Un cristiano no puede ser poseído
1 Corintios 6:19 (NVI): “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños;”.
Por las evidencias que encontramos en las Sagradas Escrituras podemos responder categóricamente que un verdadero cristiano NO puede ser poseído por Satanás, ni por ningún demonio. No hay un solo caso en la Biblia que señale que un hijo de Dios puede llegar a estar poseído por un espíritu maligno.
Aquí algunos pasajes bíblicos que sustentan la afirmación anterior:
1. El Espíritu Santo habita en nosotros. “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños;”, 1 Corintios 6:19 (NVI). En una misma persona no pueden cohabitar el Espíritu Santo y los espíritus malignos (ver también 2 Corintios 6:14-18).
2. Dios nos ha librado del dominio y el poder de las tinieblas. “Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo,”, Colosenses 1:13 (NVI).
3. Dios está dentro de nosotros y los demonios fuera de nosotros. “…porque el Espíritu que vive en ustedes es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo.”, 1 Juan 4:4b (NTV).
4. Somos sellados por el Espíritu Santo. “No entristezcan al Espíritu Santo de Dios con la forma en que viven. Recuerden que él los identificó como suyos, y así les ha garantizado que serán salvos el día de la redención.”, Efesios 4:30 (NTV).
5. Si Dios nos guarda del maligno, entonces el enemigo no podrá poseernos. “Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo.”, 1 Juan 5:18 (NVI).
Quienes si pueden ser poseídos son los que no tienen al Espíritu Santo de Dios, es decir lo que no son hijos de Dios.
Lo que si puede hacer el enemigo a los hijos de Dios es molestarlos, afligirlos e influir en ellos. Como ejemplos tenemos los casos de Job (Job 1, 2); Pedro (Mateo 16:23) y Pablo (2 Corintios 12:7).
Debemos recordar que la Biblia es la única fuente de revelación divina sobre el mundo espiritual de satanás y los demonios. Las experiencias clínicas nunca podrán ser iguales a las Escrituras, y no deberían usarse para sacar conclusiones que no se enseñen primero con claridad en la Palabra de Dios.
Algo que también debemos tener bien presente es que satanás y sus huestes malignas no pueden hacer nada a nadie, a menos que tengan el permiso de Dios.
Por lo tanto, si eres un hijo de Dios puedes estar seguro de que, ni el enemigo, ni sus demonios, pueden poseerte. Y que lo que consigan hacerte, por la voluntad de Dios, será para tu bien (Romanos 8:28).
Si estás siendo atacado por los espíritus malignos fortalécete en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efesios 6:10-17).
¡Bendiciones!
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