Pues bien, sean suficientes estas citas y gestos tan dolorosos, entre cientos que podría traer, de este último obispo de Roma y de sus más inmediatos predecesores para exhibir las vergüenzas de quienes, en vez de llevar a las ovejas a verdes y tiernos pastos, las conducen a los abrojos de las peñas donde serán más fáciles presas del lobo sanguinario, y las abrevan, no en pozos de aguas cristalinas, sino en los charcos estancados y contaminados de ponzoña, predicando una doctrina que ya no es católica.
Parece, pues, que según aseguran Juan Pablo II, Benedicto XVI y Bergoglio, los judíos siguen hoy la Torá y a los Profetas, manteniendo su propia misión: Pero eso es un error de consecuencias gravísimas para los fieles católicos, porque los rabinos ni guardan ni se someten, en primer lugar, a Ley la de Moisés, como se demuestra por la lectura del Talmud, del cual vamos a hablar y a usar como fuente; y en segundo lugar, aunque de mayor calado, aunque así fuese, porque la Antigua Alianza fue abolida.
Tal vez se pregunte, si hasta aquí ha llegado, amable lector, qué es el Talmud. La presunta enseñanza oral transmitida por los rabinos es el Talmud. Esta vasta obra consta del Mishnat, el Gemara y el Tosephot como partes principales, más las notas marginales del rabino Asher llamado el Piske Tosephot y el Perush Hamischnaoth de Maimónides. El Talmud completo contiene, pues 63 libros y 524 capítulos. Existen otros 4 tratados breves, pero que no han sido incluidos en el Talmud ordinario. Ahora bien, habiendo estado en desacuerdo los rabinos sobre la interpretación de muchas de sus partes, surgió la necesidad de un libro que ofreciera soluciones concisas; necesidad que satisfizo el rabino Joseph Caro (1488-1577) con su comentario Schulchan Arukh –‘La Mesa Preparada’-; pero como las costumbres de los judíos orientales diferían profundamente de los judíos occidentales, no sirvió para contentar a todos; por tal motivo el rabino Moshe Isserles escribió un comentario sobre ‘La Mesa Preparada’ bajo el título de Darkhe Mosche –El Camino de Moisés-, que tuvo la misma buena aceptación en Oriente y en Occidentes, el cual se usó durante siglos. Sin embargo, en la actualidad el Schulchan Arukh de Joseph Caro es el que se utiliza principalmente en los estudios. Es muy difícil para los cristianos obtener una copia auténtica, ya que éstos suelen comprar, engañados, ediciones espurias que ocultan la mayor parte de las ofensas a Nuestro Señor escritas en él, ofertados en las librerías católicas, para más agravio. Con brevedad expliquemos estas partes y cómo surgen.
Los judíos del Talmud, que no de la Antigua Alianza derogada por Dios, afirman que Moisés recibió de Dios, además de las Tablas de la Ley, también oralmente las interpretaciones de la misma. Esta interpretación oral no fue transmitida a Josué, pero si a Josías y al cabo del tiempo a la Gran Sinagoga, y luego a ciertos rabinos hasta que ya no fue posible retenerla más. En el siglo II después de J. C.N.S., viendo los judíos que esta ley oral se desvanecía, un rabino de nombre Yehuda recopiló todas las cartas y formó el primer Mishnat, es decir, fijó las presuntas leyes orales por escrito. Aceptado, al principio, por las academias de Babilonia y Palestina, con el correr del tiempo surgieron muchas divergencias. Estas polémicas y diferentes resoluciones escritas sobre el Mishnat pasaron a formar parte del Talmud, llamándoles el Gemara. Pero existe, en principio, un doble Talmud: el palestino cuyo Gemara es obra de un solo autor y de contenido bastante vago y el babilónico, obra de varios rabinos durante distintas épocas, por lo que éste ha sido tenido en el más alto concepto por los judíos. Pues bien, al Gemarah le siguen ciertos agregados u opiniones de algunos rabinos posteriores que los usaron para explicar la Mischna en los colegios, pasando también al Talmud y se denominan Tosephot. Pero hubo también otros comentarios de doctores externos, es decir fuera de los colegios de enseñanza; estos comentarios se compilaron en sentencias breves y pasaron igualmente al Talmud, llamándoles Piske Tosephot. El Talmud babilónico estaba casi terminado en el siglo VII después de Cristo, y casi nada se añadió durante 400 años, salvo algún relevante Tosephot al comienzo del siglo XI y sobre todo, casi al final de ese largo periodo, el Perush Hamischnaoth de Maimónides.
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