LA VOZ QUE FUERA UN DIA-10
A veces se ablandan los ánimos cuando la paz toca el borde de los talamos,
se unen ternura y bostezos a insomnes pensamientos y sueños de cristal,
se olvidan los momentos de luchas arrastrando cadenas, anhelos y esperanzas
de conseguir mañanas envueltos entre sabanas de armiño o de sedas.
Y la voz se adormece también en los brazos o en alas
de esa seguridad que es falsa y fría como el mármol,
hundiéndose en el barro de tierras movedizas, escondiendo la voz
en las venas de cuevas que el temor nos regala.
Mas la voz ha de ser aurora boreal cada día que nace, elevarla a lo alto,
que la escuche el villano, que se lave las manos de la sangre de otros,
y que se escupa el odio en la obsesión que tiene de conseguir arenas,
de gobernar planicies que son de este planeta y que no tienen dueño.
que la voz se crezca como piedra, ave fénix dura como las rocas,
ardiente como teas agarrando las manos al grito que emitimos,
golpeando sus frentes quemándoles los ojos, también los corazones.
clavando las esquirlas de carbón en sus almas.
Cuanto gozo me da elevar esa voz que un día nos naciera,
la voz que fuera un día el idioma de tantos,
la voz de la nación que enarbola verdades, que derrite los hielos,
que lucha por anhelos de todos los que somos, y no por los recelos,
por no haber conseguido en buena Liz, ni con todo el trabajo,
aquello que el esfuerzo te regala en reposo al final de la vida.
Creo ser un acierto la voz que nos defiende, la que pinta de júbilo,
refuerza las arterias con los golpes del alma, la que coje el peligro
y agarra por las ramas y destroza quimeras traidoras de tormentas,
la que inverna en la paz y florece en las guerras librando de traidores,
esos que se refugian y esconden en mentiras y apuñalan después
a las banderas blancas, hiriendo esperanzas, pisando las amapolas
que se hunden en tierra.
Hay que cerrar por siempre la espiral que del mal oscilante resurge,
no creerla esa endeble alimaña maligna que pide misericordia
después de haber segado la paz y la alegría,
encerrarla por siempre hasta que se le olvide rompernos las columnas
que sostiene la luz sobre la niebla oscura que les nace del odio,
de violencias cobardes y que vivan por siempre muy lejos y en tinieblas.
Chema Muñoz©
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