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Comentarios
Creo que en su relato están mezclando dos historias que no tienen nada que ver entre sí, el hugonote que naufragó y fue acogido en Narros, fue en 1572, y no tenía nada que ver con el barco Gustav que naufragó en Zarauz en 1874, que por cierto, sigue allí. Y en cuanto a los sucesos que describió el Padre Coloma, están más relacionados con el cuadro de una monja que con el náufrago.
Unos acontecimientos de toda clase, de naturaleza e índole «paranormal» nos relata aquí en esta oportunidad y experiencia excepcionales de escucharlas y disfrutarlas a través del buen hacer narrativo que logra siempre hacer desplegar el Grande de José Manuel García Bautista. Un palacio que fue testigo hace unos siglos de ese infierno frente a la playa, la desafortunada zozobra de un antiguo barco procedente de Francia. El infierno que se puede hacer realidad hoy en día también, pero derivado ya de aquél navegante herido y socorrido dentre sus muros, de sus supuestas y muy seguras manifestaciones fantasmagóricas y de otras efemérides en el susodicho palacio de Narros de la localidad de Zarauz en Guipúzcoa. De frente a sus costas se vino a socorrer en otrora al desagradable y desagradecido marino medio moribundo y que hoy en día continúa dando la lata y protestando desde ese otro lado, desde ese «más allá» donde no parece poder buscar y encontrar esa Luz que le haga llegar dónde realmente debe estar.