Con las manos hundidas en los bolsillos y la vista fija en la tan promocionada sede que se hace llamar
Asociación Uruguaya de Fútbol, por calle Guayabo pateando fue llegando la gente del Club Atlético Unión de
San José, que sorprendido con la actitud del presidente de la AUF, Ignacio Alonso, la sorpresa fue aun mayor
cuando llegaron frente al edificio de la AUF, porque tanto en su puerta principal como en la calle habían
policías apostados, parte de una férrea seguridad que ha adoptado el propio Alonso, sumado a ese muro de hierro que ahora no permite ingresar a la casa mayor del fútbol uruguayo como en los viejos tiempos.
Ya nos contó nuestro corresponsal Eduardo Nicolás Ansola, que ahora para entrar al local de la AUF, hay que
presentar documento, porque ya no se puede entrar así nomás... Y cuando llegó la delegación de Unión para hacer la conferencia y protestar por la medida que adoptó Alonso de no darle a los maragatos ingreso a la tercera divisional de AUF, y a pesar de que no había ni un alma...
Finalmente Alonso eligió el diálogo e invitó a pasar a los representantes de los clubes Uníón y Rivera Hinterland para conversar en su despacho, y entonces, no fue necesario cuerpear a nadie para llegar a otro extremo en busca de una palabra oficial.
Allí el gerente deportivo de Unión empezó a subir las escaleras hasta la segunda bandeja. Sin apuro. Le tranquilizaba, eso sí saber que iba a tener cara a cara al presidente de la AUF, para hacerle saber que sus jugadores estaban igual o peor que él... nadie fue a buscar consuelo; más bien, como si en al vuelta a lo esencial estuviera la fuerza para seguir. Y fue así que se dio.
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