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Todo nos da igual Nº 53. "Especial San Valentín. Morir de amor. Leyendas de cupido. Crímenes del corazón".

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Descripción de Todo nos da igual Nº 53. "Especial San Valentín. Morir de amor. Leyendas de cupido. Crímenes del corazón".

paranormal terror más allá enigmas fantasmas


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Comentarios

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Jose Maria Casanovas Rojas

Y por último, dedicado con todo mi amor (que se reciproco) a mi odiador, un último y breve apunte petulante de los que sé tanto disfruta y le agradezco lea. ¡Va por tí! ;D/ Muy de acuerdo con las opiniones de Laura Vivancos, pero aún iría mas lejos en la línea de la valoración de uno mismo sin una dependencia exógena : desde luego que se es algo sin el-la otr@, se es uno mismo. Junto al-la otr@ se es otra cosa, una hibridación habitable conocida, en el mejor de los casos, como “amor” donde uno, precisamente, consigue un vislumbre de liberación de su propio Ser individual (de ahí que sea tan adictivo, además de la liberación de hormonas y otras cuestiones de equilibrio-o desequilibrio- emocional). /Espero que no se me malinterprete con el siguiente argumento, como si pretendiese echar mas mierda sobre las personas que sufren maltrato de pareja, cuando es todo lo contrario. No solo deberíamos preguntarnos sobre las causas que hacen difícil la separación en una relación tóxica (para evitar llegar a ellas una vez dentro del ámbito de la pareja) sino qué motiva que nos parezcan atractivas personas que son evidentemente toxicas, personas que, como los animales que llevan conjuntados colores como negro y rojo, negro y amarillo, o son rojos, son de evidente toxicidad y convendría sortearlos y puentearlos en lugar de dejarse caer muellemente bajo su influjo como si la burundanga fluyera del sudor de sus axilas. Nadie dice nada de eso y si se dice es para aumentar la culpabilización de la víctima sumando al “¿Porque ha permitido que le pegue o se llegue a esa situación y no lo ha dejado antes?” aquello de “¿Es que no vio que era un chulángano asqueroso? Si es que se lo ha buscado ella solita” y el “Si ya se lo advirtieron y, ella, sorda a lo que le decían”. (Argumentos parecidos pueden encontrarse en todo tipo de relaciones de pareja y el nivel de toxicidad y sea quien sea la víctima). Parece que el amor en sí (tal y como se plantea el amor romántico idealizado), en su ignorancia y ceguera, atrapa a las personas haciéndolas irresponsables de una forma “natural”. Esta irresponsabilidad moral nos parece tan legítima (por parecernos “natural”, es decir, una conducta no modificable) como en la Roma antigua que se perdonase a los hijos adolescentes de las familias patricias por violar a mujeres plebeyas porque “ya se sabe, la juventud ha de sacar la tensión por algún lado”. Si se educa (como debe ser) a no ir por ahí violando a gente, ¿porque no se educa a entenderse un poco mas a un@ mism@, las necesidades, deseos y expectativas propias y a aprender a gestionarlas para llevarlas a buen puerto en lugar de dejar a l@s jóvenes indefens@s y dependientes de caballeros andantes de brillante chupa y potente moto entre las piernas o de las redes tejidas por viudas negras sobreprotectoras y caníbales (por poner dos arquetipos que atraen a l@s dependientes emocionales)? Parece que no se está demasiado por la labor de que la gente reflexione por sí misma y, como todos hemos de caer mas pronto que tarde en la casilla del querer en este juego de la oca de la vida (o mas bien de la gallina que corre sin cabeza), no parece lo mas adecuado enseñarles a hacerlo para que puedan sortear unos obstáculos que dejarán muchos herid@s de por vida o muert@s emocional o físicamente porque, de hacerlo, ¡quién sabe si aplicarían después los resultados de sus cavilaciones analíticas para orientarse vital, política, social, económica y laboralmente!...Eso sería muy peligroso y, por lo tanto, laissez faire, dejad hacer, que reciban banderillas y tercio de varas desde bien jóvenes (“¡bien picao, bien picao!” se grita desde la gradería) para que lleguen derrotad@s a la edad adulta y se les pueda “hacer una buen faena” desde el Poder, que puedan hacer con ell@s una “faena de arte” mientras permanecen entretenidos de cara a las tablas con la absurda esperanza de restañar sus viejas heridas cayendo en nuevos errores sentimentales y trasmitiéndolos a las nuevas generaciones./ Entonces, ¿Qué es “natural” y que no lo es en el querer? Bien, es fácil de entender: todo lo que sea follar y tener ganas de follar es natural y toda la parafernalia que conduce a que el folleteo se consume (o no) y, si es que sí se mantenga en lo mas alto, es artificial, cultural, y como hecho cultural puede ser corregido, como la supuesta necesidad de los teenagers romanos violando a diestro y siniestro (aun existen las manadas hoy en día, pero ya no son un mal endémico y causan alarma social en lugar de comprensión paternalista: los cambios son lentos, pero son… o llegarán a serlo). Para entender a qué me refiero con “cultural” pondré un ejemplo sencillo: la minifalda, es mas, la falda cinturón, en el siglo I a.C. era considerada cosa de machos ultraheterosexuales. Tanto es así que Julio Cesar era señalado como “travesti” porque, al estar acomplejado de sus piernas poco atléticas, las escondía bajo una falda a la altura de la rodilla. Por tanto, en la actualidad, ¿todos los que nos estimulamos hormonalmente al ver lucir piernas femeninas dentro de minifaldas somos homosexuales? ¿Las mujeres que en la actualidad llevan minifalda son unas “machorras”? Pienso que no en ambos casos; sucede que el significado (el artificio simbólico) del atuendo ha cambiado, sin embargo, en “lo natural”, nada ha cambiado en cuanto estructura física de la especie humana desde hace 2000 años y tanto entonces como ahora se folla de las mismas maneras. En definitiva, aunque lo parezca, la atracción que nos produce el-la pareja, la acción del ligue y la idealización del emparejamiento humano y sus expectativas no son hechos “naturales” como si lo es la berrea de los ciervos o los rituales de cortejo de algunas aves…etc. Desde luego, en un pasado remoto, fueron similares, después, equivalentes y, mas tarde, solo una coincidencia que se arrastra como convención tradicional. Lo de los animales parte del instinto de conservación de la especie, en los humanos es una ideación sociocultural, es decir, sujeta a los vaivenes de las expectativas y formas sociales de cada época y a la tradición cultural recibida. Dicho esto, cabe preguntarse: ¿Por qué, a fecha de hoy, nos siguen pareciendo atractivas las grandes caderas (de hembra paridora) y las grandes tetas (de hembra amamantadora) si, al final, se puede terminar pactando un emparejamiento sin hijos? También a las lesbianas les gustan las mujeres “muy mujeres” y no van a reproducirse con ellas. ¿Porque, a fecha de hoy, puede parecer atractivo el macho alfa brutal si no hay depredadores violentos (solo políticos y económicos) de los que proteger a la descendencia? También a los gays les gustan los hombres “muy hombres” y no van a reproducirse con ellos. Etc., etc. No se, es como ir al supermercado a por croquetas y pan para cenar y volver con unos calcetines y una corbata porque “como el super estaba cerrado me he metido en la tienda que había abierta en la calle y he comprao algo que se parecía en algo”: las necesidades propias son unas pero se encauzan a través de un discurso viejo e insatisfactorio que, a falta de otro, parece inevitable y fácilmente confundible con una situación “natural”. ¿Puede provenir de ahí la insatisfacción generalizada que llega a producir la vida en pareja? (pero se reincide en ella en la misma dirección que la estupidez según Einstein). De serlo, ¿no valdría la pena ir moviendo ficha de una vez para que dentro de 2000 o 3000 años (los cambios socioculturales son muy lentos a nivel antropológico) no sufra la gente por estas mismas mierdas (y lo hagan por otras)?/ Brazote!

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Jose Maria Casanovas Rojas

Veo que la pregunta de la noche (ser mas de querer o de ser querido) no ha sido respondida con un “ni lo uno ni lo otro, prefiero amar y ser amado”. Es curioso, ¿no? ;D

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Jose Maria Casanovas Rojas

Me ha impresionado la incorporación instantánea que el hermano Eduardo ha hecho de La Veneno: ha sido escalofriante, ¡que cambio de voz! Esa pluralidad foniátrica proveniente de “Legión” es la que aparece en las pelis y docus de posesiones diabólicas, no cabe duda.

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Jose Maria Casanovas Rojas

El grupo de Ochate… ¿Chateaba u ochateaba? ;D/ ¡Colegios de curas! ¡¡¡Eso si que es una experiencia paranormal terrible!!! Mira, mira, la gallina de piel!!!! Carles, podrías hacer un programa de este tema para el próximo Jalogüín: ¡Que cague!/ Me voy a hacer adicto de “el prisma de la razón”: si alguien quiere irse de copas con Ramón García de capa española tiene que ser un provocador nato (y de los kamikazes). Eso hay que escucharlo. Brazote!!!

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Jose Maria Casanovas Rojas

Los amantes de Teruel (tonta ella y tonto él) me ha recordado a la ceremonia del shutti hindú donde los cuñados de la viuda la empujaban al fuego (en teoría ella saltaba voluntariamente por "encendido" amor conyugal) donde quemaban los despojos de su marido. Esta leyenda turolense poco tiene que ver con el amor y mucho con el supuesto compromiso de fidelidad entre personas que presupone una invariabilidad de la experiencia vital humana que la hace permanecer imperturbable ante la experiencia existencial (incluido el mas allá, por aquello de la “media naranja” -como el carnet de identidad donde lo que nos identifica invariablemente es el numero, eso es lo que se supone que somos para la sociedad; esta conceptualización de la identidad es lo que permite las penas punitivas por parte de las justicias territoriales pues, si las personas no fueran SIEMPRE las mismas no serían punibles-). El amor como experiencia vital y voluntaria del individuo (es decir, lo que vale la pena del amor) no se toca ahí, solo se expresa una "situación cósmica" similar a la de un alineamiento planetario: un amor por destino y no por libre voluntad es como un matrimonio pactado por las familias antes de nacer los contrayentes. Y esto, me ha hecho pensar en el desplazamiento cultural y emocional de la injusticia social hacia la satisfacción masoquista. Por ejemplo, el tatuaje, ya como incorporación de símbolos mágicos de protección, de rango social o de esclavitud son símbolos de pertenencia a algo mayor que uno mismo… ¿suena de algo eso de “another brick in the Wall”? Sin embargo, el tatuaje se ha considerado una muestra de libertad personal desde mediados del siglo XX…en lo que se quiera gastar el dinero desde luego que lo es. Sin embargo, aunque fuera un símbolo de orgullo de uno mismo ante los demás, un símbolo de reafirmación, también dependería de algo más que de uno mismo para construirse como identidad libre o con voluntad de libertad. Pero, en realidad, se me ha venido a la cabeza aquella cosa taaaaannn romántica del recién casado que pasa a su mujer en brazos el umbral de la casa marital. Este símbolo arcaico que ha llegado hasta nuestros días, en la Roma antigua (creo que procedía de Grecia), significaba que la esposa ya no debía salir del Gineceo (tenía que estar en casa y con la pata quebrá pariendo hijos como una coneja) y, si salía a la calle, debía hacerlo con el permiso del marido. Que romántico ¿no?/ ¡Ah!, por amor no se mata, se mata por pérdida de posesión, en definitiva, por considerar que la pareja (víctima) ha dejado de cumplir con un sacrosanto pacto interpersonal que va mas allá de las personas mismas (un plan divino o cosa parecida) o por creer en la mierda esa de la media naranja y que el destino es quien une a las personas y no las circunstancias y la voluntad de ambos, elementos que, precisamente, son los que desunen lo que una vez unieron en el fluir constante y caótico de sus vidas.

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Jose Maria Casanovas Rojas

Sí, se puede morir de amor. Lo digo por experiencia propia.

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Luisber

Y por cierto los del Prisma, muy buenos.

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David

Ha sido un gran placer, Carlos, participar en tu programa con mis compañeros del Prisma de la Razón. Un fuerte abrazo.

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beatriz

Fantástico programa. Enhorabuens

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Luisber

Ese brujo es un asqueroso. Carlos has incluido una sección de humor repugnante en el programa. Que asco de tío. Ponte a trabajar . El poder celestial hermano Carlos... ¿Qué vas a ver tu? Tontolahaba

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