no encontró Nietzsche: el amor. Pero en la poesía de JG el amor no se reduce a su sentido convencional sino que entra en la categoría filosófica de los universales. Lo que solemos llamar “aciertos expresivos” abunda en este libro de manera poco usual, y los poemas logran una textura ajena a todo manierismo. El ritmo aflora misteriosamente como un brote del concepto, de la idea comprimida. El desánimo y el desencanto que transmiten muchos poemas son consecuencia del clamor, demasiado lastrado por el silencio, que provocan lo que ocurre en el mundo. Es bueno que el poeta lo refleje. Es imprescindible. Las primeras generaciones de poetas de la postguerra tenían un referente claro e inmediato ante el que alzar su voz; las actuales se encuentran ante la titánica tarea de apuntar en todas direcciones, de afirmar, por activa o por pasiva, que el mundo va mal, y que la primera condición para enderezarlo es el diagnóstico. VP