LA VOZ QUE FUERA UN DÍA- 20
Esta existencia no será de nadie sino tuya,
y si al venir viniste solo con la ayuda de dolor,
esfuerzo y llanto, al decir adiós e irte, procura hacerlo sin llorar,
sin doler, sin que nadie asista a tu marcha,
porque solo es el derecho de quien te creó,
no de nadie, o si la cobardía te asistiera solo sería tuyo.
Mas no te ausentes sin haber dado algo al venir,
sin haber pagado tus deudas por venir, o sin llevarte
los deseos cumplidos y los cantos entregados a la alegría,
no te ausentes sin graduar el día, la hora, porque la noche
es un manto de traición para la marcha, para las olas,
a pesar de estar bajo un manto de estrellas y en silencio.
No saben los natos de tiempo, de cielos, ni de amores
hasta sentir una boca abrazando tu lengua, una mirada,
hasta gozar del olor de la piel reservada al calor en la noche.
No sabe aquel que se ausenta en cobardía que unos zapatos
al borde de la muerte no andarán ningún camino, que esa nota
quedara en el olvido y la vida no espera al cerrarse la puerta de la vida,
dejando el corazón enfermo y abatido, equivocando ventanas de salida
para volar a ras de superficie a ese aire insulso sin nortes
ni estrella de los vientos, sorteando riscos verticales,
saliendo del mapa de los mundos hacia un insomnio permanente.
Esta existencia no será de nadie sino tuya, también tuya será la muerte
Irte o venir no esta en tu mano, solo poder tomar y dar sol y aposento
al tiempo y cuadrante de un sorteo del que es autor la coincidencia,
tu solo eres celuloide con un fin cuando caiga el telón
de tu propio teatro de la vida.
Chema Muñoz© 16/5/2022
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