nº 396: ¿Qué actitud tiene un cristiano ante la ira?
San Pablo dice: «Si os indignáis, no lleguéis a pecar; que el sol no se ponga sobre vuestra ira» (Ef 4,26). [2302-2304]
La ira o cólera es en primer lugar un afecto natural, como reacción a una injusticia experimentada. Pero cuando la cólera se convierte en odio y se desea el mal del prójimo, lo que es un sentimiento natural se convierte en una falta grave contra la caridad. Toda ira incontrolada, especialmente el deseo de venganza, está dirigida contra la paz y altera «la tranquilidad del orden».
nº 397: ¿Qué piensa Jesús de la no violencia?
La acción no violenta tiene un gran valor para Jesús; él dice a sus discípulos: «No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra» (Mt 5,39). [2311]
Jesús rechaza a Pedro, cuando quería defenderle mediante la fuerza: «Mete la espada en la vaina» (Jn 18,11). Jesús no llama al uso de las armas. Calla ante Pilatos. Su camino es ponerse en el lado de las víctimas, subir a la cruz, redimir al mundo mediante el amor y llamar bienaventurados a los que buscan la paz. Por eso la Iglesia también respeta a las personas que, por motivos de conciencia, rehúsan el empleo de las armas, pero se ponen de otro modo al servicio de la comunidad. ?283-284
nº 398: ¿Tienen que ser pacifistas los cristianos?
La Iglesia lucha por la paz, pero no sostiene un pacifismo radical. Pues no se puede privar ni al individuo ni a los Estados y comunidades del derecho fundamental a la legítima defensa ni a la defensa mediante las armas. La guerra sólo se justifica moralmente como último recurso. [2308]
La Iglesia dice inequívocamente no a la guerra. Los cristianos deben hacer todo lo posible para evitar la guerra ya antes de su inicio: se oponen a la acumulación y al tráfico de armas; luchan contra la discriminación racial, étnica y religiosa; contribuyen a que se acabe la injusticia económica y social, y fortalecen así la paz. 283-284
nº 399: ¿Cuándo está permitido el empleo de la fuerza militar?
El empleo de la fuerza militar sólo es posible en caso extremo de necesidad. Para una «guerra justa» se requieren las siguientes condiciones:
1. Constancia cierta de la gravedad de la agresión;
2. Que sea la única y última posibilidad de defensa;
3. Condiciones serias de éxito;
4. Proporcionalidad de los medios empleados. [2307-2309]
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