T5 | KM 30: Del odio al perdón #LaHamaca

Esto es latitudes soy tere góngora basterra y hoy en el kilómetro treinta además de cerrar la temporada nos moveremos del odio al perdón y viceversa anda valiente sigue que el perdón es un temazo yo doy adelante no yo voy adelante que no yo voy adelante no recuerdo muchos pleitos o discusiones con mis hermanas cuando éramos niñas quizá porque fueron insignificantes o porque fueron consecuencia de los roces que ocasiona la convivencia si recuerda sin embargo que cuando dejamos atrás los primeros años de la infancia y nuestros cuerpos empezaban a ocupar mayor espacio el asiento del copiloto se convirtió en un territorio deseado para la comodidad y el control de la radio aquel entonces era radio supongo que pasa de manera natural mientras más reducidas sean las oportunidades mientras mayores sean las diferencias más desear veamos alcanzar aquello que puede representar un privilegio así que aunque no recuerdo muchas de las discusiones o desencuentros entre mis hermanas y yo cuando éramos niñas sí que recuerdo la tarde en la que una de mis hermanas y yo peleamos por el asiento del copiloto ben viaja conmigo te llevaré á ese momento era un día caluroso de esos típicos de la mérida de yucatán en méxico mama una de mis hermanas y yo salíamos del colegio rumbo al vehículo empezó la discusión yo voy adelante no yo voy adelante que no que yo voy adelante que no quita yo aceleré el paso mi hermana me adelanto nos empujamos ella me sacó ventaja alcanzó primero la puerta me echo para atrás se sentó en el asiento del copiloto con fuerza cerró la puerta puse seguro y desde el interior del coche con una sonrisa irónica me confirmó su triunfo yo voy adelante no me sentó bien estaba encendida un verdadero fosforito no se tendría unos diez u once años la ira me fue alejando del pensamiento claro en modo bomba y con cierta carga de frustración ocupe el asiento de atrás conforme cerré la puerta lo dije lo dije alto claro rabiosamente enfadada te odio poco duró la verborrea se vio interrumpido abruptamente por una emoción contraria una emoción que no esperaba supongo que fue otra especie de choque pero esta vez un choque frágil mamá intervino no digas odio no digas odio pronunció la sentencia en una postura firme con voz quebradiza y los ojos húmedos es tu hermana no digas odio el agua cumplió con su labor de suavizar la situación por fuera yo seguía con el morro torcido y el rostro encendido pero hacia el interior la reacción de mamá provocó un pellizco en el corazón ella arrancó el coche empezó a conducir entre sollozos que sólo se veían interrumpidos por pequeñas frases no digas odio odio es una palabra muy mala mi hermana y yo mirábamos por la ventana mientras mamá volvía con sus intermitencias es tu hermana no digas odio ese día descubrí que hay palabras peligrosas y tóxicas con diez u once años aprendí que las palabras pueden ser como dardos que lastiman fui consciente de que esta palabra odio es desear el mal ese día vi la fragilidad en mamá fue una de esas grandes lecciones vitales que si hay suerte te llenan de conciencia aunque esto que te cuento que usted esté en el olvido de mi madre