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Comentarios
Se deja entrever un mensaje, un verdadero paralelismo o coincidencia entre las leyendas circundantes de esa monstruosa criatura caverna ría y las toscas representantes en barro. Me produce la sensación de que esas ancestrales y remotas, numéricas representaciones en unas figuras con relieves y expresiones de terribles y monstruosas criaturas de épocas muy prehistóricas coinciden con la apariencia física de CHAN hasta los tiempos de hoy y más actuales. Por su leyenda y testimonios acerca de quienes han visto esa enorme criatura, parecida a la de NESSI - parece ser que el barro y su artista /as de milenios atrás ya desearon plasmar algo muy grande y abismal, terrorífico que ya respiraba en aquéllos tiempos tan lejanos y en tierras del que es el México actual. " Coincido con nuestro querido y apreciado maestro Don Fernando en que nadie, por muy loco que estuviese /en antaño emplearían su vida y su tiempo en plasmar tan vasto testimonio, si no fuese, quizás, por la aberrante apariencia de estas criaturas que habitarían entre ellos en aquellos momentos de la historia. O bien también fuese un trabajo alterado, producido por la ingesta de sustancias alucinógenas por parte de sus artesanos y que les crearía unas surrealidades, dejándoles la puerta abierta para que entrasen en la experiencia de unos episodios inducidos, los cuales le conducirían a majestualizar estos monstruo s, desfigurados al estilo de Vangod, por la misma psicosis esquizofrenica y que de por sí les causarían tremendo pavor y que de seguro existieron entre ellos". Se vislumbra las similitudes reflejadas entre las criaturas de las figuras y esa especie de ser llamado CHAN; mezcla entre tortuga y serpiente gigantesca que aún se ha dejado ver por algunos testigos de la zona en cuestión.
Muy interesante el tema.
Toscamente modeladas y cocidas con prisa, como si, por alguna razón desconocida, los artesanos hubieran sentido la urgencia de dejar ese testimonio para generaciones futuras, las misteriosas figuras de Acámbaro representan la más fantástica fauna que pueda imaginarse. Es posible que sean el fruto de un delirio inducido por el peyote, aunque quizás se trate del recuerdo transmitido de padres a hijos de criaturas, hoy desaparecidas, que en otro tiempo convivieron con el hombre en aquella parte de México. Pese a su extraordinario interés, el tema figuraba en apenas media docena de libros y siempre con las mismas fotografías. La razón era simple: trastornado su cerebro tras un accidente, su descubridor y, después obsesionado coleccionista, decidió enterrar las figuras de Acámbaro en el olvido y no compartir con nadie su secreto. Durante cuarenta años, nadie volvió a saber de ellas, hasta que “EN BUSCA DEL MISTERIO” dio con su paradero. Hoy existe un museo en esa ciudad donde se exhiben parte de esas treinta y cinco mil figuras, pero fue gracias a este documental. Ahora, el espectador puede asistir a ese momento histórico en el que, tras décadas de oscuridad, los bizarros monstruos de barro, remedo de los que poblaron la tierra hace millones de años, vieron de nuevo la luz.