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Este asunto de los rayos de sol filtrándose por entre alguna abertura u oquedad de alguna construcción, solamente durante dos o tres días y en los dos únicos equinoccios de cada año, en primavera y otoño era desde tiempos remotos - y como ejemplo de esto pongo el que se da en el vetusto mausoleo arqueológico, el Dolmen de Menga en Antequera, Málaga y que la luz solar se puede colar hasta iluminar una zona cripta concreta - motivo creado para orientación de los humanos en aquella situación remota. Con estas luminarias naturales solares se conseguía señalar la época de crias en los animales, por ejemplo. Claro ejemplo de todo este conjunto de luz indicadora se refleja en muchas iglesias y catedrales. Javier Sierra nos relata de una luminaria fantástica en el monasterio de San Juan de Ortega en la localidad de Burgos. Allí se puede presenciar sobre las seis de la tarde como un rayo o haz de luminaria del sol se proyecta hacia un capitel en el cual se muestra una escena de La Anunciación de la Virgen María; la imagen de la virgen con las manos extendidas hacia fuera e iluminada constituía para el mundo 🌎 antiguo que, en este caso del equinoccio de primavera, La Virgen se quedaba encinta, con lo cual a los nueve meses, en diciembre y Navidad 🎄 nacería Jesús de Nazaret. Para el mundo antiguo, La Piedra, La Luz, El Sol en conjunto formaban para ellos una especie de teatro o representación espiritual del milagro de Dios en el vientre materno de Santa María Virgen y su posterior Natividad en diciembre a los nueve meses. Según Javier Sierra nos explica, en el Túnel de Valdealgorfa, en la localidad de Teruel se llegan a producir en los dos equinoccios del año - si no está nublado o lloviendo - este hecho alucinante, dónde y durante unos segundos los rayos del Sol recorren los dos kilómetros de distancia del túnel, a las siete de la mañana en primavera y a las ocho en otoño.