El silencio de la mente llega de forma natural, fácilmente, sin ningún esfuerzo, si uno sabe observar, mirar. Cuando observe una nube, mírela sin la palabra y por tanto sin el pensamiento; mírela sin la división del observador. Entonces hay consciencia y atención en el mismo acto de mirar; no la determinación de estar atento, sino mirar con atención; aunque ese mirar solo dure un segundo, un minuto, eso es suficiente. No sea codicioso; no diga "Tengo que tenerlo durante todo el día". Mirar sin el observador significa mirar sin el espacio entre el observador y lo observado, lo cual no quiere decir que uno se identifique con lo que está observando.
Así, cuando uno puede mirar un árbol, una nube, la luz en el agua, sin el observador, y también -lo cual es mucho más difícil, necesita más atención- si uno puede a mirarse a sí mismo sin la imagen, sin ninguna conclusión, porque la imagen, la conclusión, la opinión, el juicio, la bondad y la maldad, tienen su centro en el observador, entonces encontrará que la mente, el cerebro, se vuelve extraordinariamente quieto. Y esta quietud no es algo que se pueda cultivar; puede suceder, sucede, si uno está atento, si es capaz de observar todo el tiempo; observar sus gestos, sus palabras, sus sentimientos, los movimientos de la cara y todo el resto.
J. Krishnamurti
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06.12.2016
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