T102 - EL ULTIMO DESEO - SAGA GERALT DE RIVIA Libro 1 - Audio 3/3 - Literatura Fantástica Clásica

De guerra escribiente relatos historias de terra y de otros mundos el último deseo la saga de guerra de fidel de que causa que la voz de la razón seis el brujo desató la camisa despegó el lino mojados de su nuca en la cueva hacía calor demasiado en el aire flotaba un vapor húmedo y pesado que gotear sobre las mucosas piedras y las planchas de basalto de las paredes alrededor todo hubieran plantas crecían en gavetas en el suelo en recipientes rellenos de turba en grandes cajones macetas y jardín eras se encaramado por las paredes de piedra apoyadas en andamios y varas de madera gerald las mirado con interés reconociendo algunas bastante raras aquellas que entraban dentro de la composición de los elixir es y medicamentos de los brujos filtros mágicos y posiciones de miseria había otras todavía más extrañas cuyas propiedades podía poco más que imaginarse e incluso algunas que no conocía en absoluto y de las que jamás había oído hablar vio masas de los tracks de hojas estrellas cubriendo las paredes de la cueva compactas bolas de cabeza y vientos que sobresalen de enormes urnas basta goce de arenas días llenos de bayas tan rojas como la sangre reconocido las asociadas y carnosa hojas de la desconoce la las baladas y amarilla porteros de la norma intentes y las oscuras agujas de la pilarica alcanzó a ver las moras de musgo de hojas llegadas de la sangre y puesta los bulbos brillantes del ojo de cuervo y los pétalos rayados como tigre de la orquídea ratonera en la parte más oscura de la cueva se percibían los abogados ejemplares de los hongos si nacha grises como una chimenea obstruir a no lejos de aquí crecía la cia girona una hierba capaz de neutralizar cada toxina o veneno conocido saliendo de unas temporadas profundamente en el suelo unas escaleras escotillas de un amarillo grisáceo traicionan al rock una raíz de poderosas y universales virtudes medicinales el centro de la cueva lo ocuparon plantas acuáticas gerald vio cubeta llenas de error kaká y pestañas de tortuga y estanques cubiertos de una tensa piel debajo tierras plantas útiles para proteger de los parásitos colecciones de brazos llenos de retorcido riso más del doble de hijos alucinógenos esbelto escrito colores verde oscuro y obvios de todos estaba también la goza y en se negada corista y había cultivos incontables debemos algas y liquen espanta nosotros que con las mangas del hábito de sacerdotisa recogidas saco de una cesta unas tijeras y un pequeño rastrillos de hueso y sin una palabra se puso a trabajar que era él se centró en un banco entre dos columnas de luz que caían atravesando ochentas placas de cristal en el techo de la caverna la sacerdotisa murmuraba y ronroneo en voz baja mientras se introducía hábilmente las manos en la espesura de hojas y tallos hacia esquiar las tijeras y llenaba la cesta demás no ojos de hierbas arreglaba también las varitas y los marcos que sujetaba en las plantas removía la tierra de vez en cuando con el rastrillo a veces murmurando con cólera arranca batallitas resecos o podridos los arrojaba a unos es portillo repletos de u humos para disfrute de hongos y de otras plantas provistas de vainas y tortuosa mente retorcidas que el brujo no conocía ni siquiera estaba seguro de si se trataba de plantas le parecía que los brillantes riso