Voces del Misterio RELATO DE TERROR: ¿Quién llama a la puerta?

Por aquellas fechas felices incluso vivíamos en un pequeño pero confortable chalet adosado a pocos kilómetros de mi pastel una noche y de otoño entre las dos y las tres de la madrugada cuando estábamos al parecer en el sueño más profundo escucha trabajo la puerta golpes que seguramente confundí con algún fueran que me saco en definitiva de las profundidades de mi letargo roy oído que están llamando si puede ser a estas solo comprendido están llenando de nuevo porque no usan como todo el mundo por no lo visto como una protesta del club pero tendrás que bajar comprobar que estaría mal nuestros vecinos necesitan algo pila o han entrado por el jardín si esta noche también cerrar estuvo que se oído protectora producto me tiré de la cámara un salto confieso por si a alguien le ha sucedido alguna vez lo mismo que momento semejantes cualquier persona siente cómo decirlo cierto reparo más bien es cierto porque siempre resumen insistente llamada en tu puerta de la madrugada esperas algún inquietante generalmente nada bueno antes de descender las escaleras que se cerciore de si los niños seguir dormidos y vivir la satisfacción que produce ver a tus hijos bien dormidos en aquel momento han dejado de sonar los cortes en la puerta barco decidí bajar hasta el rellano que quieres nadie me respondió nunca me he atrevido a levantar la mirilla una cierta precaución siempre me lo han aconsejado sin embargo aproxime a puerta con intención de percibir asco con algún ruido varias horas en vista de que nadie contestaba pero sabiendo que fuese tenía intención de abandonar hasta que no le abriera me armé con un machete que tenían el pasillo tratada como decoración eres que el llamado por tu cabeza pasan en esos instantes y clínica situaciones éticas casi como si verdaderamente las piernas viviendo q me imaginaba en el suelo vagabundo hambriento y y muerto de frío un vecino lindo es asistido incluso sospechoso si algún pariente enviado a un viajantes despistado a quien tiene que dar cobijo que mis manos no van bien con los rojos sin embargo los golpes pesar estaba dispuesto afrontarlo todo por lo que abrí la puerta decididamente y sin pensarlo que muchacho que texto aquí como venido hijo también giro pero mi mirada aquí en la penumbra estaba roto