En este episodio de Onda Corta traemos en conversación al artista José Herrera (La Laguna, 1956) y a Néstor Delgado como consecuencia de la muestra “Velar la forma”. Esta exposición, comisariada por Gilberto González, que puede visitarse hasta el 11 de septiembre de 2022, recorre su proceso de investigación a lo largo de los últimos 40 años, en la que se incluyen algunas de las obras de Museos Nacionales como Patio Herreriano y Reina Sofía.
José Herrera encarna una de las trayectorias más coherentes y tenaces del panorama nacional. Su trabajo se inscribe en la generación de los 80 del pasado siglo y entre quienes propiciaron la renovación de los lenguajes plásticos en las islas, puesto que en ese momento se establece una serie de particularidades que vinculan a las islas, más a corrientes centroeuropeas y latinoamericanas, que a la formalización del resto del estado.
Es fundamental entender que igualmente en él, subyacen dos principios centrales. El primero, que lo ausente es igual de importante que lo presente y el segundo, la introspección como modo de sentir el hacer. Herrera dibuja el objeto en el espacio haciendo evidente el vacío. Alineado con el pensamiento oriental, entiende que la ausencia de materia ya es espacio y debe tenerse por ello presente. Asistimos así a la representación de un todo donde acabaremos por comprender el valor de lo atmosférico más allá de la propia obra. Por ello el modo de iluminar y la colocación son cuestiones que estudia de la misma forma minuciosa en la que asume la ejecución. Quien necesite más claves tiene en la arquitectura un buen recurso. Desde la contención Herrera asume que la construcción de un artificio requiere que se entienda como una extensión de nuestro cuerpo, ni más, ni menos, tal y como hace la buena arquitectura cuando dialoga con el medio. El objeto es en sí, una visión especular de nosotros mismos.
En la obra de Herrera resulta complejo definir su trabajo en torno a categorías como escultura, pintura o dibujo; de múltiples formas persigue la expansión de la línea como elemento esencial del dibujo pero procurando alcanzar la tridimensionalidad. Definido muchas veces como artista del silencio y simplicidad, acaba por encerrar en su trabajo de manera paradójica una complejidad procesual que, sin embargo, acaba por quedar oculta a ojos del espectador.
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