Has elegido rechazar las cookies basadas en consentimiento que utilizamos principalmente para gestionar la publicidad. En adelante, para acceder a nuestra web tienes que elegir alguna de las siguientes opciones.
Premium
3,99 €/mes o 39,90 €/año
Sin publicidad y mucho más
Plus
Por 9,99 €/mes
Contenido exclusivo y sin publicidad
Si has cambiado de idea, puedes aceptar las cookies y continuar usando iVoox de forma gratuita.
Con tu consentimiento, nosotros y nuestros 813 socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales, como tus visitas a esta página web, las direcciones IP y los identificadores de cookies. Algunos socios no te piden consentimiento para procesar tus datos y se amparan en su legítimo interés comercial. Puedes retirar tu consentimiento u oponerte al procesamiento de datos según el interés legítimo en cualquier momento haciendo clic en ''Obtener más información'' o en la política de privacidad de esta página web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
Almacenamiento y acceso a información de geolocalización con propósitos de publicidad dirigida, Almacenamiento y acceso a información de geolocalización para realizar estudios de mercado, Almacenar la información en un dispositivo y/o acceder a ella , Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos , Publicidad y contenido personalizados, medición de publicidad y contenido, investigación de audiencia y desarrollo de servicios , Uso de cookies técnicas o de preferencias.
Comentarios
Esta meditación me pareció un poco negativa. Hasta ahora, sus meditaciones habían sido positivas, invitandonos a luchar para ser mejor es. En esta ocasión, resalta mucho lo negativo de los fariseos y eso, no me pareció bueno, siendo que tal vez eran así pero no había porqué indicarlo tantas veces.
Dios es infinitamente bueno, pero también es infinitamente justo. Perdona al hijo pródigo cuando éste se arrepiente y pide perdón. Usted parece contemplar que somos como los fariseos si no contemporizamos con los pecadores. Eso no es cierto, todos tenemos hijos o parientes cercanos que están apartados, y tratamos con cariño, procuramos acercarlos y rezamos para que se conviertan, pero no les facilitamos la vida en pecado dándoles la impresión de que todo es relativo, de que se van a salvar, una actitud protestantista, ¿ya estamos salvados hagamos lo que hagamos?. Porque no hace referencia para nada a la conversión, solo a la misericordia como fin en sí mismo, como la limosna y lo social de la Iglesia.